sábado, 12 de abril de 2025

ARCO IRIS




































ARCO IRIS
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Dejaré luces colgando
De la estela de un arco iris
Para que por la mañana
Al abrir tus ojos
Ya no veas al mundo gris.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


jueves, 10 de abril de 2025

CANCIÓN PARA NAUFRAGIOS (REEDICIÓN)


E
scribe: Juan Carlos Serqueiros

CANCIÓN PARA NAUFRAGIOS
(Beilinson - Solari)

Es tan chiflado y obnubilado que puede ser...
Tan caprichoso y novedoso que puede ser...
Bombas de aquí para allá
Puede ser, es... irreal
Ya no estás solo
Estamos todos en naufragar
Son seis minutos y nuestra "mami" va a contestar
"Mami" elimina el error
de que vos sos capaz.
Es tan chiflado y obnubilado que puede ser...
Tan caprichoso y tan sonado que puede ser...
Rayos de aquí para allá
Que linda calma, tan...

Vayamos por partes, dijo Jack The Ripper, y empecemos por donde corresponde, es decir, por el principio: el título. Alude a naufragio en la acepción que se le daba a ese término empleado desde fines de los 60 hasta los 80, y que después cayó en desuso. En esa época, en el ambiente de la bohemia se le decía naufragar a pasarse las noches sin dormir, yirando por muchos lugares, divagando, dejando volar libremente la imaginación. La bohemia creativa, digamos. Eso. 
El Indio y su amigo, el periodista Alfredo Rosso, en una de esas noches de naufragio, entre empanadas y escabio, se pusieron a ver una película del cineasta ruso Andrei Tarkovski: "Offret" ("Sacrificio"), recientemente estrenada (recientemente, en 1986, me refiero; año coincidente con la aparición de Oktubre), y que fue la obra cuasi póstuma de Tarkovski, ya que la filmó en su exilio en Suecia, cuando irremediablemente se estaba muriendo. Cuenta Alfredo Rosso que ese film —considerado una de las obras cumbres de la cinematografía mundial— impactó fuertemente en Solari.
En esa película, expresiva de un extraordinario misticismo, el protagonista principal es Alexander, un ex actor y escritor que vive con su familia (su mujer y un hijo pequeño que adora y al que llama "el hombrecito" —que está temporalmente mudo a causa de una operación de amígdalas—) en una remota isla de Suecia, en una pequeña comunidad, en contacto con la naturaleza y alejado del resto de la humanidad. Pero un día, coincidiendo con la fecha del cumpleaños de Alexander, llegan a visitarlos la hija de éste y su esposo, Viktor, un médico descreído, cínico y brutalmente racional. Un extraño cartero, Otto —que es un personaje sumamente ilustrado, lo cual sorprende a Alexander, que en su prejuicio de intelectual, no esperaba que "un simple cartero" exhibiera semejante caudal de conocimientos—, le trae a éste telegramas de salutación que desde Londres le envían amigos y ex compañeros de teatro. Y hay allí una escena en la que se representa la tesis nietzschiana del eterno retorno, con Otto girando en círculos con su bicicleta. A partir de allí empiezan a suceder cosas extrañas: hay temblores y se escuchan aterradores sonidos de fondo; hasta que Alexander y su familia ven en la televisión la noticia de que se ha desatado una guerra nuclear. En ese momento se cortan la luz, el teléfono y todo otro servicio, y Alexander, desesperado, implora a Dios que haga cesar el conflicto y le ofrece a cambio cualquier sacrificio (o sea, el intelectual cínico se vuelve un místico, cosa que en el fondo siempre fue, sólo que sin adquirir consciencia de que lo era). El cartero Otto le dice a Alexander que la única manera es que acceda a hacer el amor con María (otro de los personajes de la película: una empleada doméstica al servicio de Alexander, que vive cerca de la parroquia (una iglesia abandonada, en clara alusión tarkovskiana al alejamiento del hombre respecto a Dios), y Alexander sigue sus indicaciones. En el camino a casa de María (trayecto que Alexander hace en la bicicleta de Otto), sufre tres caídas, en alusión a las de Cristo. Toda la película está llena de metáforas y simbolismos, de principio a fin, y Tarkovski utiliza magistralmente los recursos pasando de partes en blanco y negro a partes en color y en sepia. Y de la música (folclore sueco, ruso y japonés, y Bach), bueno, qué decir… sublime todo. Al final, el conflicto nuclear, como por arte de magia, cesa. Inexplicablemente, todo vuelve a la normalidad como si nada hubiese ocurrido y se tratara sólo de un mal sueño, de algo que en realidad no sucedió (Tarkovski deja flotando esa duda), pero Alexander se apresta a cumplir el sacrificio pactado con Dios (le había prometido un voto de perpetuo silencio y renunciar a lo más amado en su vida: su hijo); entonces se dispone a incendiar su casa. La película termina con su pequeño hijo regando un árbol seco, sin vida, y con Alexander sentado en el suelo contemplando cómo se quema su casa; mientras una ambulancia viene a llevárselo para encerrarlo por demencia.
Así, la letra de “Canción para naufragios” viene a ser un sumario de las sensaciones que despertó en el Indio, expresado con su genial poder de síntesis y su extraordinaria capacidad para hacer que las palabras resuenen musicalmente. 
