lunes, 16 de diciembre de 2024

VERSOS SICALÍPTICOS I. LA GENITALIDAD EXPLÍCITA EN LA GLOSA TANGUERA: EL TIENTO JUBILADO








































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

"¡Puta que soy desgraciada!", / dice la parda Loreta, / "todos me dan por el culo / y ninguno por la cajeta". (Robert Lehmann-Nitsche)

En apretada síntesis, puede definirse a la glosa tanguera como un recurso utilizado para añadir ornamentación a una obra inscripta en el tango —en el tango como cultura, quiero decir; que no meramente como género musical—.
Aplicada a la conjunción de poética y música, la glosa se transforma en exégesis en tanto expande, “traduce” y/o “explica” las metáforas que el autor de la primera haya eventualmente consignado, así como también contribuye a esbozar contextos, pintar escenarios y retratar personajes especificando, realzando o minimizando sus características más salientes.
En cambio, aplicada sobre la melodía, es decir, declamada sobre una composición exclusivamente musical que suene de fondo y en la cual se haya prescindido de la letra como narrativa; la glosa influye sobre quien la escucha, y entonces procura incorporar al oyente a un imaginario colectivo que pugna por estipularse e imponerse a partir de la identificación con el mito que expresa y sostiene quien la haya concebido, ya fuera que lo haya hecho independientemente de lo que postule el compositor, o consustanciado con él.
Y por último, la glosa puede, asimismo, constituirse per se en una variante de la lírica, esto es, haber sido construida con versos que, en la métrica adoptada por su autor, resuenen en los sentidos del oyente con una musicalidad que les es propia.
Por citar ejemplos de unas y otras: en 1942, Hugo del Carril (nombre artístico de Piero Bruno Hugo Fontana) grabó “Al compás del corazón”, ese bellísimo tango de Domingo Federico y Homero Expósito, el cual cantó a continuación de una glosa a cargo de “El Hombre gris de Buenos Aires”: el genial Julián Centeya (Amleto Vergiati en el documento de identidad). A fines de 1959, la orquesta de Osvaldo Pugliese nos legó el registro de “La cumparsita”, vocalizado por sus cantantes Carlos Guido y Jorge Maciel, y con una glosa titulada “Yo puedo batir qué es tango”, escrita y recitada por Luis “el Negro” Mela (pseudónimo de Luis Félix Miller). En agosto de 1961, la orquesta de Leopoldo Federico grabó una versión antológica de “La cumparsita”, glosada con la voz de Julio Sosa recitando el poema “Por qué canto así”, de Celedonio Esteban Flores. Y en 1963, también con la orquesta de Leopoldo Federico; el mismo Julio Sosa grabó “Madame Ivonne” pero con una particularidad: la introducción de una glosa de su propia autoría, en la cual se traza una semblanza de la protagonista de la letra de dicho tango (poética de Enrique Cadícamo sobre melodía de Eduardo Chon Pereyra), asignándole un sino trágico de tisis y muerte en plena juventud.
Pero más allá de esa que desde el vamos se presume “apta para todo público”; también hay (o más apropiadamente; hubo) una glosa enunciada en versos festivos, picarescos, eróticos, cuando no abiertamente procaces, soeces y aún pornográficos. Los españoles acuñaron, allá por los inicios del siglo XX, un término para encasillarlos: versos sicalípticos, los denominaron. Lo cual, por supuesto, no implica que el empleo de esa palabra quede acotado a la península ibérica; pues de hecho, abundan en el tango glosas de tal tipo (dicho sea de paso, los huesos de Leopoldo Lugones o de Manuel Gálvez —por citar sólo dos de sus máximos denostadores—, se revolverían en sus tumbas si las leyeran o escucharan), entre las cuales citaré —apenas un fragmento para dar una idea de su tenor— “La reja” (c. 1903-1910), de Ángel Villoldo: “Ella, apoyada en la reja, / en posición pecadora, / le ofrecía tentadora / su archipeluda cajeta. / Él, sobándole una teta, / miró para todos lados, / para ver si eran mirados / por personas indiscretas”, y en especial; también transcribiré —completo— un anónimo popular que (al menos, hasta donde me es dable saber) no ha sido escrito y editado, sino que llegó hasta nuestros días merced a la sola y simple tradición oral: “El tiento jubilado”.
Ya rezongan los fuelles, / suena un tango arrabalero / y con arte diquero / se baja la mina el calzón. / Provisto de un gran condón, / un viejito cajetilla / su bichoca pija ensilla, / y al llevar la mina lejos, / le revisa los pendejos / pa' ver si tiene ladilla. / El jovato atribulado / va entre dientes rezongando, / y se acuerda sollozando, / de su tiento jubilado: / “—Pija loca que me has dado / tantos y hermosos placeres… / Hoy no me atraen las mujeres, / andás al pedo y colgando / como tiento de arreador, / ya sos un pobre gusano, / no servís ni pa’ inflador. / Una verga de ñandubay / ¡quién la pudiera tener!, / para poder complacer / a la más exigente puta; / hoy, si la cosa es bruta, / prefiero estar sin coger. / Quisiera tener la pija / de cuando era joven ¡ahijuna!, / para pasarme una a una / a esas putas sabandijas; / les daría para que elijan: / en pelo o con condón, / y al puto más fanfarrón / le empujaría el sorete / para dejarle el ojete / como bolsillo dado vuelta”.
Posteriormente, el crecimiento arrollador del tango como cultura no ya limitada a los arrabales y conventillos, sino expandida y con pretensiones inequívocas de erigirse en propietaria y representativa de lo nacional y más todavía: de lo rioplatense; así como también la elevación del nivel de la lírica que corría aparejado al progreso en lo musical, y en fin; la imposición de la condena moral como requisito previo tendiente a su aceptación por parte del medio pelo pacato, arribista e hipócrita, fueron paulatina pero sostenidamente relegando, si bien no al olvido total; sí por lo menos a un discreto segundo plano “con más chiqué y con más tacto”, enuncia Carlos de la Púa (Carlos Raúl Muñoz y Pérez) en su poema “Citroën” las estrofas procaces de aquellas glosas sicalípticas plenas de genitalidad sin tapujos, explícita y exuberante, cuya eventual declamación quedó de ese modo circunscripta al regocijo en un relajado ambiente festivo y transgresor acotado a lo ocasional y grupal en el cual se permitiese —fugazmente, claro— el desliz, el exceso, de dar rienda suelta a lo… dionisíaco, por decirlo de alguna manera.
En fin, mi querido/a amigo/a lector/a, hasta aquí este breve opúsculo que es el primero de una saga de tres que me he propuesto escribir acerca de versos sicalípticos, así que espero contar con su compañía al momento de subir a internet los dos restantes.
Ojalá con este, haya podido arrancarle una sonrisa y/o un guiño de complicidad. Un cordial saludo y hasta la próxima ocasión.

