Escribe: Juan
Carlos Serqueiros
La imagen
corresponde a una fotografía que forma parte del archivo de redacción del
diario El Laborista, y que fuera publicada
en la edición del 26 de mayo de 1948 de dicho periódico. Actualmente se
conserva en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
El Laborista surgió en 1945 como órgano de prensa oficial del Partido Laborista y su dirección era ejercida por quien tuvo la iniciativa de crearlo: Ángel Borlenghi. Tras la disolución del partido, el diario pasó a poder de un grupo que apoyaba al coronel Domingo Mercante. Tiempo después, hacia 1948, se hizo cargo del mismo el periodista y diputado justicialista Rodolfo Decker.
En la foto
aparecen retratados, en el estadio del Club Atlético Huracán, Eva Duarte de
Perón y su esposo, el general Juan Domingo Perón, asistiendo a un cotejo de
fútbol que había tenido lugar el 25 de Mayo de 1948.
Las obras del flamante Palacio, que por entonces aún llevaba el nombre de Jorge Newbery (que conservaría hasta el 23 de setiembre de 1967, fecha a partir de la cual lleva el de Tomás A. Ducó), estaban terminadas desde el año anterior (de hecho, Huracán había disputado allí, el 7 de setiembre de 1947, por el campeonato, un partido contra Boca Juniors en el cual se impuso por 4 goles a 3 ante un marco imponente de público que se calculó en 80.000 personas); pese a lo cual, por estar intervenido el club, el estadio aún no había sido formal y oficialmente inaugurado (lo que ocurriría recién el 11 de noviembre de 1949, en un día pleno de actos, homenajes y festejos, que concluyó con un cotejo nocturno entre los primeros equipos de Huracán y Peñarol de Montevideo en el cual resultó vencedor el Globo por 4 a 1).
En el marco de
las celebraciones por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, el Círculo
de Cronistas Deportivos de Buenos Aires y su similar de Montevideo, organizaron
dos partidos amistosos a disputarse entre el seleccionado de la Asociación del
Fútbol Argentino y el de la Asociación Uruguaya de Football, los cuales se
jugaron, uno, el 18 de mayo de 1948 en el estadio Centenario de Montevideo; y el
otro, exactamente una semana después, el 25 de Mayo, teniendo como escenario el
estadio de Huracán. Ambos cotejos culminaron con la victoria del equipo
visitante: el primero lo ganó la selección argentina por 1 a 0 y el segundo fue
triunfo del combinado uruguayo por 2 a 0. En este último se puso en juego la
Copa Juan Domingo Perón, y de allí las presencias en el estadio del presidente
de la República y de la Jefa Espiritual de la Nación.
En cuanto a la
persona que aparece junto a Perón, a su izquierda (derecha de la imagen),
algunos se han confundido creyendo que trátase del presidente del Club
Atlético Huracán, teniente coronel Tomás
Adolfo Ducó, bajo cuya gestión se construyó e inauguró el estadio que actualmente
lleva su nombre. Pero se equivocan: Perón
y Ducó estaban distanciados y enemistados, y además; por esa época el último no
presidía la institución de Parque de los Patricios (que como consigné
precedentemente, se hallaba intervenida).
Perón y Ducó estaban ligados por una estrecha camaradería y una íntima amistad, vínculo que en la mañana del 16 de mayo de 1943 los llevó, junto al coronel Miguel Ángel Montes y al teniente coronel Domingo Mercante, a la decisión juramentada de resistir a tiros, en el departamento que habitaba Perón en Arenales y Coronel Díaz donde se habían atrincherado, la orden de detención que el general Martínez, jefe de policía del gobierno del presidente Castillo, había impartido contra el primero (y que finalmente, quedó sin efecto). Pero después, el 29 de febrero de 1944 en lo que se conoce en la historia argentina como “El paso en falso de Ducó”, éste sacó a la calle su regimiento, el 3 de Infantería, para resistir el reemplazo de Pedro Pablo Ramírez por Edelmiro Farrell, con lo cual la añeja amistad suya con Perón quedó rota. Desde entonces, la cerrada oposición, las acerbas críticas y los fuertes denuestos de Ducó contra Perón fueron in crescendo. A punto tal, que en 1946 y 1947 el gobierno nacional dispuso la intervención a Huracán, situación esa que se prolongó hasta 1948. Y recién al año siguiente volvería Ducó a presidir el Club.
