viernes, 31 de enero de 2025

CUENTO DE ENCUENTROS


















Escribe: Gabriela Borraccetti *

El arte y la ciencia se encontraron en el supermercado. Él venía con el pelo recogido y las manos llenas de carbonilla, porque hasta último momento había estado plasmando los sueños en su tela. Ella, en cambio; con el apuro que siempre lleva para no perder el hilo de algún pensamiento, tuvo un segundo para recordar que en la heladera se estaba creando un paisaje cubierto de hielo y nieve.
Se cruzaron, se reconocieron, se saludaron con sendas sonrisas, comentaron el precio del arroz, de la lata de atún, e intercambiaron la valiosa información de la apertura de un supermercado más económico en la otra esquina.
Como todos saben, en nuestras cabezas el arte y la ciencia ocupan habitaciones separadas, pues en el ala izquierda vive la lógica, y en la derecha habita la creatividad. 


Fue así que durante mucho tiempo caminaron por veredas separadas haciendo que en algunos barrios, aún sigan mirándose con cierta desconfianza, y que la ciencia suela calificar al arte de descuidado y soñador; mientras a su vez, éste la mire como diciéndole: “¡vieja loca!”.
Por suerte, en las calles de mi barrio, donde todo el mundo conoce a todo el mundo, se huelen los perfumes de los sueños jugando con los pensamientos... Y se puede ver a lo finito perdiéndose en lo infinito.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

miércoles, 29 de enero de 2025

LAS CIUDADES DEL NOMBRE DE JESÚS Y DEL REY DON FELIPE


















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Sus tan leales y constantes vasallos que por servir a V.M. se han quedado en regiones tan remotas y espantables. (Pedro Sarmiento de Gamboa, Memorial a Su Majestad Felipe II, 21 de noviembre de 1591)

En su obsesiva búsqueda de la mítica ciudad de Trapalanda, los españoles se habían percatado de que los piratas ingleses podrían eventualmente pasar por el estrecho de Magallanes desde el Atlántico al Pacífico, y robar y asolar en las costas de Chile y Perú. Ingenuamente, supusieron que bastaba con esparcir la noticia de que el paso se hallaba cerrado por "una mole de piedra o isleta arrastrada por las tempestades", para hacer desistir a quienes tuvieran esa intención. Vana ilusión. Y craso error descansar en ella.
En 1577 el traficante de esclavos y pirata inglés Francis Drake (Francisco Draques para los españoles) partió del puerto de Plymouth al mando de una armada integrada por cinco barcos, y luego de atravesar, a mediados de 1578, el estrecho; entró en el Pacífico atacando y robando los buques cargados de oro y plata surtos en Valparaíso, Coquimbo y Arica. Y al filo de la medianoche del 13 de febrero de 1579, arribó al puerto del Callao, que estaba absolutamente desguarnecido, donde se hizo con la presa más codiciada: el galeón Nuestra Señora de la Concepción, con sus bodegas repletas de metales preciosos, y donde, después de saquearlos; hundió algunos barcos españoles de pequeño calado y cortó a otros las amarras dejándolos al garete a fin de que no pudieran emplearse en su persecución; tras lo cual huyó a toda vela. En dicha incursión, Drake robó tesoros por valor de 250.000 libras y pudo escapar sano y salvo con su cuantioso botín, tras haber circunnavegado el globo convirtiéndose en el segundo en hacerlo, más de medio siglo después de la epopeya de Juan Sebastián Elcano.


Lógicamente, tal circunstancia generó en el virrey del Perú, Francisco Álvarez de Toledo, la imperiosa necesidad de poner sobre el tapete la cuestión relativa al estrecho de Magallanes. En consecuencia, resolvió enviar a la zona una armada integrada por dos barcos, el Nuestra Señora de Esperanza y el San Francisco, al mando de la cual iría como capitán general Pedro Sarmiento de Gamboa, con el mandato de explorarla a fondo y determinar los sitios más aptos para erigir fortificaciones en ella. De ciento doce hombres entre marinos y soldados (todos y cada uno de ellos cuidadosamente seleccionados por el propio Sarmiento de Gamboa) se componía la expedición.
Las instrucciones que fueron impartidas por Álvarez de Toledo abarcaban, desde el mandato de realizar un reconocimiento profundo y una descripción detallada de las regiones del estrecho, hasta el de la clasificación taxonómica, pasando por el de entablar relaciones con "los de la tierra" (los indios) que hallare”; sin perder de vista el objetivo principal: la determinación de los puntos del estrecho que habrían de fortificarse de modo de impedir el paso de navíos piratas ingleses a través del mismo. Luego de concluida la empresa, uno de los dos barcos volvería al Perú; mientras que el otro se dirigiría a España a dar cuenta de todo al rey y preparar la segunda expedición, esta vez, colonizadora, que fundaría en esos puntos que se hubiesen elegido, los reales y ciudades. Y obviamente, se le ordenaba confeccionar la crónica de todo.
Fue en virtud de lo antedicho que Sarmiento de Gamboa escribió su monumental Viage al Estrecho de Magallanes por el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa en los años de 1579 y 1580 y noticia de la expedición que después hizo para poblarle, obra que fue editada en Madrid recién en 1768.
No debe extrañarnos que hayan transcurrido casi dos siglos hasta ser editado y publicado por primera vez; pues obviamente, al constituir una cuestión de estado y por lo tanto, secreta; el relato de Sarmiento de Gamboa era estrictamente confidencial y estaba dirigido sólo a la corona española, es decir, el rey y sus funcionarios de máxima confianza. El diplomático e historiador chileno José Miguel Barros descubrió en Filadelfia, Estados Unidos, el manuscrito original redactado de puño y letra por Sarmiento de Gamboa, rubricado por él, con las firmas, además; de todos los tripulantes del Nuestra Señora de Esperanza y autenticado por el escribano real Juan de Esquivel.
Si le interesa, mi querido amigo lector, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes puede usted acceder a la edición digital de dicha obra a través de este ENLACE.