-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen de portada: Juarez Machado, “Tango libertin”, óleo sobre tela, 2002.
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REFERENCIAS

Carretero, Andrés M. a) El compadrito y el tango. Peña Lillo Ediciones Continente, Buenos Aires, 1999.
                                  b) Tango testigo social. Peña Lillo Ediciones Continente, Buenos Aires, 1999.
Lehmann-Nitsche, Robert. Textos eróticos del Rio de la Plata. Ensayo lingüístico sobre textos sicalípticos de las regiones del Plata, en español popular y lunfardo. Librería Clásica, Buenos Aires, 1981.
Rivadeneira, Tito. Ángel Villoldo: su obra en el inicio del tango y de las varietés. Editorial Dunken, Buenos Aires, 2014.
Serqueiros, Juan Carlos. De tangos, quilombos y mitos (art. en Esa Vieja Cultura Frita, 06.2013) https://esaviejaculturafrita.blogspot.com/2013/06/de-tangos-quilombos-y-mitos.html
Varela, Gustavo. Mal de tango. Historia y genealogía moral de la música ciudadana. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2005.


jueves, 12 de diciembre de 2024

MORTA PUNTO COM (REPUBLICACIÓN)















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Morta punto com 
(Beilinson-Solari)

El Morta quiere más “japinés”.
(Se tira a todo santo, ja)
El Morta quiere más “japinés”.
(No pregunta más por el menú)
Como si se la machacara contra un cascote quiere gozar.
(Uh, uh) Va perdiendo aceite.
(Uh, uh) Relincha de más.
Con sus gambas de polio brinca
Y cae levemente hacia su estribor.
(Uh, uh) Quitó esa vieja foto
Del negro Chu Berri del placard.
El Morta quiere más “japinés”.
(Fellatio, diluvio, man)
El Morta quiere más “japinés”.
(Y guateque-hot-porno escolar)
El barulo hinchado de gin picante,
Ya se le ha mojado todo el serrín.
Ya, ya es todo. Ya, ya no quiere
Esperar su suerte más.
(Uh, uh) Va bombeando su guita
(Uh, uh) En trolas coquetas que
Llenan de mentiras su oreja desde un celular.
En ese bulo que no cierra sus puertas,
Allí está su cuartel.
Flota en un baño de burbujas
En su loquero de amor.
Ta-tartamudea y cubre su rabo con un gran toallón.
Plastikito trae bagayito y se lo ve feliz.
El Morta quiere más “japinés”
Y apenas se mantiene en pie.
El Morta quiere más “japinés”.
Y culos grandes como pianos, beibi.

