viernes, 29 de noviembre de 2024

UNIÓN CÍVICA RADICAL: CRÓNICA DE LA INFAMIA































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

¿Sabés qué? Estoy harto, re podrido, hastiado y asqueado de escuchar a encumbrados dirigentes peronistas que se la pasan boqueando irresponsablemente y a gran estrépito eso de "buscar consensos con el radicalismo" y "hay que sumar a los radicales". Pavadas, “voceo de otarios” (Carlos de la Púa dixit). Y la otra muletilla insoportable, reiterada hasta la exasperación, es la zoncera esa de "el radicalismo es parte del movimiento nacional y popular". No es verdad. Y no sólo no lo es ahora, sino que no lo fue nunca; y afirmarlo equivale a partir desde un sofisma miserable. Basta de mentirnos a nosotros mismos y de creer en semejantes quimeras.
Te aviso, mi querido cumpa lector, en procura de ahorrarte un esfuerzo que de sobra conozco estéril: por más que bucees en la historia, incluso en la más reciente, la de hace escasos tres, cuatro o cinco añitos, y te quemes las pestañas buscando en libros y en internet; no vas a encontrar dirigentes (y mucho menos votantes) radicales que se hayan sumado al peronismo, más allá de Hortensio Quijano, Armando Antille, Juan Isaac Cooke, Homero Manzi, Arturo Jauretche, Leopoldo Moreau, Leandro Santoro y quizá un par más cuyos nombres se me estén escapando ahora. Y los sectores radicales que votaron por Perón a instancias de Hortensio Quijano, no provenían del peludismo, en tanto Quijano era anti yrigoyenista.
Pero mejor empecemos por donde se debe: el principio. Uno de los dos personajes emblemáticos del panteón radical, esto es, Leandro Alem, a quien tanto los historiadores situados en la vereda de la historia antes erigida en “oficial” como así también los que abrevan en el ”revisionismo” se empeñan en pintar lleno de virtudes y en exaltar hasta el paroxismo como un egregio tribuno; en la realidad tangible fue un fracaso rotundo como revolucionario, un borrachín maníaco depresivo que vivía inmerso en un mundo atemporal acosado por sus fantasmas y un deudor moroso e incobrable del Banco de la Provincia de Buenos Aires. En cuanto al otro ícono colocado en el altar radical: Hipólito Yrigoyen, basta con decir simplemente que se veía a sí mismo como un enigmático apóstol del misterio y el silencio convocado a una misión trascendental y “reparadora” a la que llamaba “causa”, y que se había creado un molino de viento propio contra el cual luchar: eso que él reputaba un “régimen falaz y descreído”.
El radicalismo es represión y matanza de obreros en el Chaco "santafesino", en Santa Cruz y en Buenos Aires, y es masacre de indios en Napalpí. El radicalismo es el negociado de la CHADE y el de las tierras de El Palomar, es la resignación de los intereses nacionales a cambio de una coima percibida en forma del edificio de su sede partidaria en Buenos Aires. El radicalismo es Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear disponiendo caprichosamente y a mansalva intervenciones federales a las provincias. El radicalismo es el patético Amadeo Sabattini (una pésima imitación de Yrigoyen más mala aún que el original) despreciando el acuerdo con Perón para intentar, en cambio; hacerse presidente de la Nación vía los milicos de Campo de Mayo vinculados a Eduardo Ávalos. El radicalismo es la Unión Democrática tomados de la mano de Braden. El radicalismo es "revoluciones" (fragotes, en realidad) invariablemente vencidas y fracasadas, desorden, caos y corrupción. El radicalismo es el coprolálico Ernesto Sanmartino con su diarrea verbal de "aluvión zoológico". El radicalismo es los bombardeos a la plaza de Mayo, la revolución fusiladora del 55 y las subsiguientes pseudo democracias de Frondizi, Guido e Illia. El radicalismo es la relojería de Illia y Zavala Ortiz atrasando diez años el reloj de la historia. El radicalismo es todos los "funcionarios" suministrados a la tiranía cívico-militar 1976-1983. El radicalismo es Alfonsín dividiendo, justo después de emerger al fin el país de la trágica y larga noche de esa tiranía, a la sociedad en dos con su terco empeño de "reforma sindical" y haciéndole el campo orégano al cipayo Carlos Menem para la reforma constitucional que tres décadas después aún seguimos sufriendo. El radicalismo es Fernando de la Rúa, el estallido y el helicóptero. El radicalismo es el miserable Cleto Cobos votando en contra de las retenciones al mal llamado "campo". El radicalismo es Alfredo Cornejo, Martín Lousteau (que la va de buenito y es más peligroso que una yarará), Gerardo Morales, Rodrigo de Loredo y demás etcéteras aberrantes. Todo eso es el radicalismo, una película de terror cuyo guión se extiende desde 1891 hasta nuestros días.
Los pocos, escasísimos radicales que alguna vez se sintieron consustanciados con los intereses nacionales y populares se hicieron peronistas; y los que siguen en las mermadas filas del cuasi extinto partido centenario, son gorilas irredimibles. Basta de revolver en el tarro del gorilaje radical buscando dulce de leche; no hay dulce de leche ahí; sólo mierda porque es una cloaca de la cual emanan gases mefíticos y miasmas asfixiantes.
El surgimiento de la UCR en 1891 constituye el suceso mil veces maldito de la política argentina y lo sigue siendo en la actualidad (la historia no es otra cosa que la política del pasado), e incluso hasta diría que se ha exacerbado en su nocividad.
Detrás de cada tragedia argentina, de cada hecho oprobioso y funesto, siempre hay un radical, desde un golpe de estado hasta la desaparición de una criatura de cinco años en una provincia que en rigor de verdad es un feudo, pasando por represiones, traiciones, escándalos, corrupciones, integración de tiranías cívico-militares, catástrofes sociales, abismos políticos, debacles económicas y cuanta peste nos haya atacado a los argentinos, porque el radicalismo es la Caja de Pandora que una vez abierta, abatió sobre nosotros todas las desgracias. Y la única que quedó encerrada en el fondo: la esperanza; es asimismo letal en tanto nos inmoviliza aguardando en vano el milagro de que recapaciten, porque de sobra está demostrado que es alpedamente llamarlos a la unidad y a la reflexión. Persistir en esa pretensión absurda es, además de inconducente; gravoso. Es como tratar de convencer al escorpión de que no pique a la rana porque si lo hace, también él se va a hundir.
Lo hasta aquí enunciado (y desafío a que alguien encuentre aunque más no sea una sola inexactitud en lo que consigné) no es para denostar al radicalismo, eh; eso sería caer en la redundancia, porque es algo de lo cual ya se ha ocupado la historia, y porque el radicalismo hoy por hoy se reduce a una caterva espantable expresada en un sello de goma; sino que es poner blanco sobre negro para que abandonen el torpe intento de obnubilarnos con cantos de sirena. Los radicales se van a regenerar y van a votar peronismo... el día que las vacas vuelen.
Analizá el presente, posá tu mirada sobre el pretérito tanto mediato como inmediato, y podrás percibir claramente que desde 1891 hasta nuestros días, calamidad y radicalismo van de la mano. La trayectoria de la UCR es la crónica de la infamia.