Del texto se desprende un Sarmiento de Gamboa que se vio obligado a poner en caja a su segundo, Juan de Villalobos (quien iba al mando de la nave almiranta y que tenía tendencia a adelantarse siempre), ordenándole, so pena de la vida, que la almiranta no se apartase de la capitana ni de día ni de noche; a sofocar un motín ejecutando a su promotor y cabecilla, el alférez Juan Gutiérrez de Guevara, a quien mandó dar garrote por traidor; y a poner en fuga un barco francés, pese a la superioridad de éste en hombres y cañones. Su ego estaba por las nubes: mandaba, como general en jefe, una armada del virrey del Perú, se hallaba resuelto a cumplir su misión a pesar de cualquier contingencia y no estaba dispuesto a tolerar debilidades. Se arrogaba el descubrimiento (descubrimiento formal, quiere significar, pues dispone de escribano) del estrecho, al cual puso el nombre de Madre de Dios (y agregaba: "antes llamado de Magallanes").
El 15 de agosto de 1580, a diez meses de haber zarpado del Callao, cruzado el estrecho en sentido oeste-este y después de afrontar innumerables vicisitudes y privaciones; un macilento pero exultante Sarmiento de Gamboa llegaba a España con sus hombres e inmediatamente solicitaba audiencia al rey, quien a fines de setiembre lo recibió en Badajoz, donde expuso ante el monarca su proyecto, el cual consistía en fundar y poblar en el estrecho dos ciudades con fortificaciones artilladas.
Luego de escucharlo, Felipe II se mostró interesado en el asunto y encargó su planificación al Consejo de Indias. El duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo; y el general de la Armada de la Carrera de Indias, Cristóbal de Eraso, estimaron que era más efectiva la creación de una gran flota que vigilase las costas de Chile y Perú, y las protegiese de los piratas; antes que una dificultosa y más que problemática erección de fortalezas en el estrecho; pero prevaleció la opinión favorable al proyecto.
Una vez aprobado el plan, el propio rey intervino activamente en él. A propuesta del Consejo de Indias (y contra la opinión de Eraso), designó general de la armada que se formaría, a Diego Flores de Valdés, un bueno para nada que gozaba del favor de importantes personajes de la corte.
La empresa colonizadora y militar, que fue de las más costosas, formidables y ambiciosas que encarara la corona española (veintitrés navíos que transportaban casi tres mil personas entre hombres, mujeres y niños), resultó en un verdadero desastre.


La cosa empezó mal, seguiría peor y terminaría en calamidad. Baste con decir que la flota zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 25 de setiembre de 1581 y, ni bien salió del puerto, un terrible temporal se abatió sobre las naves, naufragando cinco de ellas y pereciendo ahogados ochocientos hombres. Volvió a partir desde Cádiz el 9 de diciembre, y después de arrostrar grandes peligros, mil desgracias, tempestades, epidemias, motines, padecimientos indecibles, hambre, desnudez y las manifiesta ineptitud y declarada enemistad de Flores de Valdés (quien desertó y regresó a la península, donde en 1588, en el marco de la guerra hispano-inglesa de 1585 a 1604, se le imputó cobardía y fue encarcelado); Sarmiento de Gamboa llegó por fin al estrecho el 1 de febrero de 1584, fundando solemnemente el 11 de ese mes, cerca del cabo Vírgenes, la ciudad Nombre de Jesús. Y seguidamente, el 25 de marzo, cerca de Punta Arenas, la ciudad Rey Don Felipe, dando así cumplimiento al mandato de la corona. Ninguna de las dos podría perdurar.