Con "Morta punto com" continúa en Momo Sampler el desfile de personajes de la "murga", del "carnaval" (la sociedad argentina en épocas de De la Rúa). 
Para esta canción, el Indio elige como protagonista a un ñato ya jovato, a quien menciona como el Morta, que se dedica a consumir pornografía virtual vía internet, y también no virtual; sino real, frecuentando prostitutas en cabarets.
Se trata de una viñeta acerca del representante fidedigno, cabal, de un segmento social signado por la recurrencia a sucedáneos de la verdadera felicidad: este tipito en cuestión, reemplaza una felicidad que lejos está de sentir; con la “happiness” engañosa, mentirosa, que le dan la pornografía y la prostitución. 
Es una reaparición, una rentree de este personaje el Morta, porque ya lo conocemos de antes a través de la canción Lavi-rapEl Morta existe (quiero decir, existe de verdad, en la vida real): es un amigo del Indio, acerca del cual el propio Solari afirma que "en una época tenía un papeo interesante", que "no se cuece con un hervor”, y que "tiene un tío en Nueva Jersey". Obviamente, todo eso no significa que el Morta (el real, quiero decir, el de carne y hueso) sea efectivamente un consumidor compulsivo de pornografía y un reventador de guita en cabarets como se lo pinta acá.
“El Morta quiere más ‘japinés’ / (Se tira a todo santo, ja) / El Morta quiere más ‘japinés’ / (No pregunta más por el menú)”: "japinés", así escrito en espanglish berreta es la "castellanización" de happiness (felicidad, en inglés). Para el chabón, la felicidad pasa exclusivamente por el placer genital (que obtiene navegando por internet en websites de contenido pornográfico, los cuales visita asiduamente, sin fijarse siquiera en el "menú" de la página porno que visita; consume todo el contenido de la misma ávidamente (“no pregunta más por el menú”). Lo de "se tira a todo santo", alude a que al Morta le cabe cualquiera: minas, hombres, travestis, lo que raye. Y también se desliza una referencia subyacente a que mira imágenes de desnudos con minas disfrazadas de monjas (en muchas páginas porno está el rollo ese).
“Como si se la machacara contra un cascote quiere gozar”: Alusión a la condición de cultor del sadomasoquismo del tipito. El Morta quiere obtener goce sexual a través de causarse dolor en el pene, en una masturbación frenética y dolorosa.
“(Uh, uh) Va perdiendo aceite / (Uh, uh) Relincha de más”: "Uh, uh" = onomatopeya irónica del ruido que produce el chabón cuando alcanza el climax en la masturbación y eyacula ("va perdiendo aceite" y "relincha de más")
“Con sus gambas de polio brinca / Y cae levemente hacia su estribor”: El tipito tuvo poliomielitis y le quedaron secuelas en las piernas ("gambas de polio"), y produce algo parecido a un saltito (“brinca”) cuando acaba, cuando eyacula, y se inclina un poquito hacia la derecha (“estribor”)
“(Uh, uh) Quitó esa vieja foto / Del negro Chu Berri del placard”: Tenía una foto de Chuck Berry ("Chu Berri"), un cantante negro de rock and roll de los años 60, pero la sacó. A través de la mención de Chuck Berry, el Indio quiere dar una idea de la edad del Morta: lo representa como un chabón que carga más de 60 pirulos.
“El Morta quiere más ‘japinés’ / (Fellatio, diluvio, man) / El Morta quiere más ‘japinés’ / (Y guateque-hot-porno escolar)”: El tipo va "subiendo" en la escala del consumo de pornografía. Ya no se conforma solamente con imágenes de minas en bolas y de sexo oral (fellatios); sino que "quiere más": sexo duro como por ejemplo, "diluvio" (las llamadas "lluvias doradas o marrones", o sea, que le meen y le caguen encima), sexo grupal ("guateque" = fiesta —el verdadero guateque es un fiesta de los campesinos cubanos en la cual se reúnen para comer lechón asado, cantar y bailar; pero después, el término se fue aplicando a cualquier fiesta, incluida la "fiestita" de sexo grupal—), y llega al extremo de consumir pornografía infantil ("hot-porno escolar").
“El barulo hinchado de gin picante, / Ya se le ha mojado todo el serrín. / Ya, ya es todo. Ya, ya no quiere / Esperar su suerte más”: El Indio recurre a una metáfora de manera de comparar el mambo que hay en la cabeza del chabón ("ya se le ha mojado todo el serrín", aludiendo a que tiene un quilombo terrible en el balero), con un cabaret ("barulo", como forma apocopada de "cabarulo" —cabaret en lunfardo—, y quizá también haya flotando un tributo solariano a Osvaldo Lamborghini y su "Pibe Barulo").Toda la pornografía que consumió por internet, más el escabio de alcohol (“gin picante”), le provocan tal ansia de sexo ("ya es todo" = "ya es cualquiera", digamos) que ya no le alcanza con masturbarse pispeando pornografía en internet; no ve la hora de rajarse al quilombo más cercano a buscar putas.
“(Uh, uh) Va bombeando su guita / (Uh, uh) En trolas coquetas que / Llenan de mentiras su oreja desde un celular”: "bombeando" = haciendo el amor, teniendo sexo; y "trolas coquetas" = prostitutas de cierto nivel, gatos caros digamos, call girls con las cuales hace sexting y se cita telefónicamente ("desde un celular"). 
“En ese bulo que no cierra sus puertas, / Allí está su cuartel”: Se va a un prostíbulo que está abierto full time, las 24 horas (“no cierra sus puertas”), y del que es cliente habitual ("su cuartel").
“Flota en un baño de burbujas / En su loquero de amor / Ta-tartamudea y cubre su rabo con un gran toallón. / Plastikito trae bagayito y se lo ve feliz”: Transa con una trola, a la cual le garpa con tarjeta de crédito ("plastikito") y le pide todo el "servicio", incluyendo suministro de droga (“trae bagayito”), y de postre; no se priva de un baño de espuma en el jacuzzi mientras escabia champán junto con la mina ("baño de burbujas").
“El Morta quiere más ‘japinés’ / Y apenas se mantiene en pie. / El Morta quiere más ‘japinés’. / Y culos grandes como pianos, beibi”: Todavía quiere más. A pesar de estar fundido, de no dar más; el chabón no se cansa de consumir pornografía y pagar prostitutas. Ahora se le ocurre que quiere una mina jovencita ("beibi" = baby = bebé) pero que tenga un orto espectacular (“culos grandes como pianos”).


