sábado, 3 de marzo de 2018

EL GENERAL CELEDONIO GUTIÉRREZ







































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

El 3 de marzo de 1804 nació en Río Chico, Tucumán, Celedonio Gutierez.
Siendo apenas un adolescente, durante la Guerra de la Independencia, se enroló en el Ejército Auxiliar del Perú y luchó contra los realistas junto a Güemes. En las luchas civiles actuó en el bando federal. Participó en la guerra contra Andrés Santa Cruz, a las órdenes del general Alejandro Heredia. Tras el asesinato de éste y el descalabro y la conclusión de la efímera Coalición del Norte (en lal cual tuvo destacada actuación) alcanzó el generalato, y en octubre de 1841 fue proclamado gobernador de Tucumán, cargo que ejerció (con una corta interrupción entre julio de 1852 y abril de 1853) durante casi trece años, hasta ser derrocado en junio de 1853 y -mientras procuraba recuperar el poder- derrotado, el 25 de diciembre (lindo día para una batalla) por el unitario-liberal José María del Campo en Los Laureles. 
En 1862, tras largos años de extrañamiento en Bolivia, Catamarca y Entre Rios (donde administró una estancia que poseía Urquiza en Mocoretá), procuró recuperar la gobernación de Tucumán para los federales, aliado al general Angel Vicente Chacho Peñaloza (su antiguo enemigo en tiempos de la Coalición del Norte); pero fracasó en el intento, siendo derrotado otra vez por José María del Campo en la batalla de Río Colorado. Falleció a los 76 años en Alderetes, localidad aledaña a la capital tucumana, el 12 de agosto de 1880, afectado por un cáncer en la cara.
Era tío del cura Uladislao Gutiérrez (aquel que tras huir con Camila O'Gorman, había sido fusilado en Santos Lugares por orden de Rosas), y tatarabuelo del célebre humorista que usaba el pseudónimo Landrú: Juan Carlos Colombres.
Apenas una modesta calle secundaria de escasas trece cuadras -en realidad, un pasaje que sólo se convierte en calle propiamente dicha a partir de su intersección con la avenida que lleva (ironía cruel) el nombre de su archienemigo: Gobernador José María del Campo- recuerda, mezquinamente, su figura histórica. Mientras tanto, para colmo de los colmos, una de las principales arterias de la ciudad de Tucumán, es la designada con el nombre de aquel cuasi ignoto coronel unitario que Gutiérrez había hecho fusilar el 17 de febrero de 1852, tras su fallida intentona de derrocarlo: Crisóstomo Alvarez.
En fin, miserabilidades de la historiografía tucumana, la cual es manipulada a voluntad por quien la oligarquía de esa provincia ha erigido en amo y señor absoluto del pasado: Carlos Páez de la Torre; y por la sucursal local del pasquín La Nación: el diarucho La Gaceta, los que con encomio digno de mejor causa, se dedican a mentirles la historia a los tucumanos.

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS

AHPT. Fondo de Gobierno.
Aráoz de Lamadrid, Gregorio. Memorias del general Gregorio Aráoz de la Madrid, vol. 1. Talleres Gráficos Bruschi, Buenos Aires, 1947.
Diario La Gaceta. Ediciones del 12.02.2009, 06.11.2013, 11.03.2014, 25.08.2014 y 10.10.2014.
Rosa, José María. Historia Argentina, t. 6. Editorial Oriente S.A., Buenos Aires, 1974.
Saldías, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina. Rozas y su época, tomo V. Félix Lajouane Editor, Buenos Aires, 1892.

3 comentarios:

  1. De los blogs que he visitado, éste sin duda alguna es el mejor. Aquí lo encuentro a Solari, también historia, política y poesía. Gracias Juan Carlos.

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  2. Sr. Serqueiros, qué pena que su interesante reseña sobre el peludo Gutiérrez termine encallando en un juicio tan lapidario como apresurado sobre Páez de la Torre. Si Ud. se hubiera tomado el trabajo de leer, por ejemplo, su separata de la Academia Nacional de la Historia sobre las relaciones de Gutiérrez con los "salvajes unitarios", muy otra hubiera sido su opinión. Pero siempre es más fácil vituperar y apostrofar. Deplorable lo suyo.

    Máximo Méndez
    DNI 16.541.907

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  3. Sr. Méndez, yo, por el contrario, no considero deplorable su comentario; sino que lo reputo como lamentable, toda vez que me resulta francamente inconcebible que a esta altura aún subsistan quienes se empeñan, como usted, en negar lo innegable: que a los tucumanos les mienten su historia (y con resultados a la vista como evidencia incontrastable) el historiador erigido en "oficial" Páez de la Torre y el libelo La Gaceta. En fin, cada quien es dueño de trasegar el veneno que le confirme y corrobore su prejuicio.
    Me complace que, tal como consigna, le haya parecido interesante mi artículo, aún al punto de merecerle a usted como reacción la encendida defensa de un historiador enrolado decidida y férreamente en una de las dos ya anquilosadas "corrientes" de la historiografía argentina.
    Saludos cordiales.

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