El 26 de mayo, estando a bordo de su nave anclada junto a Nombre de Jesús, un temporal cortó las amarras y lo arrastró hasta el Atlántico. Ante la imposibilidad de volver a cruzar el estrecho, se dirigió al Brasil, y luego de enviar muchas cartas a España en procura de socorros para las colonias sin obtener respuesta (a todo esto, Felipe II había ordenado el envío de ayuda, pero la maraña de la exasperante burocracia española no llegó a efectivizarla, aunque claro; eso no podía saberlo Sarmiento); decidió ir él mismo a la península a reclamarla. Ya nunca podría volver a las ciudades que había fundado, pues en 1586 fue tomado prisionero por los ingleses, y después por los hugonotes franceses.
¿Qué pasó con la gente de las ciudades que fundó me pregunta, estimado lector? Desembarcaron y quedaron en el estrecho trescientas treinta y siete personas. Todas ellas, menos una; murieron allí. Algunos, los menos, perecieron en combates con los indios o ajusticiados por orden de Sarmiento de Gamboa (como por ejemplo, cuatro soldados que fueron degollados por la nuca por amotinarse y planear asesinarlo -aunque él, en su relato, dice que hizo ejecutar sólo al cabecilla, Juan Rodríguez; perdonando a los otros-) o los oficiales que quedaron después de su involuntaria partida del estrecho; y el resto, falleció de enfermedades, de frío y sobre todo, de hambre; excepto un soldado: Tomé Hernández, natural de Badajoz, quien fue rescatado el 7 de enero de 1587 por el pirata inglés Thomas Cavendish. A esa fecha, sólo quedaban con vida quince hombres y tres mujeres quienes, escuálidos y desfallecientes, vagaban por la costa buscando marisco. Hernández logró evadirse de los ingleses el 30 de marzo en la bahía Quintero, y recién treinta y tres años después, el 21 de marzo de 1620, por disposición del virrey del Perú, Francisco de Borja, príncipe de Esquilache, se le tomó declaración para que narrara lo sucedido a la gente de Nombre de Jesús y Rey Don Felipe; gracias a lo cual hoy podemos conocerlo nosotros.
En 2003, 2005 y 2006 un equipo de científicos argentinos encabezado por la doctora María Ximena Senatore, historiadora y antropóloga, realizó estudios y excavaciones que permitieron determinar el lugar exacto donde se situaba Nombre de Jesús, descubriéndose su iglesia y cementerio con cinco enterratorios que contenían los esqueletos de cuatro individuos adultos jóvenes (tres masculinos y uno femenino, con evidencias de patologías relacionadas con estrés nutricional) y el de un niño-adolescente; y hasta la moneda de plata, las dos planchas de hierro y la botija que el propio Sarmiento de Gamboa refirió en su relato haber puesto en un hoyo: "... puso en el hoyo la primera piedra en el nombre de Jesucristo nro. Sr. en nombre de V. mag. puniendo vna gran moneda de plata con las armas y nombre de V. mag. con año y dia testimonio i ynstrumento scripto en pergamino en vn breado entre carbón por ser yncorrutible en vna botija con el testimonio de la possesion...".






A los aspectos y detalles arqueológicos y antropológicos puede accederse a través de este ENLACE.
¿Era quimérica y alocada la empresa y hubiese sido mejor seguir la opinión sustentada por Fernando Álvarez de Toledo y Cristóbal Eraso? Y... digamos que con el diario del lunes a la vista, cualquiera puede opinar sobre el partido jugado el día anterior. Por lo pronto, no lo consideró así Felipe II, quien lejos de disgustarse con Sarmiento de Gamboa; ordenó, en diciembre de 1589, el pago del rescate exigido por los hugonotes que lo tenían prisionero: "seis mill ducados y cuatro caballos escogidos" (sic), y una vez vuelto aquél a España, lo premió por su tesón, su lealtad a la corona y su devoción a su real persona, designándolo en el cargo de Censor Literario primero, y luego; el 30 de noviembre de 1591, en el de Almirante de la armada que custodiaba los barcos que llevaban a España el oro y la plata de las Indias, nada menos.