-Juan Carlos Serqueiros-

miércoles, 11 de diciembre de 2024

CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS




















Escribe: Gabriela Borraccetti *

El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable; mas no por ello se debe —ni se puede— abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos caminos, anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin —la obtención del placer—, ya su aspecto negativo —la evitación del dolor—. Pero ninguno de estos recursos nos permitirá alcanzar cuanto anhelamos. La felicidad, considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo. Ninguna regla al respecto vale para todos; cada uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz. Su elección del camino a seguir será influida por los más diversos factores. Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste; por fin, también de la fuerza que se atribuya a sí mismo para modificarlo según sus deseos. (Sigmund Freud)

Estimé pertinente introducir, a modo de ejemplo y como preámbulo de lo que a continuación voy a expresar, este fragmento de “El malestar en la cultura”, de Sigmund Freud (ed. 1930), porque… ¿has notado con cuánta frecuencia vemos publicados en las redes sociales, cartelitos con frases suyas cuando no transcripciones de párrafos aislados?
Freud —el Tata, como suelo referirme a él afectuosamente y con admiración en tanto padre del psicoanálisis— fue, es y seguirá siendo un grande; pero diría que de él hay que tomar lo que uno realmente quiere y no tragárselo todo según lo consuma la mayoría.
En el acápite citado precedentemente, Freud enuncia que en la medida en que el individuo deja de esperar del mundo y se independiza de él, es más feliz. Ahora, en relación a “modificarlo según sus deseos”, esa… ¡ya es una tarea un poco más difícil!
Porque —“pequeño” detalle— para lograr hacer eso, uno debe saber muy bien quién es, ya que estamos convencidos de desear aquello que lamentablemente nos han inoculado como deseo. Pero ocurre que el deseo pasa a ser inconsciente. Y al pasar al inconsciente, se mantiene allí por represiones sucesivas.


El deseo no es eso cuyo cumplimiento se le pide a la flor de panadero o a una estrella fugaz. El deseo es algo que de cumplirse, nos traería mil conflictos, y es por eso que un día nos "olvidamos" de él. Todos creemos hacer lo mejor con nuestras vidas, pero muchas veces olvidamos e incluso amputamos mediante represión aquello que hemos resignado y extirpado de nuestro mundo, con tal de ser aceptados, aprobados, queridos y reconocidos.
Y así, vivimos una vida que no es la nuestra, convirtiéndonos en lo que llamamos "yo", cuando en realidad, no es sino el vestigio de las enseñanzas de otro. Entretanto, a ese al que miramos al espejo, lo desconocemos por completo.
Parece mentira, ¿no? ¡Pero es real!

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

domingo, 8 de diciembre de 2024

A RUSIA CON AMOR


















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Cuando empezamos con la página Esa Vieja Cultura Frita (idea y creación de mi esposa, Gabriela), allá por el 11 de noviembre de 2011, salvo algunos amigos de ella y míos; no nos leía nadie en nuestro país; sólo personas casi todas europeas ellas, y mayoritariamente provenientes de o que habitan en, Rusia.
Seguramente, eso último se debió a dos factores: mis interpretaciones de la poética del Indio Solari en las canciones incluidas en el disco Oktubre (que conceptualmente es un homenaje a las revoluciones en el mundo); y una herramienta fundamental en internet: el traductor de Google, que posibilitó que gente en la lejana Rusia pudiera leer en su propio idioma lo que nosotros escribíamos en castellano.
Después, con el correr de los meses, las visitas a la página paulatinamente fueron in crescendo, a medida que, además de analizar la poética del Indio Solari; fuimos publicando artículos de Gabriela sobre psicología, artículos míos sobre historia, poemas y cuentos de ella y míos, etc., así tal como continuamos haciéndolo.
Pero como consigné precedentemente, en los comienzos sólo nos leían en Rusia; así que enormemente agradecido al pueblo ruso, subo esta hermosísima pieza del folclore de ese gran país: "Korobéiniki", una melodía popular de autor anónimo hecha canción a partir de aplicarle los versos que en 1861 escribió el poeta Nikolái Nekrásov (n. 1821 – m. 1877).
Los korobéiniki son buhoneros, es decir, vendedores ambulantes. El poema de Nekrásov narra la historia de uno de ellos quien, con sus hombros fatigados, muy doloridos, por cargar la pesada bandeja en que lleva sus mercancías, ofrece éstas a Katia, una bella joven de ojos oscuros que al principio regatea con él; pero él la besa y ambos terminan juntos en un campo de centeno.
Vaya pues, nuestro homenaje a Rusia con amor y brindando con vodka (por supuesto, artesanal). ¡Здоровье!



-Juan Carlos Serqueiros-

jueves, 5 de diciembre de 2024

DE CUANDO UNA RADIO ENCONTRÓ A SU DUEÑO
























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Todas las cosas guardan memorias / de lo que fue y lo que pasó. (Juan Carlos Serqueiros, “Silla”)