-Juan Carlos Serqueiros-


martes, 26 de noviembre de 2024

AROMAS DE INVIERNO





























AROMAS DE INVIERNO
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Asoma helado y gris el día
Despertando aromas de frío
Tibio paño gris que en mi ventana
Se abraza a ellos como a un nido.

Extienden los brazos y soplan
Humos de café en el aire
Y de aliento fabrican cristales
Que silentes golpean mis vidrios.

Sin palabras me incitan seguirlos
A la gris humedad traslucida
Y en el juego travieso mis dedos
Ponen rostro a sus soplos de vida.

Con las yemas del sudor vidriado
Pinto caras, sonrisas, amores
Y en el borde de acero caen
Líneas de agua llevando emociones.

Mas ahora en el marco se encuentra
Con el fino sudor de ese frío
El calor de tus manos que frenan
Las heladas de este invierno mío.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica. 
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

sábado, 23 de noviembre de 2024

EL DUENDE SOMBRERUDO























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Muchos artistas han pintado cuadros, han escrito poemas y han compuesto canciones que remiten al ocaso y al renacer del sol, y a lo mágico e inefable de la noche, la luna y las estrellas. Muchos, sí...
Pero para mi gusto (que es el de un hombre nacido bajo el signo de Cáncer y que está felizmente casado con una mujer que es a la vez psicóloga, estrellera y artista), nunca nadie lo hizo tan magistralmente como Carlos Di Fulvio, quien se ha expresado acerca de todo ello en metáforas sublimes contenidas en versos que resuenan con una arrobadora musicalidad propia, más allá, incluso; de la bellísima melodía que les puso y de esos acordes rasgueados en crescendos que sacuden el alma.

EL DUENDE SOMBRERUDO
(Carlos Di Fulvio)

Con su sombrero aludo el duende chiquito
corría y corría por el arenal.
Y arriba de la noche, mil ojos de gato,
miraban, miraban al duende jugar.

Pisando en pata pila quebraba ramitas,
llevaba en las manos, grandote, un pincel
y en aquel poncho oscuro que le dio la noche,
pintaba y pintaba un amanecer.

Después se fue por el río en busca de arena,
también juntó piedras en un cañadón.
Y al sacarse el sombrero el duende chiquito,
tras de su ranchito, el sol le alumbró.

También se fue a un aljibe a tirar piedritas,
al dar un mal paso, en él se cayó.
Y a lo lejos un coro de ranas y grillos
cantaba y cantaba un largo arrorró.

Duerme, duerme, duende tu sueño,
que mañana te despertarán
por la noche mil ojos de gato
para verte en la arena jugar.

Si querés acompañarme, descorchamos un vinito y nos aprestamos a disfrutar juntos de “El duende sombrerudo”, en un trip al mundo de las maravillas.


-Juan Carlos Serqueiros-

jueves, 21 de noviembre de 2024

CORAZÓN DE MAR




















CORAZÓN DE MAR
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

En tu lugar tengo al mar,
Que empuja desde lo hondo
Palabras que quieren mundos
Con suspiros de luna llena.

El color de tus letras cambia
Según las escriba el sol
O inclemente la gota caiga,
Plateada por la tristeza.

A veces, a media noche
Urgentemente despiertas,
Con los ojos llenos de estrellas
Para tan sólo buscar un papel.

