lunes, 27 de febrero de 2023

RAPÁNDOSELO




RAPÁNDOSELO
(Poema de Francisco de Quevedo) *

Rapándoselo estaba cierta hermosa,
hasta el ombligo toda arremangada,
las piernas muy abiertas, y asentada
en una silla ancha y espaciosa.

Mirándoselo estaba muy gozosa,
después que ya quedó muy bien rapada,
y estándose burlando, descuidada,
metióse el dedo dentro de la cosa.

Y como menease las caderas,
al usado señuelo respondiendo,
un cierto saborcillo le dio luego.

Más como conoció no ser de veras,
dijo: "¡Cuitada yo! ¿Qué estoy haciendo?
Que no es ésta la leña deste fuego".




(*) Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de 15801​-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645) fue un noble, político y escritor español del Siglo de Oro. Fue caballero de la Orden de Santiago a partir de 16182​ y señor de Torre de Juan Abad a partir de 1620.
Junto con Luis de Góngora, con quien mantuvo una enemistad durante toda su vida, es reconocido como uno de los más notables poetas de la literatura española.
Además de su poesía, fue un prolífico escritor de narrativa y teatro, así como de textos filosóficos y humanísticos.

POR SANTA ROSA ME VOY AL RÌO

 












Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Quizá, quienes hayan andado por los pagos correntinos, sepan la historia de esta canción. Para aquellos que no la conozcan, se las cuento:
Santa Rosa es una estancia situada a pocos kilómetros (tres o cuatro a lo sumo) de Itatí. Del pueblo parte un camino vecinal que lleva al sitio (y a las barrancas del río Paraná), camino este que se "despertaba" al amanecer con el pregón de Rolón, el vendedor de sandías, que tenía su quinta o chacrita cerca de allí; y que se desandaba en las tardecitas con el transitar por él de Dorico (Odorico Romero), el "loco del pueblo", que volvía a su ranchito. Esos son los personajes a quienes se menciona en la letra.
Dorico era un loco bueno que tenía una obsesión: no quería que le pisaran su sombra, porque ésa era su única amiga. Y un día, temió que un camión que por allí pasaba, lo hiciera; entonces, para evitarlo se cruzó, muriendo arrollado.
La tragedia de Dorico, que prefirió morir a vivir sin su única amistad, la sombra; le inspiró a Juan Genaro “Cacho” González Vedoya la poesía que, musicalizada por Antonio Tarragó Ros con una bellísima melodía, se convirtió en este sentido y hermoso chamamé.
Siéntalo. Disfrútelo.

POR SANTA ROSA ME VOY AL RÍO
(Antonio Tarragó Ros-Juan González Vedoya)

Camino de Santa Rosa te estás borrando
camino donde la luna andaba de a pie,
Rolón por las madrugadas te despertaba,
Dorico te regresaba al anochecer.
Tu siesta me está llamando desde el verano,
aroma de tus pichanas y cielo azul,
a pierna suelta se duerme tu cambá bolsa,
borracho con vino dulce de guapurú.
Por Santa Rosa me voy al río,
pinto mis manos de azules,
tiño mis ojos de verdes,
lleno mi boca de grillos;
por Santa Rosa me voy al río.
Una luna lavandera trajo la noche,
con un atado de ropas para lavar,
una luna lavandera está de cuclillas
y en el arroyo retuerce su delantal.
Camino de Santa Rosa te estás borrando,
qué lejos en tus barrancas está el morir,
tu cielo toca mi frente si te regreso
y el sol madura en arena y ñangapirí.
Por Santa Rosa me voy al río…