Nuestro hogar se ha visto embellecido aún más con esta nueva "adquisición": una antigua radio a válvulas electrónicas que tiene aproximadamente ochenta años. Y ahora paso a explicarle, mi muy estimado amigo lector, el porqué del entrecomillado que puse en la palabra adquisición.
Con Gabriela, mi esposa, estábamos cierta mañana sabatina tomando café en nuestro bar habitual, y en eso ella me dijo: —Recuerdo que había una casa de antigüedades en la intersección de Perón y Carrillo. No sé si estará todavía, y además; no podríamos comprar nada porque no tenemos un mango partido al medio, pero estaría bueno ir a husmear un poco, tanto como para ver si todavía existe, y de paso regalarnos la vista con cosas viejas y bellas, ¿no te parece?
—¿Cuál esquina dijiste? —pregunté. —Perón y Carrillo —contestó. A lo cual repuse: "Me importa tres belines lo que haya ahora allí, aún cuando la casa de antigüedades probablemente no esté más; si la esquina es Perón y Carrillo... ¿qué estamos esperando para ir? La sola mención de esos nombres ilustres, amerita per se la excursión, ¡vamos ya!" Y fuimos.
Llegamos, y felizmente la casa de antigüedades seguía allí; pero ya echando un vistazo al escaparate nomás, me di cuenta de que las cosas que estaban exhibidas para la venta resultaban prohibitivas para nuestros grilos exhaustos. Qué sé yo... imaginemos que era como tener ganas de ir a ver y escuchar “Aída” en el Colón en una función de gala, y no tener no ya un peso para la entrada (aún cuando se pudiera comprarla en 24 cuotas), sino ni siquiera para alquilar el esmoquin; así que le dije: "Olvidate, mi amor, esto no es para nosotros". Igual, entramos a mirar y a preguntar precios (que estaban todos en la gama que va desde 30 hasta 400 lucas). Entonces le dije al dueño: "Vea, señor, no le queremos hacer perder su tiempo, nosotros no entramos ni por asomo en el target económico de sus clientes potenciales; así que si nos permite y no le molesta, nos contentaremos con mirar y admirar solamente". Amable, atento y condescendiente, el hombre (un caballerazo en toda la línea) me contestó: "Nunca se sabe. Miren tranquilos y cualquier cosa me preguntan". 
En eso, Gabriela "descubrió" un Topo Gigio (no trucho; uno original, made in Italy): 50 lucas. Impensable para nosotros. Descartado. Llamó mi atención un pequeño globo terráqueo entre dos libros que lo sostenían, todo de bronce esmaltado. Una pieza preciosa que hubiera quedado perfecta en el consultorio de Gabriela. Pregunté el precio: $ 40.000 (que claro, yo no tenía).
A pesar de todo, me animé (o mejor dicho; osé, me atreví) a preguntarle por radios viejas, de esas a válvulas, y el hombre me mostró un toco de ellas. Tenía más de veinte, todas en óptimo estado de funcionamiento, con valores que iban desde 80.000 hasta 250.000 pesos (lo cual las situaba fuera del alcance de nuestras magras finanzas, obviamente); menos una cuyo precio no me informó, sino que se limitó a decirme: "Esa no anda, y para colmo, no tiene reparación posible porque ya averigüé y las válvulas quemadas no se consiguen por ningún lado y el sintonizador fallado tampoco". No obstante la aclaración; seguí mirando y mirando las radios... y en especial; esa radio.
De improviso, el hombre se acercó a mí y preguntó: "¿En serio le gusta esta que no anda?". Y trascartón me advirtió: "Mire que por más barata que se la deje, incluso al precio que usted quiera pagarme, dos pesos o lo que fuere; no tiene arreglo, eh". Le dije: "No importa; a mí me encanta, aunque más no sea, para tenerla de vista. En mi imaginación yo la voy a escuchar lo mismo aunque no funcione". Me contestó: "Bueno, mi amigo, entonces eso significa que la radio al fin encontró a su dueño; llévela si la quiere, se la obsequio".
¡Yo no lo podía creer! Pero aquí está, ya es nuestra y su noble belleza es un regalo para los ojos. Y aunque todos crean que mis oídos no podrán escuchar ningún sonido proveniente de esa radio en apariencia muda para siempre; yo SÉ que ella sí resuena: para los oídos de mi alma, la magia de ese aparato continúa emitiendo música y voces de locutores y cantantes ya idos, así que... ¡sí funciona!

-Juan Carlos Serqueiros-


martes, 3 de diciembre de 2024

UN SECRETO



































UN SECRETO
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Sé que intentas convencerte
De que sólo soy una más
Entre tantas palabras dulces
Que vuelan como palomas.

Mil poesías te queman
Resbalando por tus labios
Y aprietas fuerte la boca
Para acallar tu mente.

Aunque ya estás en la trampa
Letal y agotadora
De ignorar el latido
De la alarma de tu pulso.

Busca hoy en los baúles
La llave de tus verdades
Y ponte frente al espejo
Desnudo del corazón.

¿Cuánto hace que no sientes
En tu piel gritar la escarcha
Y el motín de tu sangre
Enconándose a la vez?

Atravesando el velo
Arrojo mis palabras
Como un ramo de flores
Perfumadas por tu nombre.

Jamás me dirás nada
Y yo guardaré silencio
Sabiendo que entre tú y yo
Un secreto hoy se ha dormido.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.



domingo, 1 de diciembre de 2024

VUELO A SIDNEY (REEDICIÓN)














Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Vuelo a Sidney
(Solari)

Triste y con malas intenciones
(ya no sé que me dicen tus ojos!)
de moscona tibia en oferta
que se ríe y pide volver... temblando!
Yo ya sé que la ruta no es buena
(me contás y me pongo inquieto!)
sos tan cruel como tus ambiciones
suplicás que firme tu cheque... sonriendo!
Temblando y sonriendo!
Amarte? Es posible?
A quién tanto ay! me lastima así
Temor y dolor nos unen
(no puedo pensar en algo peor)
Ya te ves atascada en Ezeiza
(ya perdió el chucho al que apostaste)
allí está el numerito en tu cuello
y vos no desperdiciás baba... boqueando!