En ese orden de ideas, “es tan chiflado y obnubilado que puede ser... / tan caprichoso y novedoso que puede ser...”, es una estrofa irónica, aludiendo a la compulsión auto destructiva del ser humano. Se refiere que es tan inimaginadamente loca la idea de una guerra nuclear, que precisamente por eso, de tan loca, de tan “chiflada” la concepción de esa posibilidad que lo obnubila; él teme que pueda llegar a ser cierta, que pueda transformarse en algo real. Con lo de “bombas de aquí para allá / puede ser, es... irreal”, expresa la aterradora hipótesis de que dos potencias (recordar que el disco Oktubre que contiene esta canción es de 1986, época en la cual aún estaba en discusión si los EE.UU. eran más poderosos que la URSS o al revés) comiencen a intercambiarse bombazos nucleares, y él la imagina como real (“puede ser”, dice), y enseguida la desecha espantado, quiere auto convencerse de que no puede ser, que seguramente es “irreal” esa posibilidad. 
Lo de “ya no estás solo / estamos todos en naufragar” es una referencia a una de las escenas de la película, parte de un diálogo entre el cartero Otto y Alexander
La estrofa de “son seis minutos y nuestra ‘mami’ va a contestar / ‘Mami’ elimina el error / de que vos sos capaz.”, alude a quién toma primero la delirante decisión de iniciar una guerra nuclear (en la imaginación del Indio, quien lo hace es la URSS), y a la respuesta inmediata de la otra potencia (EE.UU.), replicando de idéntico modo. Seis minutos era el tiempo que en los 80 se estimaba que tardaba un MBI (Misil Balístico Intercontinental) en llegar a EE.UU desde Rusia atravesando el Polo Norte y viceversa. La “mami” son los yanquis (en la jerga de la KGB, la agencia rusa de inteligencia, se le decía así a la CIA de Yanquilandia). La metáfora de los “seis minutos” tiene un doble sentido, porque el Indio también la aplica para referirse a un primer plano-secuencia de la película de Tarkovski —uno de los más largos en la historia de la cinematografía— que dura exactamente eso: seis minutos, y por ello, también la canción dura ese tiempo. Pero hay dos menciones a “mami”. ¿Por qué? Sencillo: la escena en la que Alexander va a ver a María para pedirle que se acueste con él y así salvar a la humanidad de la guerra nuclear, comienza con él contándole a ella su relación con su madre, etc. (en esa parte Tarkovski se está retratando a sí mismo a través de su personaje, ya que su madre era una de esas madrazas rusas contenedoras). Y a continuación, en la misma escena, Alexander le pide a María que "duerma" con él para salvar al mundo, y ella no entiende; sólo atina a consolarlo, a compadecerlo y a darle su misericordia y su amor. Al final de la escena, se acuestan juntos y ambos aparecen como flotando, María levita, etc. Una escena sublime. A lo que voy, es a que la estrofa del Indio es una metáfora de doble significación: la "mami" de la primera frase es, efectivamente, EE.UU, que va a "contestar" el misil ruso en "seis minutos", pero por otra parte; la "mami" de la segunda frase, esa a la cual Alexander le pide que "elimine el error", es María, su empleada doméstica (y me imagino que no hará falta que aclare el porqué de la elección del nombre María por parte de Tarkovski para su personaje, ¿no?).
Luego, con lo de “es tan chiflado y obnubilado que puede ser...”, Solari vuelve a aterrarse ante la sola idea de semejante desastre, de que tan delirante posibilidad pueda ser cierta, y alude de paso al final de la película de Tarkovski, en la cual una ambulancia viene a llevarse a Alexander para encerrarlo por loco (“chiflado”). Lo de “tan caprichoso y tan sonado que puede ser...”, es una reminiscencia del Indio a la tesis (creo que freudiana, no estoy seguro —¡ayudame acá Gabriela!—) de que el ser humano lleva la autodestrucción en sí mismo. Le parece que si esa idea ya cruzó por la mente de algunas personas que imaginaron que semejante desastre pueda ocurrir efectivamente, que si es “tan sonado”; eso va a terminar materializándose tarde o temprano. Teme, entonces, que obedeciendo a un impulso loco ("caprichoso"), algún tarado en algún lugar del mundo apriete un botoncito y dé comienzo a una guerra nuclear. Y trascartón, se imagina (“rayos de aquí para allá”) lo que sería el intercambio de misiles nucleares entre uno y otro punto del planeta, hasta la destrucción total.
Y cierra la letra con lo de “que linda calma, tan...”, que es una frase irónicamente conformista. Se refiere (otra vez: situarse en los 80, cuando las superpotencias eran la URSS y los EE.UU.) a que si bien el mundo no andaba de lo mejor y había quilombos y guerras en varias partes del mismo; por lo menos las super potencias de ese entonces estaban —solamente en lo formal, claro— “en paz” (era la llamada “Guerra Fría”); no se estaban bombardeando entre sí con misiles nucleares, entonces, prefiere, lógicamente, esa “paz” aparente (“linda calma”); antes que una guerra nuclear que termine con el mundo.

