lunes, 17 de junio de 2024

PENSALO...























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

A nada temo porque he jurado defender la Independencia de América y sellarla con mi sangre. (Martín Miguel de Güemes)

Como todos saben (o deberían saber), la amistad entre Belgrano y Güemes fue férrea, y la correspondencia entrambos, profusa. En una de las cartas que el primero dirigiera al segundo, le escribía más o menos estas palabras: "He sabido que anda usted desnudo, así que he mandado en ésta (se refiere a Tucumán, donde se hallaba por entonces, como jefe del Ejército del Perú acantonado en esa ciudad) que se le confeccione un uniforme. No se preocupe usted, ya pagaremos después, cuando podamos".
Dos hombres como ellos, de linaje y fortuna, reducidos a la miseria, pues todo lo habían dado en pos de la independencia. Belgrano andaba con las botas remendadas, y Güemes, vestido con harapos. Y no sé si sabías que al fallecer Belgrano, su lápida se hizo con un pedazo de mármol de la cómoda de su hermano. Y que a Juana Azurduy la enterraron en la fosa común. Y que...
Así aquellos hombres y aquellas mujeres forjaron esta patria. Pensalo, vos que te sentís insatisfecho porque tu viejo no te puede comprar esas Nike que son tu fetiche; o vos, que te sentís frustrado porque no podés cambiar el auto; o vos...

-Juan Carlos Serqueiros-

Imagen de portada: Juan Francisco Cancio Lazo, "Toma del Justina por Martín Miguel de Güemes el 12 de agosto de 1806", óleo.

martes, 11 de junio de 2024

PALABRAS AUSENTES













PALABRAS AUSENTES
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

No siempre llueve
Ni hace un frio tenaz,
O un furibundo sol
Se remonta en el horizonte
Para escribir mensajes
Atravesando entusiasmado
Mi ventana...
Entonces,
Cuando los vientos sean
Apenas una brisa
Y el sol sólo lance
Halos efímeros de tibieza;
Allí
Revolveré los cajones
Hasta encontrar las palabras
Que quisiera tener presente
Justo en ese momento:
Cuando ellas me digan "ausente".

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

viernes, 7 de junio de 2024

DE CUANDO JOSÉ MARTÍ FUE CÓNSUL ARGENTINO EN NUEVA YORK




































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Ésta es una nación esencialmente egoísta, nos busca para hacemos sus tributarios y poco nos dará. Tienen por la raza latina profundo desdén y suponen que somos incapaces de tener la prudencia que resiste tentaciones deslumbrantes en apariencia… En un Congreso reunido creo que los yankees harán lo que quieran... (Vicente G. Quesada a Julio A. Roca, 10 de febrero de 1886)

Los Estados Unidos se encuentran absolutamente dominados por la corrupción económica, están ansiosos por apoderarse de Santo Domingo y Cuba, la Conferencia es una lucha entre las fuerzas del bien y del mal. (José Martí)