La letra remite a una relación de pareja en una situación límite que lleva a la ruptura. La mina lo plantó antes al chabón, y éste se raja a Sidney, Australia, pero sorpresivamente; ella expresa la posibilidad de retomar la relación, y el tipo plantea sus dudas (y miedos) acerca de que la cosa vaya a funcionar. Él desconfía (y con más que buenas razones, al parecer).
"Triste y con malas intenciones / (ya no sé que me dicen tus ojos!) / de moscona tibia en oferta / que se ríe y pide volver... temblando!": La mina lo encara al tipo y le propone retomar la relación que tenían. Viene haciéndose la mosquita muerta ("moscona tibia"), sin poner condiciones, entregada ("en oferta"), y pretende minimizar con una sonrisa lo que pasó antes, cuando lo plantó al chabón ("se ríe y pide volver"). Pero en su interior, sabe que procedió mal cuando lo dejó (no es difícil presumir que por otro ñato), entonces; hay en ella un resquemor acerca de cómo pueda llegar a reaccionar él. Piensa que por ahí la saca carpiendo; por eso la mina está "temblando".
"Yo ya sé que la ruta no es buena / (me contás y me pongo inquieto!) / sos tan cruel como tus ambiciones / suplicás que firme tu cheque... sonriendo!": Ahora el tipo le dice a la mina que comprende que le debe haber sido difícil presentarse así, de una, ante él, y proponerle retomar la relación; pero también se le hace cuesta arriba perdonarla y acceder a lo que ella le propone. Hay, además; flotando en la metáfora algo así como una velada alusión a algún tipo de ilegitimidad o directamente, de ilegalidad; es como si el viaje a Sidney no se diera en condiciones tan formales y regulares como presumiblemente debiera ser. En fin... 

Y uno no puede menos que preguntarse si eso de "suplicás que firme tu cheque" no tendrá, aparte de la significación metafórica; una aplicación estrictamente literal, como si hubiera entre la pareja rota alguna cuestión económica como por ejemplo, algún beneficio obtenido ilegalmente por ambos antes de la ruptura y que haya quedado sin repartirse, antelo cual ella esboza un reclamo. Chi lo sa...
"Temblando y sonriendo!": El tipo se extraña y un poco se se escandaliza de que la mina piense que simplemente con presentarse como si nada hubiera pasado antes (cuando lo pateó), ya está: el chabón se olvida de todo, la perdona y listo. En resumen, le está diciendo a la mina que no es tan sencillo como ella supone.
"Amarte? Es posible? / A quien tanto me lastima así? / Temor y dolor nos unen / (no puedo pensar en algo peor)": Le dice a ella que la cosa no va a funcionar. Él ya no puede amarla, porque antes la amó, ella lo plantó y él quedó hecho trapo; entonces, obviamente, no quiere repetir la experiencia. Se horroriza de que pueda volver a pasarle lo mismo ("no puedo pensar en algo peor").
"Ya te ves atascada en Ezeiza / (ya perdió el chucho al que apostaste) / allí está el numerito en tu cuello / y vos no desperdiciás baba... boqueando!": Termina de defenestrarla confirmando que ya no hay chances de volver con ella. 
La mina termina "atascada en Ezeiza" porque perdió ("perdió el chucho al que apostaste", le zampa el chabón, refiriéndose a las carreras de galgos, por desgracia tan populares en Australia). 
¡Ah!, me intriga sobremanera lo de "allí está el numerito en tu cuello", no sé cómo tomarlo; porque me figuro la imagen y, qué querés que te diga... me suena a foto de prontuario. Pero... ¿prontuario en serio? ¿Y por qué? No sé... pero intuyo que esta pareja anda en asuntos non sanctos, en fatos bien turbios, y que además de idas y vueltas, de eventuales abandonos, traiciones y tardíos arrepentimientos reales o ficticios; quizá la ruptura también tenga que ver con una desconfianza profunda (ya sea fundada o infundada) originada en causas que no pasan por lo sentimental. 
Y después de todo, por más que ahora finja arrepentimiento y quiera endulzarle el oído ("baba... boqueando"); él no puede perdonarla.


-Juan Carlos Serqueiros-


NOTA MÍA AGREGADA HOY 01.12.2024

Hasta aquí reproduje el artículo tal cual lo publiqué en 2011. Pero... "pasaron cosas", dijo el asqueroso psicópata perduellis Mugricio Lacri: ocurre que en 2019, el Indio lanzó su autobiografía Recuerdos que mienten un poco. Memorias en conversaciones con Marcelo Figueras (Sudamericana, 2019), y entonces algunos pudieron enterarse de por dónde iban los tiros de su poética en ciertas canciones; mientras que otros (como por ejemplo, quien suscribe) pudimos reparar en los errores en que habíamos incurrido al momento de interpretarla, para así tener, consecuentemente, la posibilidad de enmendarlos. Y eso es, precisamente, lo que haré a continuación. En  ese libro, Solari nos dice:
Acá hay una pareja, o una ex pareja, que también está en el aeropuerto como la de Sopa de lágrimas. En este caso él es un dealer y ella, su ex, está funcionando como mula. Pero ella pierde, cae detenida y empieza a boquear: a contarlo todo, a delatarlo. Ya perdió el chucho al que apostaste… La canción le dice a él que raje del aeropuerto, porque su expareja está hablando de más. (sic)
Si bien barrunté (y así lo consigné expresamente) que había un trasfondo de fato raro, ilegítimo o ilegal, en torno a esa pareja; obviamente yo no tenía, cuando hice y publiqué mi interpretación de la letra en 2011, manera alguna de conocer que la chica oficiaba de mula para el tipo que era un dealer. Intuía, sabía, de la existencia allí de algo non sancto, más allá de las cuestiones sentimentales; pero ni remotamente lo asocié al tráfico de drogas. También creí que quien se aprestaba a viajar a Sidney era el chabón, y hete aquí que en realidad; era la mina (lo cual se frustra porque cae presa). Y de paso, las precisiones que nos da el Indio echan luz sobre el misterio que me desvelaba: eso de "tu numerito en el cuello" que me remitía, sin atinar a explicarme por qué, a foto de prontuario y que (ahora por fin lo sé) efectivamente, era así. En fin... vaya entonces esta nota agregada a modo de Fe de erratas.
Y recuerden, queridos chichipíos: transiten el sendero del bien, porque el infierno, de hecho es muy divertido; pero a cada rato viene Luzbelito a pincharnos el culo con el tridente. Besis, putes.