Enlace a la canción en You Tube: http://www.youtube.com/watch?v=FSHivZdCwlE 

-Juan Carlos Serqueiros- 


martes, 8 de abril de 2025

FOTOS QUE DUELEN

















Escribe: Gabriela Borraccetti *

De entre los millones de fotos de sí mismas que las personas suben a internet en sus perfiles de las redes sociales, son dos las que más duele ver insertas en esos sitios públicos: una, la de la soledad posando sugerente o exhibiéndose incitante y desnuda o semidesnuda, como clamando a gritos por alguna compañía; y otra, la del narcisismo seductor que sólo busca y pretende convertirte en un espejo-objeto para así poder brillar en tu superficie. 


En el mundo de las imágenes se atraen los similares, y quien vive detrás de ellas, obviamente atraerá a quien también lleve puesta una máscara. Alguien que sabe quién es y se acepta en su integridad, con todos los matices de la personalidad (incluyendo los oscuros); no precisa exhibir públicamente aquello que pertenece al ámbito de su privacidad y su intimidad. Será feliz esté donde esté, en compañía... pero también, y sobre todo; cuando se encuentre en soledad.
Recuerda: si el exceso en los límites construye una personalidad rígida; la falta de ellos impide una clara identidad. En el medio, se encuentra la personalidad sana.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


domingo, 6 de abril de 2025

EL ESPEJO























Escriben: Gabriela Borraccetti y Juan Carlos Serqueiros

          Tinta roja en el gris / del ayer… (Cátulo Castillo)