Otras veces aguardas calmo,
A la orilla de mis labios,
Un aliento que no llega,
O un beso que ya se fue.

Por cada latido tuyo,
Una frase llega a puerto,
Un mensaje a su destino,
Una palabra al mismo centro.

Sin embargo, corazón;
Tu océano me ha llevado
A encontrarme con el cielo...
Aunque el cielo me haya dejado.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista y artista plástica.
Para contactar con ella por consulta psicológica o terapia psicoanalítica, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


lunes, 18 de noviembre de 2024

SCARAMANZIA (REPUBLICACIÓN)




























Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Uno de los temas centrales, emblemáticos, de Último bondi a Finisterre, es "Scaramanzia", cuya letra dice:

Scaramanzia
(Beilinson - Solari)

Un nuevo juego ligué
donde sos la heroína
Scaramanzia, cábala de amor virtual
Scaramanzia para un Sony samurai
Y voy a comer del pastel
que llamas "la vampira"
Scaramanzia, cábala de amor virtual
Scaramanzia para un Sony samurai
Yo solo espero vivir tus juegos
y luego no quiero que vuelvas a ser
como eras antes, no!
Me voy a ir junto a vos
bien lejos de este mundo
Scaramanzia, cábala de amor virtual
Scaramanzia para un Sony samurai
La buena felicidad dicen que no se nota
Scaramanzia, cábala de amor virtual
Scaramanzia para un Sony samurai
Hoy todos somos gente del pasado
y la alucineta es que nadie
quiere volver a ser como antes, no!
Scaramanzia, cábala de amor virtual
Scaramanzia para un Sony samurai 

Esta canción quizá sea en la que más frecuentemente la poética del Indio se intrinca y se bifurca en cuanto a la significación que más allá de la literalidad, se encierra en sus metáforas. Y es, en mi opinión, de las más "psicológicas" de sus canciones. En Solari la alusión a lo esotérico es frecuente: gualichos, buzios, chamanismo, etc. 
El título nos remite a la scaramanzia (vocablo italiano), que es una más de las tantas mancias, una antiquísima ciencia oculta para la adivinación, derivada de la interpretación de la Qaballah (o Kaballah, o Cábala) hebrea y aplicada a la predicción de la suerte, que consiste en ir despejando capas (de allí el nombre: scara = escara) hasta ver el fondo. ¿Viste que el psicoanálisis es el arte de volver consciente lo que está en el inconsciente? O bueno, algo más o menos así (y espero que esta analogía caprichosa que tan burdamente expresé no la lea Gabriela, mi esposa, que es psicóloga y psicoanalista; porque seguro me pide el divorcio).
En la canción que nos ocupa, Solari vincula a la scaramanzia con un videogame donde aparece ese elemento, y es bajo esa "excusa" que se encierra lo que la letra quiere expresar simbólicamente, adentrándose en las siempre procelosas aguas del amor y de la felicidad. 
“Un nuevo juego ligué / donde sos la heroína / Scaramanzia, cábala de amor virtual / Scaramanzia para un Sony samurai”: Pintó un novedoso juego virtual, un videogame donde luchan entre sí todas las divinidades que se convocan a través de la scaramanzia mediante ritos y sortilegios. La "heroína" a la que se refiere es la protagonista del juego, que es la Suerte (que puede ser buena o mala, ahí es donde entra la scaramanzia; si son afortunados, triunfó la buena suerte, y viceversa). Lo de "Sony" es una referencia a esa marca emblemáticamente japonesa, mencionada específicamente, pero con el adicional de “samurai”, de manera de poner aún más de relieve, tanto la procedencia tecnológica del joystick o de la PC en la que está jugando; como a la vez, la virtualidad del juego. Y es ese par de frases lo que repite como estribillo en todas las estrofas.
“Y voy a comer del pastel / que llamas ‘la vampira’ / Scaramanzia, cábala de amor virtual / Scaramanzia para un Sony samurai”: En el juego hay sacerdotes, sacerdotisas, demonios menores, gárgolas, dragones, ángeles de las tinieblas, etc.; así que supongo que “la vampira” se referirá a alguno de los personajes en ese contexto. Pero también, con lo de “vampira”, me parece distinguir 
una velada alusión a la adicción que provoca un juego virtual; comparándola con una compulsión a drogarse, representada como una “vampira”, es decir, algo que nos consume, que nos “chupa la sangre”. Y también al amor, al cual si lo despojamos de la idealización que de él se hace en nuestra cultura, percibiremos que puede ser algo muy bueno; pero también muy dañino, porque no todos los amores son sanos.
“Yo solo espero vivir tus juegos / y luego no quiero que vuelvas a ser / como eras antes, no!”: Invoca a la Suerte así en abstracto. Espera disfrutar intensamente de ese juego virtual, y aguarda que la Suerte le sea propicia, espera ganar. Y quiere que esa buena suerte en el juego, se le traslade a todos los órdenes de su vida y en especial, al amor. Ya no "quiere ser como antes", no quiere seguir teniendo la mala suerte (o lo que él, empecinado en buscar en el afuera, achaca a la "mala suerte") que hasta allí le tocó. Y no quiere, en ese marco de deslumbrado enamoramiento que está experimentando, que la ella de quien está enamorado vuelva a ser como antes, es decir, atraviesa la angustia de los celos retrospectivos.
“Me voy a ir junto a vos / bien lejos de este mundo / Scaramanzia, cábala de amor virtual / Scaramanzia para un Sony samurai”: Imaginariamente, se va con la Suerte, "bien lejos de este mundo", es decir: se traslada del mundo real a un mundo virtual y de fantasía (que es de lo que trata el juego). En síntesis, se propone evadirse.
“La buena felicidad dicen que no se nota / Scaramanzia, cábala de amor virtual / Scaramanzia para un Sony samurai”: Alusión a que sólo se valora la buena suerte cuando nos ocurre algo malo, pero si no se da eso de que nos acontezca algo adverso; la felicidad pasa desapercibida ("no se nota"). Y en realidad, la felicidad no es algo que se trasunta y se ostenta; sino que consiste en esos instantes en los cuales sentimos que la vida, eso que Cátulo Castillo define magistralmente como "una herida absurda", después de todo quizá sí tenga un sentido. Y "no se nota" porque es algo mucho más profundo que la apariencia o que un torbellino de placer; la felicidad es lo más cercanos a la completud que podemos estar, porque siempre ¡ay, ay, ay! algo nos falta y jamas estaremos completos.
"Hoy todos somos gente del pasado / y la alucineta es que nadie / quiere volver a ser como antes, no! / Scaramanzia, cábala de amor virtual / Scaramanzia para un Sony samurai": Y... sí, claro, "hoy todos somos gente del pasado" en tanto nuestra historia nos determina. Y recurrimos a la psicología, al análisis, vamos a terapia, cuando ya no podemos "manejar" la angustia. La psicología es el arte de curar el alma, y la tecnología de los juegos virtuales transportó al hablante lírico de la poesía a otro mundo: el del arte de la scaramanzia. Entonces alucina, divaga (“alucineta”, aludiendo al divague de una afición al esoterismo, pero como moda) con no volver al mundo real. Quiere quedarse en el mundo virtual y vivir la fantasía de manejar, a través de los secretos de la scaramanzia, a los hados de la Suerte y del Destino. Vana ilusión: él seguirá viviendo la tragedia de su frustración, de su angustia y de su infelicidad, permaneciendo anclado a un pasado al que, lejos de aceptar y asumir; busca eludir y ocultar, sin caer en la cuenta de que es en la insatisfacción consigo mismo donde anida el huevo de la serpiente.


