viernes, 24 de mayo de 2024

LOS SEBRELIS: UNA BANDA DE CIPAYOS Y PERDUELLIS




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Los Campeonatos Infantiles Evita constituyeron un intento de captación de la infancia, a la manera de los Balilla de Mussolini. Estos torneos dieron réditos políticos, pero no deportivos, ya que pocos jugadores surgieron de ellos. (Juan José Sebreli)

La verdad es que cuesta enormemente vencer la náusea y  reprimir el vómito al tener que ocuparse de refutar a la ameba estreñida llamada Sebreli.
Ese error de la naturaleza, esa falla en la cadena evolutiva, no es “sólo” un nominalmente argentino renegado y traidor (otro más entre una larga lista de etcéteras), un cipayo, un perduellis al servicio del Foreign Office británico; es algo peor aún que eso: es, en tanto agente de la intelligentzia disolutiva de la nacionalidad, un germen patógeno capaz de producir efectos letales.
Y su discurso no es meramente la consabida cadena de idioteces acuñada en los años 40 del pasado siglo por la oligarquía y repetida hasta el hartazgo por el medio pelo argento estulto, arribista, tilingo y turiferario hasta bordear el cretinismo (cuando no hasta superarlo, incluso); es algo infinitamente más grave en tanto “apóstol” de una prédica goebbelsiana que taladra las mentes tal como la gota de agua que termina por horadar la piedra.
Lo de identificar a Perón con el bonapartismo calificándolo de imitador-continuador de Luis Napoleón Bonaparte, y lo de asimilar a Evita con el fascismo mussoliniano y/o con el falangismo y el franquismo españoles, es la carátula del dossier que contiene un plan macabro contra la argentinidad.
La biología concluirá (es de esperar que en breve; no sea que tengamos la puta desgracia de la reiteración de un fenómeno de longevidad excesiva) con ese ser abyecto; pero guarda: hay más sebrelis; porque también están sus cómplices, que son de su misma calaña y tan miserables y repugnantes como él mismo: Luis Alberto Romero, Fernando Iglesias, Beatriz Sarlo, Jorge Lanata, Santiago Kovadloff, Martín Caparrós y Lucas Llach, entre otras tantas alimañas de similar laya.
Esa canalla inmunda e infame es el asqueroso detrito que deriva de la descomposición social y encarna EL mal en términos absolutos en tanto constituye la cabecera de playa para las fuerzas que propugnan la disgregación nacional.
Ojo al piojo con minimizar el peligro que representa toda esa escoria que es nada menos que el huevo de la serpiente, el caldo de cultivo del brebaje hechicero que condujo a que la mitad de un pueblo, embrutecida, colonizada, carente de valores, ignorante, oportunista, irresponsable, olvidada de sus patres y de sus pretéritas glorias, con una oquedad en el lugar del corazón y el alma enferma, impermeable a la solidaridad y que huye de la palabra patriotismo tal como huye Drácula de las flores de ajo; llevara a la presidencia de la República a un coprolálico psicótico incestuoso con delirio mesiánico y veleidades de tiranuelo como Javier Milei.

-Juan Carlos Serqueiros-