Andábamos precisando un espejo de esos llamados “de cuerpo entero”, pero como con alarmante frecuencia suele ocurrir en el matrimonio Borraccetti-Serqueiros, estábamos algo... escasos de esos papelitos rectangulares conocidos como billetes. Así que dado que integrábamos un grupo (peroncho, por supuesto) de trueque, anunciamos en él que canjeábamos un ventilador de pie por un espejo.
Al ratito nomás, nos contestó una cumpa diciendo que necesitaba el ventilador y que poseía un espejo para trocar, pero (en sus propias palabras) “les quiero aclarar que está bastante cachuzo” (lo cual era cierto); y adjuntaba unas fotos del elemento en cuestión. A pesar del notorio estado de deterioro que en él se evidenciaba, percibimos algo en él, nos gustó; así que bueno, cargamos el ventilador, fuimos hasta el domicilio de la dueña del espejo y efectivizamos el canje.
Lo trajimos a casa en el asiento de atrás del auto poco menos que protegido entre algodones (la verdad sea dicha, medio desarmándose, habida cuenta de lo estropeado que estaba). Y ni bien llegamos, nos pusimos, con infinito amor y mucha paciencia, a la tarea de restaurarlo.
Si bien sabíamos que el espejo era antiguo, no creímos que lo fuera tanto como después podríamos comprobar. En la parte de atrás tenía la etiqueta del fabricante, que el paso del tiempo y la mugre acumulada sobre ella habían tornado imposible de leer en detalle; pero luego de limpiarla esmeradamente, pudimos distinguir nítidamente el nombre del establecimiento (D. Bianchi y Hno.), la dirección exacta de donde estaba situado (calle Paso 661, Buenos Aires), y su número de teléfono (1946).
Por ese último dato (el número de teléfono), a priori calculamos que el espejo debía de ser aproximadamente de entre 1925 y 1930; pero seguimos investigando y nos dimos con que la firma D. Bianchi y Hno. ya aparecía con anuncios en la guía La Rural en su edición XIV del año 1912, y también en el Anuario Kraft correspondiente a 1913. Y cuando terminamos de limpiar la etiqueta, descubrimos, escrito en tinta roja, el año en que se fabricó: 1918.
Como puede verse en la imagen de portada, así quedó Don Bianchi (como lo bautizamos), ya restaurado y cargando orgullosamente sus juveniles 107 añitos.

-Gabriela Borraccetti y Juan Carlos Serqueiros-


miércoles, 2 de abril de 2025

EL PSICOANÁLISIS























Escribe: Gabriela Borraccetti *

El psicoanálisis no postula una verdad, sino LA verdad. La tuya, la mía, la de cada uno; ésa que debemos buscar muy a pesar nuestro cuando vamos a ciegas, y con nuestra colaboración cuando nos decidimos a abrir un espacio para hablar del dolor.
El primer requisito para sanar, es saber que uno está implicado de alguna manera en lo que le sucede. El segundo, es saber que hacerlo solos no es posible. Y el tercero, es aceptar que la cura implica atravesar un camino doloroso para encontrarnos con quien realmente somos.
La cura analítica sólo es posible cuando en lugar de "pedir" terapia, estamos dispuestos a salir del sitio del padecimiento, para superar el dolor de desconocernos junto con nuestros deseos.
Para que la terapia sea efectiva no se trata de pedirla, sino de DEMANDARLA. Esto es, apropiarse de ese espacio para abrir una puerta a la angustia, hacerle lugar y comprometernos.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M.P. 16814

Imagen de portada: Pablo Picasso, “Mujer leyendo en la playa”, óleo, carbón y pastel sobre tela, 1937

Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


lunes, 31 de marzo de 2025

UNA NOCHE DELTA






















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En la bohemia parisina de la Belle Époque, el epicentro de la comunidad artística Delta lo constituía una casa propiedad del ayuntamiento, ubicada en el número 7 de la rue du Delta, en Montmartre, salvada de la demolición y otorgada en alquiler a los hermanos Jean y Paul Alexandre, quienes ejercían el mecenazgo y brindaban su amistad a los artistas que habitaban en ella.


En las veladas artísticas Delta se debatía sobre literatura, se recitaba poesía, se hacía teatro, se ejecutaba música y se cantaba; todo eso además de los divertimentos de las noches de sábado, en las cuales el falansterio se engrosaba con la concurrencia de grisettes y corrían pródigamente la absenta, la morfina, el opio y el hachís, obviamente, todo ello en un marco de pleno ejercicio de la libertad sexual.
En una de esas noches (corría el año 1913), fue tomada la fotografía que oficia de portada, en la cual aparecen: a la derecha, el doctor (médico dermatólogo) Paul Alexandre, tocado con un fez oriental; a la izquierda, sobre el sofá, Lucie y Henri Gazan; al centro, el pintor Henri Doucet y su esposa, y entre los cortinados, desnuda; Raymonde, amante del pintor Maurice Drouard quien no sale registrado en la escena porque probablemente haya sido quien estaba detrás de la cámara. De todos modos, hay certeza absoluta de que se encontraba allí, ya que sí aparece en otras fotos tomadas esa misma noche, como por ejemplo, esta en la que lo vemos, a la izquierda, sentado en el sofá; a continuación de él está el matrimonio Doucet; en el centro hay un maniquí junto al cual está Alexandre; mientras que Raymonde (esta vez, vestida) está situada a la derecha.