El 19 de mayo pmo. pdo. se cumplieron 129 años de la muerte en combate de José Martí, poeta, escritor, periodista, pensador y héroe de la independencia de Cuba.
La mayoría de los argentinos ignora que entre junio de 1890 y octubre de 1891, Martí se desempeñó como cónsul de nuestro país en Nueva York, siendo designado para ocupar dicho cargo por el presidente de la República, Miguel Juárez Celman, a iniciativa de su ministro de Relaciones Exteriores, Roque Sáenz Peña.
Ocurría que en 1889, este último había sido nombrado (conjuntamente con Manuel Quintana) delegado argentino a la Conferencia Panamericana en Washington. Dicho evento respondía a la intención del gobierno yanqui de establecer una unión aduanera con los países latinoamericanos, estipular la creación de un tribunal arbitral para los diferendos y conflictos, y así como de paso; pedirles que intercedieran ante España a fin de que ésta accediera a vender Cuba a los Estados Unidos.
Llegado a Washington en octubre de ese año, Sáenz Peña entabló una relación de amistad con José Martí, quien se encontraba exiliado allí y era corresponsal del diario La Nación.
No escapaba a la sagacidad de Sáenz Peña —como tampoco a la de su colega Manuel Quintana, y a la del canciller (Estanislao Zeballos)— que los designios norteamericanos en la Conferencia eran absolutamente perjudiciales para los intereses argentinos. Su desempeño, al igual que el de Quintana, fue brillante, y entrambos lograron dar por tierra con las pretensiones de los del norte.
En marzo de 1890, durante el tratamiento del llamado “Zollverein americano”, Sáenz Peña opuso a la tesitura yanqui América para los americanos (la tristemente célebre Doctrina Monroe, a la cual Alberdi definió certeramente como “la doctrina del egoísmo”) su recordada y generosa América para la humanidad; mientras que Quintana, de lucido papel y con magistral elocuencia, rebatió contundente y exitosamente la propuesta norteamericana de tribunal arbitral obligatorio (más allá de que, independientemente de perseguir por entonces un objetivo común: sustraer a nuestro país de la influencia yanqui; los dos obraban guiados por motivaciones bien diferentes: Sáenz Peña lo hacía por su acendrado patriotismo; Quintana por sus estrechísimas vinculaciones con Inglaterra).
Martí saltaba de contento. Sus cartas de esos días reflejan la profunda admiración que sentía por los integrantes de la delegación argentina. Y al regresar a Buenos Aires, nombrado que fue Roque Sáenz Peña ministro de Relaciones Exteriores, inmediatamente de recibirse de esa cartera le pidió a Juárez Celman que designase a Martí cónsul en Nueva York.
Posteriormente, a mediados de 1891, las protestas españolas por el accionar de Martí en pro de la independencia cubana, llevaron a que el ministro (como se les decía por entonces a los embajadores) argentino en Estados Unidos, Vicente G. Quesada, solicitara a la cancillería (y al propio Martí) la renuncia de éste al consulado, la cual el prócer cubano formalizó el 17 de octubre de ese año.

-Juan Carlos Serqueiros-

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IMAGEN DE PORTADA
Herman Norrman (Suecia, 1864-1906), Retrato de Martí, óleo sobre tela, 1891.

REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS
AGN. Fondo Julio A. Roca. Correspondencia Quesada-Roca.
Diario La Nación. Ediciones del 08.11.1889 y del 31.05.1890.
Diario La Prensa. Ediciones del 07.10 y del 07.12 de 1889.
Martí, José. a) Nuestra América y otros escritos. Eudeba, Buenos Aires, 2023.
                    b) Argentina y el Primer Congreso Panamericano. Editorial Transición, Buenos Aires, 1955.
MRECIC. Archivo Histórico de Cancillería. Serie José Martí.
Quesada, Ernesto. Primera conferencia panamericana. Imprenta Schenone, Buenos Aires, 1919.
Sáenz Peña, Roque. El Zollverein Americano. McGill & Wallace, Printers, Washington, 1890.
Sáenz Quesada, María. Roque Sáenz Peña: el presidente que forjó la democracia moderna. Sudamericana, Buenos Aires, 2014.
Sarracino Magriñat, Rodolfo. José Martí, cónsul argentino en Nueva York (1890-1891). Análisis contextual. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2018.


sábado, 1 de junio de 2024

CUANDO SE DISPARA AL CORAZÓN CON LA PALABRA





























Escribe: Gabriela Borraccetti *

Se puede disparar con la palabra al centro del corazón de alguien, justo en el momento de recordar algo que brinda alegría.
Quien disparó no suele ir a la cárcel, no hay pena para su delito; pero debería saber que hay muchas formas de matar… y de morir.
Se puede permanecer impune de diversos modos, y sobre todo; cuando se dispara con la palabra, que se transforma así en un arma letal cuando lo único que importa es anteponer el prejuicio y las formas al fondo de un corazón al cual se le poda la espontaneidad.
Una muerte dolorosa y lenta, que al final; termina volviéndose también contra el que disparó, convertida en un silencio que jamás torna a sonreír con tal de no ser cercenado.
Esto es lo que debe recordar quien dispara con la palabra al corazón de otra persona: lo que rompes, criticas y quieres modificar constantemente; no hace que florezcan rosas.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