-Juan Carlos Serqueiros-

domingo, 17 de noviembre de 2024

LA LUNA LLENA























LA LUNA LLENA
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Colgada de una cortina plateada de estrellas
Duerme la luna soñando con crecer.
¡Mañana seré más grande!, sueña;
Mañana seré más blanca, piensa;
Y más resplandecerá mi luz
Secretamente en cada vuelta.

Más o menos una vez al mes,
Acuna el deseo de hallarse ante él.

Al ver al sol abandona
Su efímera imagen de cuna,
Su tibio perfil de cuenco,
Y se envuelve entera en el abrazo
De luminosos brazos
Que su calor extiende.

Ambos se miran de frente.
Eso es la luna llena.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.como Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

viernes, 15 de noviembre de 2024

DIARIO LA CAPITAL










































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

“Las columnas de La Capital pertenecen al pueblo.” (Frase de Ovidio Lagos adoptada como lema del diario)

El diario La Capital (el decano entre los que actualmente circulan) fue fundado por Ángel de los Dolores "Eudoro" Carrasco (n. Buenos Aires, 02.09.1824 – m. Rosario, 21.06.1881), y por Ovidio Lagos (n. Buenos Aires, 31.08.1925 – m. Rosario, 13.08.1891), con el aporte financiero de Justo José de Urquiza.
Creado para apoyar la erección de Rosario en capital (de allí su nombre) federal de la República Argentina, y también para promover y sostener la candidatura presidencial de Urquiza con vista a los comicios de 1868 (quien de hecho, realizadas las elecciones en abril de ese año, cosecharía los 8 electores por Santa Fe); su primera edición (vespertina) fue la del 15 de noviembre de 1867, limitándose esa tirada a tan sólo 200 ejemplares, que habían sido previamente vendidos por suscripciones (100 de las cuales se debían a gestiones del Castellano de San José, dicho sea de paso).
Más temprano que tarde, Lagos se desprendió de su socio, Carrasco (y una vez finalizadas las elecciones presidenciales, también del padrinazgo económico de Urquiza), y en 1868 el diario pasó a ser matutino. El “divorcio” Carrasco-Lagos, esto es, la ruptura de la sociedad (sociedad esa que no se basaba ni en la comunidad de criterios ni en la estima mutua ni en las simpatías políticas que cada uno de ellos tenía; sino que había obedecido mera y simplemente a la necesidad y la conveniencia particular del mencionado en segundo término), distó mucho de ser cordial. En apretada síntesis, digamos que Lagos no precisaba un socio y mucho menos un amigo; lo que precisaba era una imprenta y hete aquí que Carrasco la tenía. Pura y exclusivamente por eso se vio obligado a tener que constituir aquella sociedad; pero en cuanto adquirió la propia y estuvo en condiciones de prescindir de Carrasco, lo hizo y a otra cosa. A tal punto el quiebre no fue en buenos términos, que todavía diez años después, cuando Eudoro Carrasco sacó su propio diario: El Sol, desde las páginas del mismo mantuvo con La Capital una encendida polémica que nada tuvo de amable ni de ponderada; muy por el contrario.
Si bien sería injusto negar méritos destacables en la figura histórica de Ovidio Lagos; debo decir también que en mi opinión, la consecuencia y la coherencia no se cuentan entre ellos. Declaradamente porteñista y mitrista primero; mutó luego en autonomista adhiriendo a Mariano Cabal, para poco después manifestar su antagonismo con Simón de Iriondo, y sobre todo; con quien reputaba como su mayor enemigo político: Servando Bayo. Y siendo La Capital el periódico precisamente creado para alentar la idea de capital en Rosario; paradojalmente él lo utilizó para oponerse con tenacidad a la candidatura presidencial de Julio A. Roca —que justamente, era quien la propugnaba (“la capital en el Rosario”, como solía escribir el Zorro, constituía una de sus ideas fuerza)—. De hecho, antes de y durante la, rebelión de Buenos Aires y Corrientes aliadas contra el gobierno nacional de Nicolás