Extrañamente, en esa oportunidad no estaba presente otro de los personajes centrales del estudio Delta: Amedeo Modigliani, que era muy amigo de todo el grupo (de hecho, en la foto de portada podemos distinguir el cuadro "El violonchelista", que él pintó en 1909).
En fin, si no fuese porque se trata de París y no de Buenos Aires; casi que parafraseando al querido y recordado Horacio Ferrer podríamos decir que las nochecitas Delta tienen ese qué sé yo, viste...

-Juan Carlos Serqueiros-.


viernes, 28 de marzo de 2025

AQUÍ Y AHORA

























AQUÍ Y AHORA
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Cada día,
A cada instante,
Tenemos la gracia
De respirar,
De abrir los ojos,
Las ventanas
Y dejar entrar al sol.
La vida es mágica,
La vida es amor,
Y no debes esperar
A mañana para vivirla.
Nada está por venir,
Todo es aquí y ahora.

-Gabriela Borraccetti-

Imagen: María Olivera, “Toda la eternidad está en el momento”.

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga.Para contactar con ella por consultao terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.como Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

miércoles, 26 de marzo de 2025

NOTA EN REVISTA CONTEXTO

























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En 1999 la revista Contexto me hacía la nota periodística que aparece ilustrada en la imagen.
Por entonces yo tenía 43 años, pesaba veinte kilos menos que ahora (que ya cargo 69 sobre el lomo), era todo un "ejecutivo importante", me vestía con camisas de Giesso y trajes de Dior, calzaba zapatos de Gucci, me perfumaba con Aramis, vivía en un semipiso, me alojaba en hoteles cinco estrellas, morfaba en restaurantes caros y acumulaba millas a lo pavote saltando de avión en avión.
En esa época, tras la mascarada del "éxito"; yo era alguien profundamente infeliz. Vivía a mil, permeable al halago, sin consciencia de mi deseo, me hallaba sumido en una vorágine de placeres efímeros a los que recurrentemente apelaba como sucedáneos del regocijo y estaba abonado a la anhedonia.
Ciertamente, en modo alguno se trata aquella de una etapa de mi vida que recuerde con satisfacción. A tal punto es así, que en mi empeño por olvidarla (vano empeño, pues muy luego me enteraría de que el bueno de Sigmund Freud enseñaba que recordar es el mejor modo de olvidar), descarté, tiré a la mierda todos los objetos representativos de esos veinte años de mi carrera profesional transcurridos entre 1982 y 2002: certificados, fotos, premios, diplomas y en fin; todo lo que testimoniase que alguna vez yo había sido un tipo "exitoso".
Sólo quedó esta foto (que Gabriela, mi esposa, tomó con su teléfono celular), del cuadro en que yo, desde el pedestal de mi ego infatuado, la había enmarcado, que inadvertidamente quedó sin desechar. Y que después de todo, tuvo un fin útil en tanto sirvió para que ella pintara sobre él una de sus propias obras como artista plástica.
Aunque claro está, toda elección implica una renuncia, y obviamente, la que hice no constituyó una excepción, pues de haber optado por continuar detentando la gerencia en una corporación transnacional; hoy estaría percibiendo una jugosa jubilación en vez de la misérrima que percibo como autónomo.
De todos modos, uno no puede huir de su pasado ni hacer como que no existió; debe asimilarlo, porque forma parte de su historia de vida.

-Juan Carlos Serqueiros-

martes, 25 de marzo de 2025

¡CREA!







