viernes, 31 de mayo de 2024

DE ARTISTAS Y DE LOCOS






























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Hay, sin embargo, un cargo al que debo responder, y que apenas satisfecho por una parte, reaparece por otra bajo nueva forma. Es anticipado o superfluo, se dice, un Observatorio en pueblos nacientes y con un erario o exhausto o recargado. Y bien, yo digo que debemos renunciar al rango de nación, o al título de pueblo civilizado, si no tomamos nuestra parte en el progreso y en el movimiento de las ciencias naturales. (Domingo Faustino Sarmiento, discurso inaugural del Observatorio Nacional Argentino, 24.10.1871)

El 24 de octubre de 1871, el presidente de la República, Domingo Faustino Sarmiento, inauguraba en Córdoba el Observatorio Nacional Argentino (en la actualidad, Observatorio Astronómico de Córdoba). En el discurso que pronunció en esa oportunidad, empleó las frases que se citan precedentemente, en las cuales expresaba su punto de vista en relación a la oposición y las muchas críticas que el proyecto había tenido en Buenos Aires, manifestadas principalmente en el diario La Nación, de Mitre, que desde el anuncio del proyecto lo había reputado de gasto superfluo esgrimiendo como argumentos, entre otros, la guerra contra el Paraguay, la guerra franco-prusiana, la epidemia de fiebre amarilla y la situación en Entre Ríos. Eso sí: lo que nadie admitía públicamente —y la prensa menos que nadie— era la “herida” que al orgullo porteño le infligía el hecho de que se lo situase en Córdoba y no en Buenos Aires.
La imagen que oficia de portada al presente opúsculo es una litografía alusiva a dicho evento, publicada con posterioridad (diciembre) al mismo, inserta en el periódico decimonónico El Mosquito. En ella aparece caricaturizado Sarmiento, quien con un telescopio mira la luna, en cuya cara se evidencia una expresión, digamos… demencial, remitiéndonos de ese modo inequívocamente a su apodo: "loco".
El Mosquito fue un periódico que se auto definía como independiente (condición esta que perdería en 1882, año en que su propietario celebró un contrato que por el término de dos años lo ponía bajo el auspicio del Partido Autonomista, y que por otra parte; resignaría luego definitivamente a partir de un indisimulable alineamiento con el roquismo y el juarismo), satírico, burlesco y de caricatura, cuyo primer número salió a la calle el 24 de mayo de 1863, y que logró mantenerse exitosamente en las preferencias del público durante treinta años, hasta su última edición el 16 de julio de 1893. Satirizaba a todos y se reía de todos, empezando por sí mismo, es decir, por quienes constituían su propio staff; y ante la pregunta de si era “mashorquero” (rosista) o “salvage” (unitario), “crudo” (alsinista) o “cocido” (mitrista); respondía: “soy político y como todos los demás del gremio disbarro y disbarraré” (donde se emplea disbarro por desbarro: desatino, yerro, barbaridad, disparate). Quedaba clarísimo: El Mosquito podía asumir cualquier postura política o ideológica e incluso adherir ocasionalmente a un partido o candidato, para ponerse en contra inmediatamente después, arrogándose la prerrogativa de ostentar una llamativa volubilidad a la cual convertía (exitosamente, además) en derecho propio y en motivo de orgullo.
En mayo de 1868 se incorporó a El Mosquito como ilustrador Henri —nombre argentinizado en Enrique— Stein (n. París, 04.10.1843 – m. Buenos Aires, 17.01.1919), quien pronto se constituiría en factótum y pasaría a detentar el cargo de director gerente, para después adquirir el periódico y convertirse en su editor y director propietario.