-Juan Carlos Serqueiros-


lunes, 27 de enero de 2025

LA GENTE DESCARTABLE























Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

La palabra responsabilidad significa capacidad de dar respuestas ante la vida, pero se la suele asociar con lo que pesa, duele, limita y constriñe, porque al parecer es ella la vía regia por la cual sorteamos los obstáculos y alcanzamos algún tipo de meta.
Con ello, la vida nos alecciona para que comprendamos que los logros no están ligados a la suerte sino al trabajo, y que la dificultad que padecemos desde que comenzamos a dar los primeros pasos hacia el objetivo planteado hasta culminar en el logro, suele estar en relación directa con los merecimientos obtenidos una vez plantada la bandera en la cumbre.
Habiendo demostrado que las ganas de llegar son más fuertes que cualquier tipo de tropiezo, traba o piedra; la experiencia suele provenir de un mérito personal basado en la determinación de vencer los obstáculos para transformarlos en posibilidades y la adquisición de la misma, nos enseña que nada es un camino llano y liso hacia el éxito, sino que es requisito estar dispuesto a dedicarle un buen tiempo de aprendizaje para merecer el título de "experto".
No obstante; a juzgar por lo visto y vivido en estos tiempos que corren, la palabra experiencia ha quedado cubierta por el moho de lo que se desdeña y se devalúa, y aunque a muchos haya perjudicado en su momento (y hasta la actualidad), hemos asistido a su entierro mientras era suplantada por lo que aprendimos a denominar como facilismo, arribismo, y todos esos adjetivos que hablan de una total falta de dedicación.
Allá por los 90 (y en nombre de la modernidad y el crecimiento), se eliminó de la población laboral activa a todo mayor de treinta y algo, que a partir de ese momento, pasaría a ser para el mundo del trabajo simplemente un "viejo". La situación empeoraba si además; dicho "viejo" osaba tener un título profesional, dado que su "ambición" no lo calificaba para ser pisoteado como una cucaracha por un muchacho joven e inexperto con el título de gerente, CEO, o cualquiera de esos términos rimbombantes que, incluso en los restaurantes, suplieron a la simple y nada elaborada ensalada de lechuga, por algo de nombre más llamativo. Un jovencito comenzaba a ser gerente de algún departamento, y paralelamente a ello se subía de categoría a la común y cotidiana ensalada designándola "fino colchón de hojas verdes".
En tan sólo unos años, y junto con los requisitos que antaño se pedían como credencial de capacidad (entre ellos, la edad suficiente), desapareció el currículum, siendo lo más valorado a partir de entonces, aquello que se convino en llamar "flexibilidad", palabra que aplicada a la práctica, remitía a la posibilidad de rotar de trabajo tanto como fuera posible, y que obviamente describía una situación que sólo podía sostener alguien lo suficientemente joven, exento de grandes obligaciones, libre de “cargas” familiares, y cuyo mayor “perjuicio” radicara a lo sumo en no salir o en tener que abstenerse de tomar unos tragos un fin de semana.
Para colmo, la situación no se limitó a eso; sino que “gracias” a la exclusión masiva de trabajo experto, se generalizó la creencia de que lo necesario para llegar a algún lugar de importancia radica en producir escándalo, en el sálvese quien pueda, en el qué me importa el otro, en el consumo, en la ley del menor esfuerzo, en los títulos express, en lo fast, lo easy, lo light y lo quick, es decir, todo lo que lleva a adquirir por vía rápida aquello para lo que antes había que invertir tiempo y esfuerzo.
Mientras los funcionarios nos roban con factura y los vagos lo hacen a punta de pistola, nos repetimos a cada paso que "las cosas son así", perdiendo de vista que donde no hay responsables, no hay justicia; y donde no hay justicia, sólo existe el sálvese quien pueda. Y si cada uno tira para su lado, ¿qué será de la amistad, de la palabra, de la solidaridad y de todos los valores que tienen que ver con el tejido social? En fin… 
En el fondo estamos enfermos de algo cuyo remedio tiene que ver con lo que hoy simplemente llamamos "viejo" y que junto con nuestros mayores, arrumbamos en un asilo porque todo, incluso la gente; se ha vuelto descartable.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.como Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


jueves, 23 de enero de 2025

ODIAMOS LO QUE MÁS NOS REFLEJA






































Escribe: Gabriela Borraccetti *

—¡No me gusta este espejo!
—¿A quién ves?
—No soy yo.
—¿Quién es?
—No sé. Pero esa integridad que tiene, no me acompaña cuando me corro de este vidrio. Esa imagen intacta, esa tranquilidad y ese encanto con el que me mira así...
—¿Cómo te mira? ¿Cómo te sentís?
—Fragmentada. Automáticamente cuando quiero pensarme toda, siempre hay algo que se subraya: una parte de mi cuerpo: mi brazo, o una pierna, o un pie, o el cuello... ¡pero nunca puedo unirlo todo, sentirlo todo de una vez! Ella lo es todo, ¡se siente más que yo!
—¿Qué quisieras hacerle?
—¡Romperla en pedazos! Así no me sentiría más tan en falta, tan insegura, tan incompleta, tan poquita cosa, tan fracción; cuando ella es entera.
—Si la rompieras en pedazos, quedaría igual que vos...
—Si la rompiera en pedazos, no tendría que vivir compitiendo.
—¿Con quién competís?
—¡Uy! ¿Con cualquiera a quien yo vea como mi espejo...?
Con cualquiera a quien yo vea como mi espejo!!!
Solemos odiar aquello que más nos refleja...

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

lunes, 20 de enero de 2025

ESTRIDULANDO



















ESTRIDULANDO
(Poema de Juan Carlos Serqueiros)

Entre la hierba estridulan
Pequeños músicos silvestres:
Dan principio a su concierto,
Visten de gala al verano
Enamorando a las hembras
Con un mensaje encriptado.
¡Qué torpes y presuntuosos
Son los señores de la RAE!
Reprochando en su necedad
A esos magos el rechinar;
Siendo que al mismo Vivaldi
Ellos supieron inspirar.
Es alta noche y mi alma es grillo:
Froto las alas de mis sueños
Y hacia los labios de mi amada
Echo a volar un millón de besos.