Escribe: Gabriela Borraccetti *

Todos nos quejamos de haber olvidado hasta lo que hicimos ayer. Con semejante nivel de consciencia, ¿realmente podemos tener una noción de quiénes somos y de lo que es real, si todos nuestros actos son los de un autómata? 
Esos que llamamos pensamientos, son apenas el manual de instrucciones para evocar memoria de corto plazo y organizar actividades... también a corto plazo. Entonces, leer un libro, mirar un noticiero, elegir una película, sentarnos delante de la computadora... todas esas son distracciones. Y no le prestamos atención a nada.
Sin embargo, nos alarma no recordar qué hemos estado haciendo apenas ayer. Quizá sea hora de entretenernos menos, de apagar los aparatos y probar con usar nuestra creatividad, utilizar los colores, recrear nuestro sentido lúdico y poner en funcionamiento ese corazón que está tan dormido en el hueco del pecho. Sin ejercer nuestro poder creativo, nos convertimos en máquinas.
Escribe una canción, tararea algo inventado, crea una frase, escribe un cuento aunque más no sea de tres renglones, pinta sobre un papel, o si quieres sobre lienzo aunque no seas pintor. Moldea arcilla, esculpe, talla, sueña, fantasea, ¡juega! Para crear no hace falta saber y es el mejor remedio contra el autismo, la impotencia y la necesidad de recibir del afuera lo que supuestamente necesitamos para vivir. Ya conocemos lo que significa comprar espejitos de colores a cambio de oro. Es cuestión de animarse y no criticarse. Todos podemos silbar una canción que no existe. Incluso en la ducha.
Si tus manos sienten frío, pues entonces deja que las caliente el arte; porque pintar, escribir, amasar, moldear, dibujar, tocar un instrumento, o cualquier otra variante del crear, elimina las sensaciones de un mundo sin sentido.
Crear es abrir las puertas del corazón para salir a jugar con la vida, es un don, es sanación, pero por sobre todo; es la medicina gratuita y autosustentable para funcionar a la vez como formador de nuestra unicidad y antídoto de todo lo que no somos.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. N. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

viernes, 21 de marzo de 2025

ARTIGAS POR DEMERSAY







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

En la imagen que oficia de portada vemos un dibujo a la carbonilla hecho por el médico y naturalista francés Alfred Demersay, quien llegó al Paraguay en 1845 (casi todos los historiadores consignan 1844, pero se trata de un error, ya que si bien embarcó en Francia ese año; recién arribó a Asunción en los primeros meses del siguiente).
En fecha no precisada de 1847, visitó a Artigas (quien por esa época tenía entre 82 y 83 años) en Ibiray, y lo dibujó, siendo ese el único retrato del Jefe de los Orientales en vida y tomado del natural que existe. En él, Artigas aparece mostrado de perfil, sentado en una silla, está calvo en la parte superior de la cabeza, por sus labios apretados en una línea se lo percibe inequívocamente desdentado, tiene el cuerpo cubierto por un poncho y empuña un bastón.
Están fuera de discusión la aptitud y la habilidad de Demersay para el dibujo, lo cual se acredita a partir de la comparación de los retratos por él realizados, con los hechos por otros artistas, y también con daguerrotipos y fotografías de los distintos personajes que representó: Juan Manuel de Rosas, Carlos Antonio López y Aimé Bonpland, entre otros; por lo cual no cabe dudar que, en efecto, en cuanto a su fisonomía Artigas era realmente como él lo dibujó.
Vuelto a Francia, Demersay editó en París entre 1860 y 1864, su obra Histoire physique, économique et politique du Paraguay, acompañada de un atlas integrado por dos mapas y catorce láminas impresas con dibujos de su propia autoría, entre los cuales estaba el de Artigas con la reproducción de su firma (la de Artigas, quiero decir) al pie.
Pero la visión que Demersay tenía de Artigas (y que de hecho, volcó en su libro) era franca y absolutamente negativa, en tanto lo describe como un malhechor y el retrato que hizo obedecía a la intención de encontrar en él los rasgos que definirían su tipología delictiva según las creencias científico-criminológicas en boga por entonces. Y si no, veamos lo que escribió: 
“(…) Artigas, jefe de salteadores de la más formidable especie -por cuanto se servía de la política como máscara y pretexto para sus latrocinios- (…) batido y perseguido (…) halló un refugio en el Paraguay (…) en la villa de Curuguaty (…) pasó muchos años en ese retiro entregado a los trabajos agrícolas. Después (…) le fue permitido residir en los alrededores de Asunción. Fue allí que nos lo encontramos, viviendo, como él mismo lo confesara, de las limosnas del presidente López, habitando en Ibiray en una de sus casas, todavía derecho y vigoroso a pesar de su edad avanzada. Él falleció en este lugar en 1850. Véase en el Atlas el retrato dibujado del natural de ese jefe de partisanos cuyas crueldades han tornado célebre (…)”.
Así las cosas, tenemos que el único retrato que hay de Artigas tomado del modelo natural es fidedigno, sí, pero sólo en cuanto refiere a su apariencia exterior; mientras que para su retrato verdadero, habrá que parafrasear a Borges: “Sólo Dios puede saber / la laya fiel de aquel hombre”. 
El problema es que Borges, ironías del destino... también era anti artiguista.
En fin…