Avellaneda, y la guerra civil de 1880, La Capital no sólo apoyó decididamente la postulación de Carlos Tejedor, sino que además; a Lagos no se le ocurrió nada mejor que planear una revolución en Rosario (todo lo cual le costó el tener que huir de la ciudad, e incluso el cierre de su diario durante tres meses). Después de todo aquello y ya c. 1885, volvió al redil, esto es, al autonomismo; pero esta vez, del brazo de Miguel Juárez Celman. Como diputado nacional por Santa Fe, Lagos tuvo una muy buena y eficaz actuación. Producida la revolución de 1890 y la consiguiente renuncia de Juárez Celman, Ovidio Lagos se retiró de la política, y tras su muerte en 1891, sus descendientes pasaron a desempeñar la dirección de La Capital. Identificados con el latorrismo, se contaron entre los gerifaltes del partido Demócrata Progresista y de su antecesor inmediato: la Liga del Sur.
No me hallo en condiciones de afirmar con certeza en cuál etapa dinástica los Lagos degeneraron deviniendo de aristócratas en oligarcas, y tampoco soy quien para aseverar (por más tentado que esté de hacerlo) que desde Ovidio en adelante fueran siempre eso último; pero sí puedo distinguir claramente y consignar que ya en 1930 el diario se espantaba al referir cómo en el parque de la Independencia la gente hacía picnics sobre el césped "dejándolo cubierto de desperdicios". Convengamos, mi querido amigo lector, en que de allí a la zoncera de “levantan el parquet para hacer el asado” media apenas un pasito, ¿no? Pasito ese que darían de la mano del embajador yanqui Spruille Braden corriendo jubilosos a integrar la cipaya y rufianesca troupe de la Unión Democrática y evidenciar un antiperonismo enragé que por supuesto, replicado, claro está, no diríamos ya explícita; sino pornográficamente, en las páginas su diario.
No obstante, en 1953, sorpresivamente La Capital dio un giro de 180 grados en la línea editorial que sustentaba, pasando así de visceralmente gorila, a ser panegirista del gobierno de Perón y su obra. Es que en la dirección se había instalado una bisnieta de Ovidio Lagos: Nora Lagos (n. Buenos Aires, 14.02.1925 – m. Buenos Aires, 23.11.1975), que —para horror de su copetuda familia, que la ninguneaba y despreciaba— era una fervorosa militante justicialista. ¿Cómo y por qué ocurrió ese milagro? Se ignora. Luis Sobrino Aranda (quien fue brevemente pareja de Nora) sostiene que se trató de la maniobra de un integrante de la familia Lagos apodado “el Alemán”, en procura de evitar la expropiación del diario. Por mi parte, tal interpretación no sólo no me satisface; sino que no puedo evitar asimilarla a la consignada por Beatriz Guido (aquella inveterada gorila a la que Arturo Jauretche definiera magistralmente como “una escritora medio pelo para lectores medio pelo”) en su librejo “El incendio y las vísperas” (cliquear sobre este ENLACE para acceder a mi artículo al respecto), en el que nos pinta a los platudos y oligárquicos Pradere humillándose ante el peronismo hasta lo indecible e incluso codeándose con Juancito Duarte, en pos de mantener sus privilegios de clase y su preciada Bagatelle
En fin, vaya uno a saber cómo habrá sido la cosa —“que la cuenten como quieran”, diríamos hoy por hoy—, pero lo real y concreto es que durante el breve período de Nora Lagos al frente del diario, La Capital fue peronista.
Más lo bueno dura poco (Luis Landriscina dixit): en setiembre de 1955 se produjo el golpe de Estado que derrocó a Perón, y Nora Lagos fue expulsada de la dirección de La Capital, perseguida y encarcelada. En 1975 concluyó su corta vida cuando contaba solamente 50 años, pero siempre militando en el peronismo hasta exhalar su último suspiro.
En la actualidad, y luego de ser sucesivamente adquirido por el grupo América (Vila-Manzano), primero; y por el grupo Televisión Litoral (Scaglione), después; La Capital no es sino un infame pasquín tal cual lo son sus similares cordobés y tucumano: La Voz del Interior y La Gaceta, respectivamente.