-Juan Carlos Serqueiros-


viernes, 29 de noviembre de 2024

UNIÓN CÍVICA RADICAL: CRÓNICA DE LA INFAMIA































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

¿Sabés qué? Estoy harto, re podrido, hastiado y asqueado de escuchar a encumbrados dirigentes peronistas que se la pasan boqueando irresponsablemente y a gran estrépito eso de "buscar consensos con el radicalismo" y "hay que sumar a los radicales". Pavadas, “voceo de otarios” (Carlos de la Púa dixit). Y la otra muletilla insoportable, reiterada hasta la exasperación, es la zoncera esa de "el radicalismo es parte del movimiento nacional y popular". No es verdad. Y no sólo no lo es ahora, sino que no lo fue nunca; y afirmarlo equivale a partir de un sofisma miserable. Basta de mentirnos a nosotros mismos y de creer en semejantes quimeras.
Te aviso, mi querido cumpa lector, en procura de ahorrarte un esfuerzo que de sobra conozco estéril: por más que bucees en la historia, incluso en la más reciente, la de hace escasos tres, cuatro o cinco añitos, y te quemes las pestañas buscando en libros y en internet; no vas a encontrar dirigentes (y mucho menos votantes) radicales que se hayan sumado al peronismo, más allá de Hortensio Quijano, Armando Antille, Juan Isaac Cooke, Homero Manzi, Arturo Jauretche, Leopoldo Moreau, Leandro Santoro y quizá un par más cuyos nombres se me estén escapando ahora. Y los sectores radicales que votaron por Perón a instancias de Hortensio Quijano, no provenían del peludismo, en tanto Quijano era anti yrigoyenista.
Pero mejor empecemos por donde se debe: el principio. Uno de los dos personajes emblemáticos del panteón radical, esto es, Leandro Alem, a quien tanto los historiadores situados en la vereda de la historia antes erigida en “oficial” como así también los que abrevan en el ”revisionismo” se empeñan en pintar lleno de virtudes y en exaltar hasta el paroxismo como un egregio tribuno; en la realidad tangible fue un fracaso rotundo como revolucionario, una triste figura, un borrachín maníaco depresivo que vivía inmerso en un mundo atemporal acosado y atormentado por sus fantasmas, y un deudor moroso e incobrable del Banco de la Provincia de Buenos Aires. En cuanto al otro ícono colocado en el altar radical: Hipólito Yrigoyen, baste simplemente con decir que se veía a sí mismo como un enigmático apóstol del misterio y del silencio convocado a una misión trascendental y “reparadora” a la que llamaba “causa”, y que se había creado un molino de viento propio contra el cual luchar: eso que él reputaba de “régimen falaz y descreído”.
El radicalismo es represión y matanza de obreros en el Chaco "santafesino", en Santa Cruz, en Buenos Aires, y es masacre de indios en Napalpí. El radicalismo es el negociado de la CHADE y el de las tierras de El Palomar, es la resignación de los intereses nacionales a cambio de una coima percibida en la forma del edificio de su sede partidaria en Buenos Aires. El radicalismo es el capricho obcecado de Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear disponiendo a mansalva intervenciones federales a las provincias. El radicalismo es el patético Amadeo Sabattini (una mala imitación, un cover de Yrigoyen peor aún que el original) despreciando el acuerdo con Perón para intentar, en cambio; hacerse presidente de la Nación vía los milicos de Campo de Mayo vinculados a Eduardo Ávalos. El radicalismo es la Unión Democrática tomados de la mano de Braden. El radicalismo es "revoluciones" (fragotes, en realidad) invariablemente vencidas y fracasadas, desorden, caos y corrupción. El radicalismo es el coprolálico Ernesto Sanmartino con su diarrea verbal de "aluvión zoológico". El radicalismo es los bombardeos a la plaza de Mayo, la revolución fusiladora del 55 y las subsiguientes pseudo democracias de Frondizi, Guido e Illia. El radicalismo es la relojería de Illia y Zavala Ortiz atrasando diez años el reloj de la historia. El radicalismo es todos los "funcionarios" suministrados a la espantosa tiranía cívico-militar 1976-1983. El radicalismo es el borrico Alfonsín dividiendo, justo después de emerger al fin el país de la trágica y larga noche de esa tiranía, a la sociedad en dos con su terco empeño de "reforma sindical" y haciéndole el campo orégano al cipayo Carlos Menem para la reforma constitucional, engendro que tres décadas después aún seguimos sufriendo. El radicalismo es Fernando de la Rúa, el estallido y el helicóptero. El radicalismo es el miserable Cleto Cobos votando en contra de las retenciones al mal llamado "campo". El radicalismo es Alfredo Cornejo, Martín Lousteau (que la va de buenito y es más peligroso que una yarará), Gerardo Morales, Rodrigo de Loredo, Facundo Manes y demás etcéteras aberrantes. Todo eso es el radicalismo: una película de terror cuyo guion se extiende desde 1891 hasta nuestros días.
Los pocos, escasísimos radicales que alguna vez se sintieron consustanciados con los intereses nacionales y populares se hicieron peronistas; y los que siguen en las mermadas filas del cuasi extinto partido centenario, son gorilas irredimibles. Basta de revolver en el tarro del gorilaje radical buscando dulce de leche; no hay dulce de leche ahí; sólo mierda porque es una cloaca de la cual emanan gases mefíticos y miasmas asfixiantes.
El surgimiento de la UCR en 1891 constituye el suceso mil veces maldito de la política argentina y lo sigue siendo en la actualidad (la historia no es otra cosa que la política del pasado), e incluso hasta diría que se ha exacerbado en su nocividad.
Detrás de cada tragedia argentina, de cada hecho oprobioso y funesto, siempre hay un radical, desde un golpe de estado hasta la desaparición de una criatura de cinco años en una provincia que en rigor de verdad es un feudo; pasando por represiones, traiciones, escándalos, corrupciones, instigación e integración cómplice de tiranías cívico-militares, catástrofes sociales, abismos políticos, debacles económicas y cuanta peste nos haya atacado a los argentinos; porque el radicalismo es la Caja de Pandora que una vez abierta abatió sobre nosotros todas las desgracias. Y la única que quedó encerrada en el fondo: la esperanza; es asimismo letal en tanto nos inmoviliza aguardando en vano el milagro de que recapaciten, pues de sobra está demostrado que es alpedamente llamarlos a la unidad y a la reflexión. Persistir en esa pretensión absurda es, además de inconducente; gravoso. Es como tratar de convencer al escorpión de que no pique a la rana porque si lo hace, también él se va a hundir.
Lo hasta aquí enunciado (y desafío a que alguien encuentre aunque más no sea una sola inexactitud en lo que consigné) no es para denostar al radicalismo, eh; eso sería caer en la redundancia, porque es algo de lo cual ya se ha ocupado la historia, y porque el radicalismo hoy por hoy se reduce a una caterva espantable expresada en un sello de goma; sino que es poner blanco sobre negro para que abandonen el torpe intento de obnubilarnos con cantos de sirena. Los radicales se van a regenerar y van a votar peronismo... el día que las vacas vuelen.
Analizá el presente, posá tu mirada sobre el pretérito tanto mediato como inmediato, y podrás percibir claramente que desde 1891 hasta nuestros días, calamidad y radicalismo van de la mano. La trayectoria de la UCR es la crónica de la infamia.