-Juan Carlos Serqueiros-

martes, 18 de marzo de 2025

TODAVÍA








































Escribe: Gabriela Borraccetti *

Todavía tengo algo de aquella niñez que admiraba a quien hacía un barquito de papel o pintaba un gato con dos círculos y un par de triángulos por orejas.
Quizá hoy la diferencia sea tan sólo de complejidad, y a eso se deba que en lugar de un monigote; me deslumbra quien con sus palabras extiende un camino que me acerca a alguna nueva puerta o me ayuda a cruzar la calle para que vea cómo luce el otro lado de la vereda.
Lo único que en definitiva ha hecho el tiempo, es darme la posibilidad de comprender que las cosas esenciales permanecen intactas en el corazón; aunque en lo externo hagan metáfora para convertir la simpleza de un círculo en una escalera caracol al cielo.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

sábado, 15 de marzo de 2025

VENCEDORES VENCIDOS (REEDICIÓN)























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Vencedores vencidos
(Beilinson - Solari)

Y ahora tiro yo porque me toca
en este tiempo de plumaje blanco
Un mudo con tu voz, y un ciego como yo
Vencedores vencidos!
Te has fugado!
Me hago humo!
Den la alarma!
Ensayo general para la farsa actual,
teatro antidisturbios.
Se rompe loca mi anatomía
con el humor de los sobrevivientes
de un mudo con tu voz
de un ciego como yo...
Vencedores vencidos!
Leyendo diarios en un baño turco
empañando Ray-Ban's, mascando un hueso
tu perro, un perro cruel
con la costumbre de no contentarse con los restos.
Ovejero que descansa en manto negro!
En este rollo de monos de polvo
hemos perdido el rastro unos minutos
un par de monos más (unos terrícolas)
Vencedores vencidos!
Buena Suerte! Y más que suerte! (sin alarma ...)
Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared
la tribu de mi calle. La banda de mi calle!
 

El título alude a un contrasentido: los ganadores circunstanciales de hoy, son los perdedores de siempre, los patos les tiran a los cazadores, los “de abajo” les ganan a los “de arriba”, los presos a los guardianes...