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS

Cutolo, Vicente Osvaldo. Nuevo diccionario biográfico argentino (1750-1930). Editorial Elche, Buenos Aires, 1968.
Diario La Capital. Eds. 04.01.1930, 15.08.1954, 16.08.1955, 23.09.1955 y 30.12.1955.
Gorza, Anabella. La militancia femenina en la Resistencia Peronista través de la prensa opositora (1955-1958). Nora Lagos y los periódicos La Argentina y Soberanía (en Revista de Historia Americana y Argentina vol. 51, n°1, UNCuyo, Mendoza, 2016).
Lagos, Ovidio M. Argentinos de raza. Emecé, Buenos Aires, 2003.
Roldán, Diego P. La invención de las masas: Ciudad, corporalidades y culturas. Rosario, 1910-1945. UNLP-Prohistoria Ediciones, La Plata, 2015.


miércoles, 13 de noviembre de 2024

LO QUE NOS ACERCA, LO QUE NOS DISTANCIA






























Escribe: Gabriela Borraccetti *

Nadie puede entendernos tan sólo con escucharnos, ya que las palabras son un recorte, una diferencia extraída de un mar que arrastra en una frase, algo de la incongruencia del océano de donde han nacido. Un pensamiento nace de un sitio pleno de sensaciones, emociones, ideas heredadas, experiencias vividas y reflejos aprendidos; echando por tierra la pretendida objetividad e imparcialidad, tan valorada por quienes dicen poder separarse de sus sentimientos; desconociendo así la natural esfera inconsciente de su estructura psíquica, pretendiendo no estar contaminados por la necesidad de acuerdo.
El solo modo de que la palabra minimice diferencias, es que contenga intencionalidad amorosa en quien la dice y en quien la recibe. Y la única intencionalidad amorosa que suele ponerse en juego en un diálogo, es aquella que nos dice que el otro piensa en forma similar a nosotros. Es el narcisismo el que elige, con este diálogo, engordar, agrandarse y sentir que el mundo nos devuelve un reflejo valorado de aquello que pienso, y por ende; de validación de mi inteligencia.
Es por esta razón que las personas suelen escuchar a quienes suman material al cúmulo de lo que ya posee y desecha a quienes desafían la estructura de sus supuestos básicos.
En síntesis, el hecho de que seamos capaces de escuchar atentamente a otro, depende de algo que se llama "admiración", o afinidad, y por cierto muy narcisista, ya que se trata de alguien parecido a mí y no de un diferente; demostrando que sólo intentamos incluir dentro de nuestro "círculo" a quienes alimentan nuestros pre-juicios, y no a los que los desafían.
De este modo, a los que se atreven a hacer esto último, solemos "eliminarlos" con la descalificación, con el botón de "bloquear", o buscando activamente atacarlo si manifiesta algo que asociamos con la destrucción de nuestro pomposo ego. Y así

-Lo que es verdad, bueno, inclusivo, correcto, acertado, exento de todo vicio y maldad; es lo que yo pienso.
-El error, la mentira, el engaño, lo compulsivo, ex-clusivo e irrespetuoso; es siempre del otro.

A mayor "inflación narcisa", mayor intensidad de ataque para con quien difiere en los supuestos a los que damos status de VERDAD; deduciéndose fácilmente que la palabra y el diálogo por sí solos, no crean puentes ni establecen lazos; ya que éstos, la mayor parte de la veces, están hechos de narcisismo, y las separaciones se producen cuando se rompe el espejo.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


lunes, 11 de noviembre de 2024

LA HIJA DEL FLETERO (REPUBLICACIÓN)














Escribe: Juan Carlos Serqueiros

LA HIJA DEL FLETERO
(Beilinson-Solari)

La hija del fletero, linda infinita
volvió a Madrid, donde parece que es feliz
ese día me mandó al descenso
recuerdo como su mirada me volteó.
Pero dos que se quieren se dicen cualquier cosa
Ay! si pudieras recordar sin rencor.
En mi buzón hay un par de cartas tuyas
fueron juntándose, y no tengo el valor...
Todavía su amor me da descargas
(nunca tuvo el higo seco junto a mí).
Pero a los ciegos no le gustan los sordos
y un corazón no se endurece porque sí.
No calentás la misma cama por dos noches
me reclamaba y no la quise oír
hice de todo por impresionarla
y dejé huérfano todo su penar.
No me gustó como nos despedimos
daban sus labios rocío y no bebí.
Sopa de almejas es todo lo que como
(siempre fui menos que mi reputación).