-Juan Carlos Serqueiros-


viernes, 17 de enero de 2025

LIC. GABRIELA BORRACCETTI. TERAPIA PSICOANALÍTICA ON LINE


































Me llamo Gabriela Borraccetti y soy licenciada en Psicología por la Universidad John F. Kennedy. Con una muy extensa trayectoria profesional de más de treinta años, ejerzo como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad, y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales.
Soy argentina, nací, me formé y resido en Buenos Aires, pero también he vivido en otras ciudades, y el hecho de tener, al momento de mudarme de sitio, varios pacientes presenciales que deseaban seguir el tratamiento conmigo, me condujo a proseguir con mi trabajo a través de videoconferencia. Soy, pues, pionera en dicha modalidad de atención, la cual en breve lapso demostró ser ampliamente efectiva y exitosa.
El consultorio virtual ofrece varias ventajas a saber:

1. El confort de tu hogar
2. Evitar traslados y viajes
3. Un ambiente terapéutico idéntico al de consultorio presencial
4. Una calidad de atención que no se altera en absoluto por ser on line; al contrario (nadie se modifica por estar detrás de una pantalla, salvo que se confunda pantalla con careta).

Si necesitas atender aquellas cosas que les duelen a tu alma, atraviesas una crisis, o deseas salir de algún padecimiento, mejorar tu calidad de vida, dejar de vivir angustiado, trabajar con tus problemas en lugar de negarlos, tratar dificultades sexuales, de pareja, de relaciones en general, o simplemente no sabes hacia dónde dirigir tus pasos para estar contento de caminar sobre tus pies; has llegado al lugar adecuado y no hay más que probar esta forma moderna de hacer terapia, para confirmar que la internet no sólo es redes sociales, entretenimiento y diversión, sino que también puede ser una gran herramienta para el autodescubrimiento.
Los aparatos no tienen personalidad ni nos dirigen. Nosotros imprimimos nuestro sello a todo lo que hacemos, y poco importa si estamos a 3 metros o a 5.000 kilómetros. En mi consulta puede pasar de todo; menos que te vayas igual a como llegaste. Y ten por seguro que te irás sintiendo mejor, porque el click que haces en tu computador, también lo harás en tu mente.
Para contactarme, puedes enviarme un e-Mail o un Whatsapp, e intercambiaremos preguntas e información.
Y una vez que hayas decidido comenzar tu terapia on line, será preciso que abras una cuenta en Skype (o si usas Whatsapp y lo prefieres de ese modo, también podemos hacerlo por videollamada) y disponer de una PC de escritorio con cámara y parlantes, o una notebook o laptop, o una tablet, o un teléfono celular inteligente o SmartPhone, o un IPod, o cualquier elemento que admita conexión a internet. De ese modo, estaremos a un click de empezar.
Necesitarás tan sólo reservarte por una hora la habitación de tu hogar que más tranquilidad brinde, para disponerse a cerrar, por ese lapso, el ruido externo e ingresar en el territorio interno.
Por lo demás, lo que sigue es idéntico al modo presencial: acordaremos un día, un horario y un honorario, todo lo cual pasará a ser el “espacio” en que poder trabajar a partir del alma sin preocupaciones por el tráfico, los embotellamientos, los medios de transporte público, etc.
El pago de mis honorarios se abona: por depósito en o transferencia a, mi cuenta bancaria, si vives en Argentina; o por giro en Western Union o similares si vives en otro país.
Por una cuestión de calidad de atención y de excelencia profesional, no trabajo con obras sociales ni empresas de salud prepaga, ya que las limitaciones emergentes de los requisitos que imponen a sus afiliados y clientes, causan que las derivaciones no se realicen hacia el profesional más apto para el paciente; sino al psicólogo que les posibilite evitarse el costo de una terapia profunda. Cuando se trata con el inconsciente, no hay velocidad que pueda imprimirse al psiquismo, y cada paciente tiene un tiempo, una forma y un latido especial a respetar. Eso (sólo eso y ninguna otra cosa) es lo que va a graduar la duración del tratamiento.
Obviamente, cada pago que realices contará con la correspondiente factura, la cual recibirás por e-Mail, para que llegado el caso, la presentes ante tu obra social o empresa de salud prepaga si eres adherente a alguna de ellas, de manera que puedas acceder al reembolso total o parcial que dichas instituciones eventualmente reconozcan a sus afiliados y clientes.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

Whatsapp: +54 9 11 7629-9160

 

martes, 14 de enero de 2025

DR. SATURNO (REEDICIÓN)


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Dr. Saturno
(Beilinson-Solari)

Dr. Saturno
Estoy hasta la pasta!
de misas cómicas... mal
A prueba de bobos y a las tres en casa
¿Querés creer? Oh no!
Dr. Saturno, dame un turno!
te pido una mejoría...
Estoy meando la puerta en tu cueva, doctor de amor...
Los remos muy pinchados
a la moda del rock´n roll.
Me cago en mis huesos
que gastan la pana
mojada en vinagre de nostalgias.
Voy ciego, tonteando
en la Orquesta Antibalas, Oh no!
Vinos gruesos, mal templados
y ecos de Reputalandia trip.
No marcho en mi vieja murga
(en las calles no me muestro más)
Están mis muertos tan... tan lejos!
de la pantalla en que vos te mirás.
El hígado crece el cerebro envejece...
y hay algo muy raro en mi plato.
Saturno... dame un turno
Yo espero, con vos, mejorar
Dulces cadenas, dulce condena
Dios es todo, no puede progresar
Dr. Saturno, dame un turno!
Te pido una leve mejoría.