Darle cierto... color local, digamos, a una canción inscripta en la cultura rock -universalista per se-, con atisbos y sugerencias que nos ilustren sutil y poéticamente el momento que se pretende reflejar en su letra, no es, en modo alguno, tarea sencilla. Pero el genio de Solari lo logra: para 1987 / 1988, en nuestra Argentina estaba claro que el retorno a la democracia subsiguiente a la larga y horrible noche de la tiranía militar, no implicaba que quienes la habían instigado y se beneficiaron de ella, se hubiesen resignado mansa y dócilmente a perder sus privilegios, al contrario; los poderes negros seguían ahí, incólumes. En ese contexto, si bien se respiraban otros aires desde que se produjo el retorno al orden constitucional; no podía decirse que se gozara de una libertad verdadera, que trascendiera lo meramente formal y aparente. Así las cosas, los presuntos vencedores estaban tan vencidos por los poderes económicos como lo habían estado antes; sólo que ahora (donde "ahora" es 1988, año de edición de Un baión para el ojo idiota) disfrutaban de una libertad... ¡controlada por las corporaciones! 
Y eso es lo que -para mí- procura transmitir el Indio en Vencedores vencidos. Pero (seguramente debido a circunstancias personales y a mi historia de vida) esta canción, particularmente se me antoja una semblanza metafórica de alguien que logra escapar a la feroz represión desatada por Rojas y Aramburu tras los sucesos de junio de 1956 (recordemos que inmediatamente después del golpe de estado de 1955 que derrocó a Perón; Lonardi, presidente de facto, había pronunciado la frase: "Ni vencedores ni vencidos").
“Y ahora tiro yo porque me toca”: Lo hace aparecer como si se tratara de un juego, por ejemplo de dados. Ahora es su turno, le toca tirar a él, a ver qué sale; es su oportunidad.
“en este tiempo de plumaje blanco”: Llegó la hora de huir, de buscar la libertad, es tiempo de libertad. El "plumaje blanco" es la idea de libertad, refiriéndose a la tradicional asociación de la libertad con la imagen de una paloma blanca en vuelo.
“Un mudo con tu voz, y un ciego como yo”: Él es "ciego", porque está preso en una cárcel y no puede "ver" la cotidianeidad, pero si bien él es ciego; el guardián es "mudo", porque a su manera, también es prisionero de un poder superior a él, y está impedido de gritarlo.
“Vencedores vencidos!”: Triunfa el preso, se escapa, pasa a ser los "vencedores", y pierden los guardias, que pasan a ser "vencidos".
“Te has fugado! / Me hago humo! / Den la alarma! / Ensayo general para la farsa actual, / teatro antidisturbios”: El preso se fuga. Los guardias reprimen y tratan de detenerlo; pero a pesar de que ya hicieron muchas veces simulacros (“ensayo general”) de amotinamiento de presos (disturbios) y de represión (“antidisturbios”); esta vez no tienen éxito: el preso se fuga, ("me hago humo"); a pesar de la “alarma” que se dio.
“Se rompe loca mi anatomía / con el humor de los sobrevivientes / de un mudo con tu voz / de un ciego como yo... / Vencedores vencidos!”: El tipo está loco de alegría porque consiguió fugarse. A pesar de que otros presos no lo lograron, él sí. Es un "sobreviviente" a la represión de los guardias. Y obviamente, está contento por eso; aunque haya recibido en el medio, algunas lesiones o heridas, es decir, se le haya “roto la anatomía”.
“Leyendo diarios en un baño turco”: Ya se escapó, está en libertad, y lee los diarios para ver las noticias del motín y la fuga; pero se siente en un "baño turco" (suda de miedo ante el temor de que vuelvan a apresarlo).
“empañando Ray-Ban's, mascando un hueso”: Está escondido en algún aguantadero (asocia eso con esconderse atrás de anteojos oscuros marca Ray-Ban, en una metáfora de doble sentido, ya que también está refiriéndose a Rojas y sus anteojos oscuros, característicos en él), y mientras tanto está "mascando un hueso", es decir, está morfando alguna comida decente, en lugar de la comida vomitiva que le daban en la cárcel o donde quiera que sea que haya estado prisionero.
“tu perro, un perro cruel”: Asocia a los guardias de la cárcel, con perros feroces, crueles, y le pega un sablazo al poder político que lo tenía preso y quería asesinarlo.
“con la costumbre de no contentarse con los restos”: Los guardias son unos hijos de puta: no tienen bastante con los "restos" (o sea los presos que no pudieron fugarse, porque murieron en la represión), y entonces lo siguen persiguiendo y buscando encarnizadamente a él, que por eso tiene que mantenerse escondido.
“Ovejero que descansa en manto negro!”: Los guardianes son "perros", y los compara, por el negro de sus uniformes, con un pastor alemán manto negro. El guardia (perro) tiene que cuidar a sus ovejas (los presos); pero mientras el guardia descansa o se distrae, el preso se escapa.
“En este rollo de monos de polvo / hemos perdido el rastro unos minutos / un par de monos más (unos terrícolas) / Vencedores vencidos!": Los represores, la yuta, etc.; no lo pueden encontrar, le perdieron el rastro (“monos de polvo”), a pesar de que piden ayuda a alguien ("un par de monos más"), aludiendo a algún servicio de inteligencia, utilizado para capturar o recapturar presos políticos. Los represores recurren a un servicio de inteligencia del ejército (no de la marina o de la aeronáutica, ya que el Indio los rotula como "unos terrícolas", es decir, de las fuerzas armadas de tierra, del ejército); pero el chabón se les hizo perdiz, no lo encuentran por ningún lado.
“Buena Suerte! Y más que suerte! (sin alarma ...) / Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared / la tribu de mi calle. La banda de mi calle! “: Listo, por fin se terminó la pesadilla, ya está… No lo pudieron encontrar, y por eso, ahora está tranquilo. Tuvo mucha suerte (“buena suerte! y más que suerte!”) y va a poder gozar de su libertad, va a poder salir de la clandestinidad, a la calle, va a poder ver las pintadas en los muros, hechas por sus compañeros de causa ("que escribe en mi pared la tribu de mi calle”).


-Juan Carlos Serqueiros-