Bueno, una letra armada por el Indio a partir de algunas anécdotas y vivencias, tanto propias como ajenas.
Los Redondos encargaban el transporte de los equipos hasta el lugar donde ensayaban, siempre al mismo taxi-flet, del cual eran clientes habituales. Un día, el fletero se presentó en el lugar acompañado de su hija, y al parecer, la chica era un minón infernal, de una belleza que sorprendió a Solari.  A partir de allí, vincular ese suceso casual con ciertas situaciones por las que atravesó su ex amigo Enrique Symns, fue coser y cantar para el Indio, quien ideó esta letra combinando todo.
En la primera estrofa, mezcla el impacto que le causó la gran belleza de la hija del fletero (“linda infinita”, la ve); con un amor circunstancial (y trunco) que tuvo Enrique Syms en su periplo por Europa: había vivido un romance con una mina que después lo abandonó y se volvió a Madrid, de donde provenía (“ese día me mandó al descenso, recuerdo como su mirada me volteó”, dice aludiendo al momento en que la mina lo deja).
Seguidamente, trata de reflexionar sobre los factores que provocaron que la mina le dé el espiante: “pero dos que se quieren se dicen cualquier cosa”, consigna, aludiendo a la etapa inicial de un romance (en algunas personas es habitual que se hagan promesas sin fundamento sólido y sin pensar demasiado). Y trascartón, espera que a ella no le haya quedado una imagen demasiado pobre de él y no le guarde resquemor (“Ay! Si pudieras recordar sin rencor”).
Después, se refiere a las demandas y advertencias que la mina le hacía y a las que él no les dio pelota (“en mi buzón, hay un par de cartas suyas, fueron juntándose y no tengo el valor...”, rememora, reconociendo su “culpa”). Y admite también que aún la recuerda (“todavía su amor me da descargas”), e intenta revalorizarse a sí mismo, aludiendo a que por lo menos durante un tiempo y en algún aspecto la satisfizo (“nunca tuvo el higo seco junto a mí”, dice, en referencia -bastante poco caballeresca, dicho sea de paso- a su pasión).
Luego, con resignación, explica lo ocurrido para que el romance terminara: “pero a los ciegos no les gustan los sordos, y un corazón no se endurece porque sí”, anota, aludiendo a que la mina era como un ciego que no percibía como era él en realidad; y a su vez, él era un sordo que no oía los reclamos de la mina. Así dadas las cosas, era lógico que el breve idilio se rompiera.
Seguidamente, rememora los planteos que le hacía la mina respecto a sus infidelidades (“no calentás la misma cama por dos noches, me reclamaba y no la quise oír”), y a continuación, se acuerda de que a su modo, él intentó suplir esas falencias poniendo el acento en los aspectos en los cuales era hábil (“hice de todo por impresionarla”). Pero todo fue inútil; él era incapaz de darle a la mina lo que ella buscaba, de estar a su lado cuando ella lo necesitaba (“y dejé huérfano todo su penar”).
Luego se lamenta de que la relación haya terminado en malos términos (“no me gustó como nos despedimos”). Él hubiera querido que las cosas finalizaran mejor, pero bueno… no fue así.
Y cierra la letra con un recuerdo poco feliz: “sopa de almejas es todo lo que como (siempre fui menos que mi reputación)”, dice, aludiendo a la circunstancial impotencia sexual que aquejaba a Symns de resultas del abuso que hacía del consumo de cocaína. Ante eso, se veía obligado, por la imposibilidad de tener erecciones, a tratar de satisfacerla recurriendo al cunnilingus. O sea, y para ser gráfico: sólo le chupaba la concha, bah (en España se le dice "almeja" al órgano sexual femenino), convirtiendo así al sexo oral, que habitualmente es un preliminar o un complemento; en práctica única de su actividad sexual.

Y concluye con un lapidario “siempre fui menos que mi reputación”, significando que, pese a la fama de mujeriego que tenía Symns; en la realidad efectiva no era tan así, ya que sufría de impotencia por su adicción a las drogas.


-Juan Carlos Serqueiros-


sábado, 9 de noviembre de 2024

VENDRÁN LOS COLIBRÍES























VENDRÁN LOS COLIBRÍES
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Con porfiada grisura el día
Sobre el pasto se desploma,
Pero las flores de mi jardín,
A las horas de esta mañana
De colores quieren vestir.
Busco algunos pinceles
Y mi caja de acuarelas,
Para dibujar un arco iris
Y ponerle campanitas
Rosadas a la enredadera.
Así, vendrán los colibríes
A beber de ellas,
Y entonces el sol,
Convencido de los colores,
Al fin habrá de asomar
Por entre las nubes de mis ojos.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

jueves, 7 de noviembre de 2024

EL SHOW DE LAS MARIONETAS











































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Sabía que algunas personas creían que su fama de seguir las pistas hasta dondequiera que le condujeran provenía de algún sentimiento de superioridad, como si tuviese una vocación y una visión más pura de la verdad, inaccesible a otros policías inferiores. En realidad, era bastante más sencillo: cuando creía que tenía razón, ese elemento autodestructivo de su personalidad se apoderaba de él. A menudo, dejaba que el demonio que llevaba dentro se impusiera al angelito. Y, ahora mismo, su ángel no podía decir ni mu… (M. W. Craven, “El show de las marionetas”)