Es esta una letra netamente autorreferencial del Indio, e indicativa de que en algún momento de su vida recurrió —tal vez siga haciéndolo, no sé... a la consulta psicoastrológica.
El "Dr. Saturno" vendría a ser aquí el alter ego, el otro yo, el "lado oscuro", digamos, de Solari. Elige la metáfora de Saturno en un sentido astrológico, cósmico  y mitológico. Los griegos y romanos antiguos describían a Cronos - Saturno devorándose a sus propios hijos y vomitándolos luego (después, la ciencia demostró que en ocasiones, durante determinados períodos, los satélites, las "lunas", del planeta Saturno —sus "hijos", para los antiguos griegos— eran visibles, y en otras ocasiones, no —hay un famoso cuadro de Goya en el cual se representa a Saturno como un gigante que se está metiendo en la boca a un hombre para devorarlo—).
Es todo muy ambiguo, místico, como perdido en la nebulosa de los pensamientos del Indio, que vaya uno a saber qué rumbo habrán tomado; pero la cosa es clara, netamente, autorreferencial.
“Dr. Saturno / Estoy hasta la pasta! / de misas cómicas... mal / A prueba de bobos y a las tres en casa / ¿Querés creer? Oh no!”: Acá no hay mayor misterio. Le está diciendo a su otro yo que está hastiado de todo, está "hasta la pasta", como si estuviera refiriéndose a que su vida musical, artística, ya no lo satisface. Está harto de los recitales redondos que llamamos "misas" ("misas cómicas... mal"). Lo de "a prueba de bobos" es por todas las idioteces que siempre se escriben antes y después de cada recital redondo, y lo de "a las tres en casa" es la famosa frase en la que les recomienda a los pibes del público que no se queden boludeando por ahí ni peleándose con la yuta; que terminado el recital se vayan a sus casas y estén de vuelta en ellas a lo sumo, a las tres de la mañana.
“Dr. Saturno, dame un turno! / te pido una mejoría...”: Le está diciendo a su otro yo que le dé una oportunidad ("dame un turno", le dice, como si se tratara realmente de un/una terapeuta a quien uno va a consultar previo pedido de turno), que le quite de encima ese hartazgo que siente y que lo está matando ("te pido una mejoría").
“Estoy meando la puerta en tu cueva, doctor de amor... / Los remos muy pinchados / a la moda del rock´n roll”: Sigue con la misma desazón, describiendo su estado de ánimo (dicho sea de paso: esto era anunciatorio de la separación de los Redondos, de la ruptura de la banda; pero claro, los redondos de abajo no podíamos saber lo de los desacuerdos por el material fílmico y todo el resto...). Dice que está cansado, harto ("los remos muy pinchados"), y "a la moda del rock´n roll" (como si estuviera aludiendo a un rocker con los brazos llenos de pinchazos de tanto inyectarse drogas).
“Me cago en mis huesos / que gastan la pana / mojada en vinagre de nostalgias”: Con lo de "me cago en mis huesos", está refiriéndose a una "nana" de la que siempre se quejó el Indio: un supuesto dolor en las piernas que tuvo desde siempre, debido a un accidente (que no se sabe si fue real o si es una de las tantas ñañas autoinventadas por la hipocondría del Indio que siempre, ya de adolescente, anduvo con un arsenal de remedios encima y que motivó que Willy Crook lo definiera como un "vademecum ambulante"). Y además está triste, melancólico, nostálgico ("mojada en vinagre de nostalgias"). Esa metáfora de “vinagre de nostalgias” es muy finita: el vinagre exacerba el dolor de una herida lacerante, la hace arder aún más; del mismo modo que la nostalgia surge de evocar recuerdos poco felices o de añorar en exceso tiempos felices, comparándolos con un presente de desdicha o desazón.
“Voy ciego, tonteando / en la Orquesta Antibalas, Oh no! / Vinos gruesos, mal templados / y ecos de Reputalandia trip”: La "Orquesta Antibalas" son ellos, los Redondos. Lo dijo el Indio en un reportaje que le hizo la revista La García. Se autodenominó así por todos los "tiros" que a lo largo de su carrera, le tiraron a la banda desde distintos lugares, periodistas, políticos, la yuta, el sistema... La frase está dando a entender como que él ya no encuentra nada nuevo que lo motive para seguir con el proyecto de los Redondos ("voy ciego, tonteando..."). Luego, habla de los sinsabores que ha tenido que soportar a lo largo de su vida, asimilándolos con "vinos gruesos, mal templados". Y termina refiriéndose a los recuerdos malos que en él se despiertan de pronto, sobre circunstancias desgraciadas o poco felices que le acontecieron ("ecos de Reputalandia trip"), es decir, está emprendiendo un viaje a través de su memoria, que lo lleva muy lejos, hasta “Reputalandia”, ese lugar recóndito de su mente donde tiene "guardados" los recuerdos que preferiría no evocar.
