domingo, 16 de febrero de 2025

TOXI-TAXI (REEDICIÓN)

 

Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Toxi-taxi
(Beilinson - Solari)

Te tenemos allí
abandonado allí
preso como un animal
(como un animal feroz)
Así las cosas, la fiera más fiera
¿dónde está?
El toxi-taxi viene y va
y tu sombra va detrás
de hordas de notables
con los secretos para hacer
un negocio tan pequeño
y simple como vos.
Un toque por si las moscas van
y otro toque por si vas detrás
Ya no hay tiempos de lamentos
¡Ya no hay más!
Un sueño con Luis María
muerto cuando me decía:
"Cada día veo menos
cada día veo menos,
cada día veo menos, creo, menos mal".

"Toxi-taxi" es una canción que Solari dedicó a la memoria de Luis María Canosa, en la que pinta las circunstancias que llevaron a su prisión y muerte.
Luis María era un amigo de juventud del Indio, un pibe que era rugbier e integraba un grupo de rock de La Plata que se llamaba "Dulcemembriyo". E incluso, durante los famosos lozanazos, una noche subió a tocar con los Redondos. Lo recuerda como "un chico rubio, angelical, de facciones muy delicadas y pelo largo".


Parece que Luis María era muy afecto a las drogas, y eso se agravó durante un viaje a Europa que hizo en compañía de Federico Moura. Al regreso, estaba tan mal, que lo internaron en una clínica psiquiátrica y le hicieron tratamiento de electroshocks, con lo cual quedó peor que antes (una historia muy parecida a la de Tanguito, digamos). Cuando salió de la clínica, se casó con una chica que se llamaba Claudia y se fueron a vivir a Buenos Aires, y ahí el Indio le perdió el rastro; hasta que tiempo después, se enteró de que Luis María y su mujer habían caído presos, que a él lo habían mandado a Devoto y que allí murió durante un motín que fue brutalmente reprimido por los guardias. Se trataba del tristemente célebre "motín de los colchones", acaecido en el penal de Devoto el 14 de Marzo de 1978.
Años después, en el primer disco de su etapa post Redondos, El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel), el Indio volverá a recordar a su amigo Luis María Canosa en el tema "Pabellón Séptimo".
Lo que ilustra Solari en la letra de "Toxi-taxi" es la causa que entre la yuta y la maldita in-justicia argentina, armaron en contra de Luis María y su mujer, Claudia. En La Plata se hablaba mucho sobre la existencia de una poderosa red de narcotraficantes, y la cana sabía quiénes la integraban: una serie de notabilísimos personajes de mucho dinero y poder, pero los polis les tenían tal cagazo a los tipos esos, que no tuvieron mejor idea de querer "calmar las fieras" encanando con bombos y platillos a un par de perejiles como para engatusar a la gilada, y ese par de perejiles tuvieron la desgracia de ser Luis María y su mujer, cuyo único "delito" era ser drogadictos y que por supuesto, no tenían un carajo que ver con la "poderosísima red de narcotraficantes" con la que tanto se cacareaba. En principio, la yuta les dijo que la cosa "iba a ser un par de días nomás", "hasta que se aplacaran los ánimos"; pero pasó el tiempo, se complicaron las cosas, y a Luis María lo mandaron preso a Devoto y ahí murió asfixiado por el humo en esa circunstancia trágica del "motín de los colchones del Pabellón Séptimo".
Al margen de la tragedia y la causa amañada por la yuta; la canción se vincula a una anécdota que aconteció en torno a un preso famoso: Hugo (a) "La Garza" Sosa Aguirre, uno de los integrantes de la banda del Gordo Valor; que juraba y perjuraba que las causas en su contra eran amañadas y que si bien había tomado parte en asaltos; esos asaltos eran orquestados en complicidad con la policía, quien era la que les pasaba los datos a los chorros y "liberaba la zona", llevándose la mayor parte del botín. Tan conmovedoramente convincente fue el alegato de La Garza Sosa, que un periodista se solidarizó con él y le mandó una carta a la cárcel en donde estaba preso, en la cual le escribía que creía en él, que le parecía injusto que estuviera preso mientras estaban