En materia de literatura y específicamente en cuanto a novela se refiere, siempre he elegido cuáles leer en base a la intuición y nada más: primero, echo un vistazo rápido sobre la tapa del libro, tanto como para percibir cómo impacta en mis sentidos y qué asociaciones me despierta, y trascartón; leo prolija y detenidamente la sinopsis contenida ya sea en la contratapa o en la solapa interior. Y con eso me basta para saber si me atrapará y lo disfrutaré, o si por lo contrario; puedo descartarlo sin sentimiento de culpa. Ese es mi método, infalible en tanto jamás he tenido motivos para arrepentirme de seguirlo.
Sí, ya sé: alguna persona —probablemente estulta, mal educada y deseosa de perder su tiempo— podría saltar a refutarme y a descalificarlo, abrumándome con la consabida monserga estilo “andá a saber la cantidad de libros excelentes que te privaste de leer por aferrarte a eso que llamás método, despreciando cualquier análisis serio”. Por mi parte, seguramente no le respondería; porque sabido es que toda discusión sobre creencia es estéril. Cada cual con la suya y punto.
No obstante, a fuer de honesto debo reconocer que en el caso de “El show de las marionetas” (Roca Editorial, 2020), esa manera de elegir casi me falla. Pero por suerte… casi, nomás; la sangre no llegó al río.
Es que quienes somos lectores empedernidos sabemos perfectamente que hay “pecados capitales” que suelen cometer las editoriales al momento de imprimir un libro y lanzarlo a la venta; mientras que a nosotros, el público, en tanto potenciales compradores, esos pecados pueden sernos muy útiles si los percibimos como indicadores de que a priori, haríamos mejor en abstenernos de adquirir la obra en cuestión (que de más está decir, casi invariablemente resulta un bodrio intragable): nombre del autor consignado con abreviaturas, “ganchos” publicitarios tendientes a semejarlos a tal o cual “masivo éxito” literario, cinematográfico y/o televisivo; título expresado en handwriting, información comercial sobreabundante, foto del autor en la portada, y adhesivos con “ofertas imperdibles”. Y aunque la sinopsis del libro me había gustado no poco; hete aquí que (tal, como se puede apreciar en la imagen) la tapa de “El show de las marionetas” exhibía nada menos que tres de esas características.
Así las cosas, a punto estuve de dejarla y seguir de largo. Pero una vocecita interior me instó, si no a reconsiderar mi método; sí a averiguar un poco más: googleé al autor, fui a dar a su website y oh, sorpresa (grata), me encontré con que al tipo le gustan los perros, que tiene uno al cual adora, y que se pasa días enteros en una librería llamada Bookends que a mí se me antojó un paraíso: en ella se venden tanto libros viejos como nuevos (y entre estos últimos, todos los escritos por él, claro), cuenta con un espacioso jardín y una cafetería en la que se sirven exquisiteces, y además; se admiten perros. Suficiente para darle un aprobado, porque a ver, decime: ¿no te parecen invalorables las librerías auténticas? Esas a las que vas siempre, por más que no tengas un mango en el bolsillo; aunque sea para hablar un rato con el librero o librera que ya conoce tus gustos y sabe lo que te interesa, o por ahí; simplemente para tomarte un rico café charlando de libros. Y no me digas que nunca te pasó ir a una librería de cadena, y que el vendedor o la vendedora te atienda con su mejor cara de ameba estreñida sin tener la más p…álida idea acerca del libro que buscás y mucho menos de su autor/a.
Este escritor, M. W. Craven (n. 1968, Carlisle, condado de Cumbria, Inglaterra) ha creado dos personajes que se las traen. Uno es el sargento de detectives Washington Poe, aficionado al café, solitario, irascible, antipático, de pocos amigos, habituado a transgredir las reglas (de hecho, está suspendido en su empleo y bajo investigación por haber provocado la muerte de un sospechoso) y que en ocasiones recurre a hacer lo que él considera justicia, sólo que… por mano propia y ejerciendo violencia. El otro personaje es una civil muy joven, pálida y miope, ligada a la policía por contrato: Matilda Tilly Bradshaw, quien tiene un coeficiente de inteligencia sorprendentemente elevado (graduada en Oxford cuando sólo contaba dieciséis años, detenta una maestría y dos doctorados), y es una especie de genial analista en matemáticas y posee aptitudes magistrales para el uso de los recursos informáticos, entre ellos, incluso algunos que han sido ideados y desarrollados por ella misma. Pero a pesar de ser lisa y llanamente brillante; Tilly tiene graves problemas: es inhábil para desenvolverse socialmente y en la cotidianeidad del mundo real: no tiene licencia de conducir y más aún; ni siquiera sabe hacerlo (su madre todas las mañanas la lleva en coche hasta su trabajo, y a la tarde pasa a buscarla cuando concluye sus tareas), y para peor; es el blanco predilecto de las burlas de sus compañeros de trabajo, al punto que no puede tener ni un solo objeto personal en su escritorio, pues le roban hasta la taza del café.
A todo esto, un asesino serial se divierte quemando vivas a sus víctimas luego de haberlas torturado. La policía, totalmente desorientada, no tiene ni una sola pista firme para seguir, situación desesperante ante la cual el jefe de la misma resuelve levantar la suspensión que pesa sobre Washington Poe y encargarlo de la investigación. Al principio, el sargento se niega, pero después accede a hacerlo y elige a Tilly como su ayudante. Un roto y una descosida. ¿Podrán entrambos resolver el caso?
Y hasta aquí llegué. Ni en sueños voy a espoilear en pos de despertar tu interés por esta novela, pero eso sí: te aseguro que si te quedás sin leerla, te habrás privado de gozar de un policial estremecedor, maravillosamente planteado y escrito, con una trama felizmente exenta de esas trampitas a las que algunos escritores suelen recurrir, y que te mantendrá en vilo de principio a fin.
La tengo disponible en formato ePub, de modo que quien la quiera, no tiene más que solicitármelo por eMail y con mucho gusto se la enviaré por esa vía.
¡Ah! Casi me olvido: “El show de las marionetas” es la primera novela de una saga que ya lleva seis de ellas.

-Juan Carlos Serqueiros-