-Juan Carlos Serqueiros-


martes, 26 de noviembre de 2024

AROMAS DE INVIERNO





























AROMAS DE INVIERNO
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Asoma helado y gris el día
Despertando aromas de frío
Tibio paño gris que en mi ventana
Se abraza a ellos como a un nido.

Extienden los brazos y soplan
Humos de café en el aire
Y de aliento fabrican cristales
Que silentes golpean mis vidrios.

Sin palabras me incitan seguirlos
A la gris humedad traslucida
Y en el juego travieso mis dedos
Ponen rostro a sus soplos de vida.

Con las yemas del sudor vidriado
Pinto caras, sonrisas, amores
Y en el borde de acero caen
Líneas de agua llevando emociones.

Mas ahora en el marco se encuentra
Con el fino sudor de ese frío
El calor de tus manos que frenan
Las heladas de este invierno mío.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica. 
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


sábado, 23 de noviembre de 2024

EL DUENDE SOMBRERUDO























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Muchos artistas han pintado cuadros, han escrito poemas y han compuesto canciones que remiten al ocaso y al renacer del sol, y a lo mágico e inefable de la noche, la luna y las estrellas. Muchos, sí...
Pero para mi gusto (que es el de un hombre nacido bajo el signo de Cáncer y que está felizmente casado con una mujer que es a la vez psicóloga, estrellera y artista), nunca nadie lo hizo tan magistralmente como Carlos Di Fulvio, quien se ha expresado acerca de todo ello en metáforas sublimes contenidas en versos que resuenan con una arrobadora musicalidad propia, más allá, incluso; de la bellísima melodía que les puso y de esos acordes rasgueados en crescendos que sacuden el alma.

EL DUENDE SOMBRERUDO
(Carlos Di Fulvio)

Con su sombrero aludo el duende chiquito
corría y corría por el arenal.
Y arriba de la noche, mil ojos de gato,
miraban, miraban al duende jugar.

Pisando en pata pila quebraba ramitas,
llevaba en las manos, grandote, un pincel
y en aquel poncho oscuro que le dio la noche,
pintaba y pintaba un amanecer.

Después se fue por el río en busca de arena,
también juntó piedras en un cañadón.
Y al sacarse el sombrero el duende chiquito,
tras de su ranchito, el sol le alumbró.

También se fue a un aljibe a tirar piedritas,
al dar un mal paso, en él se cayó.
Y a lo lejos un coro de ranas y grillos
cantaba y cantaba un largo arrorró.

Duerme, duerme, duende tu sueño,
que mañana te despertarán
por la noche mil ojos de gato
para verte en la arena jugar.

Si querés acompañarme, descorchamos un vinito y nos aprestamos a disfrutar juntos de “El duende sombrerudo”, en un trip al mundo de las maravillas.


-Juan Carlos Serqueiros-