“No marcho en mi vieja murga (en las calles no me muestro más)”: Una viñeta solariana muy personal. Se refiere a una casita que se había hecho en Valeria del Mar. Allí se juntaba con amigos y armaban una murga en la cual salían disfrazados todos: el Indio y otro amigo se disfrazaban de mina, el periodista Claudio Kleiman de fiolo, y después se sumaban a la murga Willy Crook y Enrique Symns, y entre todos salían a molestar a la gente que estaba sentada a la mesa de los bares en las calles de Valeria del Mar. Siente nostalgia de esos tiempos...
“Están mis muertos tan... tan lejos! / de la pantalla en que vos te mirás”: Está usando una metáfora de significado doble: por un lado se refiere a que él mismo está harto de asumir riesgos y responsabilidades por la seguridad del público, de los pibes, una vez que terminó la misa redonda. El Indio sostuvo siempre que su responsabilidad se circunscribe a cuidar de que no pase nada dentro del ámbito del recital; y que después lo otro, lo de la calle, ya no está a su alcance manejarlo. De paso, hay como como una velada alusión a la tragedia de Walter Bulacio, después de aquel recital en Obras donde pasó lo que pasó. Y evocando a gente a la que quiso mucho y que ya está muerta: algunos de sus amigos desaparecidos en La Plata durante la tiranía militar, su amigo Luis María Canosa, muerto en Devoto, por ejemplo y entre otros... Y le dice a alguien imaginario, que ese dolor sólo puede sufrirlo él, que el otro no tiene ni idea de lo que lo laceran esos recuerdos ("tan lejos de la pantalla en que vos te mirás")
“El hígado crece el cerebro envejece... / y hay algo muy raro en mi plato”: Se siente viejo, cansado —(y bueno, después de todo, hay que tener en cuenta que al momento de componer "Dr. Saturno", en 2000, el Indio era ya un tipo de 51 años, y más que carrereado, ¿no? 
dicho sea de paso, el próximo viernes 17.01.2025, cumplirá 76), con el "hígado crecido" (aludiendo a todo lo que escabió en su vida), y siente que su cerebro "envejeció", como dando a entender que ya no encuentra aliciente ni motivaciones para seguir componiendo, que está como si hubiera llegado a un nivel de saturación, incapaz de seguir creando ("hay algo muy raro en mi plato")
“Saturno... dame un turno / Yo espero, con vos, mejorar”: "Dialoga" con su "otro yo", con el otro lado de su personalidad; reitera la esperanza de que ese hartazgo de vivir se le pase…
“Dulces cadenas, dulce condena”: Una referencia a su mujer, Virginia, y a su hijo, Bruno. Ellos son sus "dulces cadenas, dulce condena" porque lo “encadenan” a la vida, lo "condenan" a la obligación de vivir; de otro modo, quizá se suicidaría. Es sabido que el Indio es exagerado para manifestar las cosas, las lleva al extremo; aquí está como insinuando un hartazgo de vivir y una protesta por no encontrarle ya sentido a nada, y que tal vez sería mejor matarse. Está expresándose en términos melodramáticos.
“Dios es todo / no puede progresar”: Altísima metáfora (y de paso indicativa del tremendo ego del Indio, que no tiene empacho ni vergüenza de, en cierto modo, compararse con Dios, a pesar de ser agnóstico). Está diciendo que así como a Dios se lo considera omnipotente y no puede superarse a sí mismo (“no puede progresar”); él tampoco puede ya superar lo que hizo hasta aquí. Es como si se estuviera refiriendo a una suerte de "corte", de saturación, en su nivel de creatividad.
“Dr. Saturno, dame un turno! / te pido una leve mejoría”: Vuelve a ser el Indio quejumbroso y exagerado de siempre, reiterando su invocación a su "otro yo" a que lo "deje de joder", a que le dé "una leve mejoría", es decir, que se le pase ese estado de ánimo que lo está asfixiando. De paso, hace una autorreferencia irónica a su propia hipocondría, designando al "lado oscuro" de su persona, a su álter-ego, como si fuera un médico, un "Dr." que tiene el poder de curarlo, simplemente permitiendo que toda esa carga de hartazgo que lleva sobre el lomo, se vaya... 