libres los banqueros que habían cagado a medio mundo, le mandaba su afecto, y a continuación le transcribía la letra de "Toxi-taxi" de los Redondos. La Garza, al leer la letra, comprendió en el acto la similitud que había entre el caso que habían armado en contra de Luis María Canosa, y el suyo propio; y de ahí en más se hizo fana de los Redondos, les enseñó las letras a los otros presos y se dedicó a hacer "proselitismo ricotero" en toda la prisión, a través de lo cual muchos de esos presos entendieron que los Redondos referencian en su música las injusticias, los atropellos y abusos del sistema.
Sobre el título no hay mucho para hablar, es simplemente una metáfora del Indio para referirse al tráfico, venta y distribución urbana de drogas. Así como un taxi va y viene de muchos lugares; el narcotráfico actúa impunemente, muchas veces con la complicidad o la vista gorda -o, como en este caso, echándole a la culpa a inocentes- de la yuta. Y en ese contexto, lo de “toxi-taxi” también alude a los patrulleros de la División Toxicomanía.
“Te tenemos allí / abandonado allí / preso como un animal / (como un animal feroz)”: El Indio habla en primera persona, como si fuera el juez, el comisario o el fiscal o algún otro hdp por el estilo, dirigiéndose al preso (Luis María). Lo acusa injustamente de ser el el responsable de la "poderosísima red de narcotraficantes"; cuando en realidad, era sólo un consumidor.
“Así las cosas, la fiera más fiera / ¿dónde está?": Acá el Indio se dirige al sistema, lo increpa, lo denuncia: le pregunta al juez, al fiscal, a la yuta, dónde están los verdaderos responsables, "la fiera más fiera".
“El toxi-taxi viene y va / y tu sombra va detrás / de hordas de notables / con los secretos para hacer / un negocio tan pequeño / y simple como vos”: Se dirige a Luis María, un poco relatando lo sucedido: el narcotráfico sigue actuando ("el toxi-taxi viene y va") impunemente, encubiertos los verdaderos responsables ("hordas de notables"), que zafan y siguen haciendo su negocio merced a la complicidad de la policía; que le echa la culpa a un simple y pequeño consumidor (“negocio tan pequeño y simple”); mientras los verdaderos delincuentes siguen traficando como si nada.
“Un toque por si las moscas van / y otro toque por si vas detrás”: Ahora es el yuta, hablándole a Luis María. Le dice que lo va a tener preso "un toque" nomás, unos pocos días "por si las moscas", digamos, como para "calmar los ánimos", y después "otro toque", otros pocos días más, mientras averiguan bien los antecedentes de Luis María para estar seguros los canas de que él no tenga nada que ver con la red de narcotraficantes, que no sea un cómplice principal ("por si vas detrás").
“Ya no hay tiempos de lamentos / ¡Ya no hay más!”: Ahora es el Indio quien increpa al sistema. Les dice que lo que hicieron, la tremenda injusticia que cometieron, no tiene arreglo posible ("ya no hay tiempo de lamentos"), ya es tarde para todo ("¡Ya no hay más!"); porque lamentablemente, a quien le echaron caprichosamente la culpa (Luis María), murió en la cárcel.
“Un sueño con Luis María / muerto cuando me decía: ‘Cada día veo menos / cada día veo menos, / cada día veo menos, creo, menos mal’”: Cuando el Indio escribió esta letra (1991), Luis María hacía mucho tiempo (trece años) que había fallecido en el motín de los colchones (1978). Imagina a su amigo muerto diciéndole en un sueño: "cada día veo menos, creo, menos mal". Puede estar aludiendo con esa metáfora a un consuelo, como si estuviera consolándose pensando que en cierta manera fue mejor que Luis María muriese, a sufrir ese calvario de estar preso. O quizá use esa metáfora para referirse a que "cada día veía menos" en el sentido de que cada vez se agravaba más lo injusto de su situación. O tal vez aluda a que Luis María estaba como "ido" de la realidad, debido a las drogas. En fin, sólo el Indio sabrá qué sentido quiso darle a esa metáfora...

-Juan Carlos Serqueiros-


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