No, quien
aparece en la foto junto a Evita y Perón no es Ducó; sino el doctor Oscar
Lorenzo Nicolini, en aquella época, presidente de la AFA. Probablemente,
cierto parecido físico entre ambos y el natural deseo de todo peronista hincha de
Huracán de que la disputa entre Ducó y Perón hubiera terminado en una
reconciliación, hayan sido las causas que los indujeron al error de
identificación.
Un cuarto de
siglo después de todo aquello, la heráldica suburbana del globo rojo sobre
campo blanco (Homero Manzi dixit)
volvía a ganarse en el corazón de ese estadista enorme ya mutado en león hervíboro y más sabio que nunca: el
9 de marzo de 1973, los jugadores del ballet blanco quemero y su entrenador, firmaban una solicitada
adhiriendo a la candidatura peronista. Y el 13 de diciembre, el General
condecoraba con la Medalla de la Reconstrucción Nacional a una de las más grandes y trascendentales figuras deportivas huracanenses de todos los tiempos: Miguel Brindisi.
Y por favor, no me despierten; déjenme soñar que ese día, desde alguna estrella, Ducó asistió a la escena con una lágrima
piantada de su emoción. Después de todo, como escribió el poeta Robustiano Figueroa Reyes, "lo cierto apenas son instantes; / vivir de sueños es lo verdadero".
Muchos creyeron (y aún hoy otros muchos siguen creyendo), erróneamente, que Perón era hincha de Racing. Lo cierto es que no era así. El hincha de Racing era su ministro Cereijo; no él. Según su biógrafo oficial, Enrique Pavón Pereyra, él le preguntó y Perón le respondió que era de Boca. Pero eso no pasa de ser una declaración afirmativa sin sustento probatorio alguno más allá de la palabra de Pavón Pereyra. O, posiblemente, le haya preguntado, y Perón contestó lo que el otro quería oír; una gentileza, digamos. Si yo hubiera sido el biógrafo de Perón, hubiese dicho que le pregunté y que me contestó que era de Huracán; y otro habría dicho que era del club de sus preferencias, y todo así... Particularmente, abrigo la hipótesis de que el General no era hincha de ningún club en especial, y que el fútbol no le atraía demasiado ni como juego ni como espectáculo; pero que sí le interesaba (y mucho) en tanto cultura popular, manifestación social y fenómeno de masas.
Perón es de
todos los argentinos, claro; pero tengo para mí que un cachito más… es de
nosotros, los de Huracán. Por historia nomás, vio...
-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS
DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS
Biernat,
Carolina. ¿Buenos o útiles? La política
inmigratoria del peronismo. Editorial Biblos, Buenos Aires, 2007.
BNMM.
ARCH-ESAR-CRO-ARED-LAB. Archivo de redacción del diario El Laborista (subfondo).
Galasso,
Norberto. Perón: Formación, ascenso y
caída (1893-1955) t. 1. Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2005.
Newton,
Jorge. Historia del Club Atlético
Huracán. 1908-1968. Frigerio Artes Gráficas, Buenos Aires, 1968.
Pavón Pereyra, Enrique. a) Yo Perón. MILSA, Buenos Aires, 1993.
b) Conversaciones con J. D. Perón. Colihue / Hachette, Buenos Aires, 1978.
Revista
El Gráfico. Edición n° 1470,
12.09.1947.
Rosa, José María. Historia Argentina t. 13. Editorial
Oriente, Buenos Aires, 1979.
Excelente Nota! Lo felicito Juan Carlos. Como Hincha de HURACAN y Peronista Un abrazo
ResponderEliminarMis felicitaciones de un hincha quemero y fanático de Los Redondos.
ResponderEliminarQue hermosa nota, imposible como quemero y peronista , contener un lagrimón
ResponderEliminarUn placer leer este tipo de cosas,comentando con otra camiseta que buenas fotos.
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