-Juan Carlos Serqueiros-

miércoles, 8 de enero de 2025

SARMIENTO Y YO







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Mucha gente está convencida de que yo me propuse hundir a Sarmiento… Sin embargo, quien me lea con cuidado podrá observar mi imparcialidad. (Manuel Gálvez)

Recuerdo perfectamente cómo fue que formé mi criterio sobre Sarmiento (el cual mantengo, en tanto es el mismo que sustento hoy, cincuenta y un años después): mi padre tenía en su biblioteca "Vida de Sarmiento. El hombre de autoridad", de Manuel Gálvez, y un buen día, a mis 18 años, se me ocurrió leerlo (debo aclarar que por entonces yo era acérrimamente anti sarmientista y consideraba al cuyano lisa y llanamente un vendepatria).


Más aún: yo había visto la película "Su mejor alumno", de Lucas Demare con guión de Homero Manzi y Ulyses Petit de Murat, y me preguntaba cómo el gran Homero había podido hacer esa semblanza tan positivamente valorativa, elogiosa y hasta exaltadora de Sarmiento, lo cual, a qué negarlo, me jodía y no poco (aunque confieso que la película me había encantado).


Antes de leer el libro de Gálvez, yo tenía el preconcepto de que éste había escrito la biografía de Sarmiento con toda la intención de descalificarlo y denostarlo. Y precisamente fue eso lo que me llevó a leerlo. Pero al hacerlo, para mi sorpresa, no encontré nada que exacerbara en mí el sentimiento anti sarmientista que venía arrastrando ni pude aumentar mi bagaje de denuestos contra el sanjuanino con nuevos argumentos inducidos a partir de lo escrito por su biógrafo, al contrario; hablando en el lenguaje del rioba, "se me llenó el culo de preguntas" tales como estas (por citar sólo dos o tres): si Sarmiento era un vendepatria (como yo me empeñaba en seguir creyendo aún después de su lectura y a pesar de ella), entonces ¿por qué y para qué creó el Colegio Militar, la Escuela Naval y el Observatorio Astronómico? ¿Por qué le pidió a Avellaneda que le mandase los tratados internacionales de Rosas? ¿Por qué había llamado en su ayuda a Bernardo de Irigoyen, designándolo Procurador del Tesoro?
Leer a Gálvez me llevó a plantearme otros varios interrogantes, pero sobre todo; aprendí que si me proponía ser intelectualmente honesto, tal como pretendía serlo, lo que debía hacer era cuestionar todo, sí, TODO, pero empezando por cuestionarme a mí mismo antes que a los demás.
Pude así mirar las cosas desde otra perspectiva, lo cual me condujo no a convertirme en panegirista de Sarmiento; pero sí a comprenderlo, a empatizar con él en la pena lacerante de haber perdido a su hijo en la guerra del Paraguay, y a entender que, lejos de ser un vendepatria; aquel hombre genial había sido un megalómano lleno de contradicciones, un ególatra insoportable; pero también que su gran enemigo había sido... él mismo. Porque Sarmiento era intrínsecamente una constante lucha entre su portentosa inteligencia y su propia índole, su propio carácter. Todo en él era exagerado hasta el paroxismo: pasión, pensamiento y obra, sencillamente… porque él era un exceso en sí mismo. Hasta en su fealdad.
Y "mágicamente", ya no pude odiarlo; aprendí a admirar en él lo mucho que de prodigioso tuvo, y a entender aquellos aspectos que torpemente, en mis prejuicios había pasado por alto.
Pero infinitamente mejor que el don nadie que soy; puede explicarlo el mismísimo Gálvez, tal como podrá usted apreciar, mi querido amigo lector, cliqueando sobre el link que pongo a continuación (consejo: si el enlace no abre instantáneamente -ignoro por qué motivos suele ser "remolón"-, actualícelo hasta que abra, porque más allá de ese inconveniente, le aseguro que sí funciona).



-Juan Carlos Serqueiros-


lunes, 6 de enero de 2025

CARTITA A LOS REYES MAGOS





















Escribe: Gabriela Borraccetti *

¿Ponemos los zapatitos con una cartita para los reyes? ¿Por qué no intentarlo? ¿Por qué no escribir y ver lo que nos traen, no necesariamente mañana mismo; sino durante todo el año?

Queridos Reyes Magos: desde Esa Vieja Cultura Frita les pedimos:
- Nuevos intereses que nos despierten la creatividad.
-Saber aguardar con paciencia en lugar de apresurarnos a reaccionar, para no lastimar a quienes más queremos.
-Ser mejores personas para que se nos acerquen mejores compañías.
-Compartir a manos llenas para que nada nos falte.
-Amar sin sufrir, porque si sufrimos no amamos; sólo nos castigamos.
-Un buen par de alas para volar con la imaginación cuando estemos demasiado enlodados por una realidad opresiva que no nos deja ni avanzar ni retroceder.
-Capacidad para ver nuestros defectos sin avergonzarnos ni querer taparlos; pues nos enseñan a ser más grandes sólo cuando podemos verlos tal como son.
-Y por favor, algo esencial: una foto del año anterior para ver cuánto hemos crecido y pensar en cuántas cosas hemos cambiado de un tiempo a esta parte. Si la foto sigue igual, entonces volvemos al punto uno para no estancarnos. Si hemos cambiado, que haya sido para bien; aún cuando nos hayan sucedido cosas terribles. Ésa es la receta para tener siempre el corazón actualizado.
Muchas gracias, queridos Reyes Magos, por escucharnos. ¡Un amoroso saludo desde Esa Vieja Cultura Frita! 

Esperamos no habernos olvidado de nada. Y si a pesar nuestro así hubiese sido; nuestros muy apreciados amigos lectores seguramente irán agregando en sus comentarios todo aquello que involuntariamente hayamos podido omitir.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica. Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.