Desde sus inicios mismos, El Mosquito venía satirizando tenaz, asidua y abundantemente a Sarmiento, pero a partir del ingreso de Stein; haría de él una de sus “víctimas” predilectas, representándolo como un loco (por ejemplo, en la que hemos visto), o un mono, o un asno, o un elefante, o una hiena, o un payaso, o un vampiro que en vez de sangre; chupa sueldos, o como “el general Cagatinta”, o como… En fin, digamos que al semanario cualquier bondi lo dejaba bien para caerle con tutti. E incluso, para zaherirlo y ridiculizarlo aún más; llegó hasta declararse sarmientista, esto es, partidario de la candidatura presidencial de Sarmiento, porque… ¡le garantizaba las mejores caricaturas!
Pero el asunto era de toma y daca, porque “el tremendo sanjuanino” (José María Rosa dixit) era, como sabemos, un sujeto atrabiliario y un polemista terrible, y tampoco se paraba en pelillos a la hora de denostar a Stein (a quien por otra parte; catalogó de “matón del lápiz”).
Así las cosas, con tanto agravio y tanta ofensa de uno y otro lado, sería lógico inferir que entrambos existía un odio profundo y un sordo rencor, pero contra lo esperable; en modo alguno era así, por lo contrario; lo que había era un mutuo sentimiento de admiración y respeto que trascendía las estocadas que se cruzaban. Y mucho menos existió conflictividad entre El Mosquito de Stein y el poder político encarnado en Sarmiento, que jamás  movió un dedo para coartarlo o censurarlo.
De hecho, Sarmiento había mandado a encuadernar todas las caricaturas suyas publicadas en El Mosquito, y además; su casa en el Carapachay estaba empapelada con ellas. Por su parte Stein, tras la muerte de Sarmiento el 11 de setiembre de 1888, en la edición n° 1341 de su periódico, correspondiente al domingo 16 de dicho mes, absteniéndose decorosa y respetuosamente de la caricatura; publicó en la primera página un soberbio retrato de Sarmiento, y a continuación, en la página 3 reconoció que su “impertinente lápiz se ha burlado muchas veces de esta inteligencia tan potente, original y vasta” (sic), tras lo cual hizo el elogio de tan alta e ilustre personalidad, manifestó sentirse con “el espíritu entristecido y el corazón oprimido” (sic), adhirió al luto general, y se lamentó de que el acotado espacio de su publicación no le permitiese, como sin duda lo deseaba, acompañar el retrato con una biografía. Y no se detuvo allí su homenaje al sanjuanino, porque en el número siguiente, esto es, la edición n° 1342 de fecha 23, en la página central publicó una esmeradísima litografía en la cual se ilustra la bienvenida celestial que a Sarmiento le dan San Martín, Belgrano, Moreno, López y Planes, Las Heras y otros próceres, en palabras que le hace decir al primero: “Venga, Dn. Domingo, sea Vd. el bienvenido, que aquí hay lugar para los que como Vd. han servido bien a la patria y al progreso” (sic).





No por nada el propio Stein consignó en más o menos estas palabras: “por aquella época todos estábamos locos como Sarmiento”. Y es que más allá de sus innegables dotes para ser lo que fue: un perspicaz y exitoso empresario periodístico y comercial (porque no hay que perder de vista esa faceta a la hora de describirlo); él era en esencia un magistral artista de la ilustración política, pero con la chispa de la "locura" que se traducía luego en su inventiva y en su osadía. Así también como, independientemente de sus indubitables condiciones de infatigable periodista combativo y de portentoso escritor; Sarmiento era intrínsecamente un "loco"... genial.
Tal como sabiamente enunció Aristóteles, “ninguna gran mente ha existido nunca sin un toque de locura”. Y al fin y al cabo, el caso es, mi querido amigo lector, que de artistas y de locos todos tenemos un poco.

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS

AGN. Fondo Enrique Stein, Sala VII, Leg. 1438-1441.
Belín Sarmiento, Augusto. Sarmiento anecdótico. E. Tipográfico de David Soria, Buenos Aires, 1905.
BNMM. Diarios y revistas. El Mosquito, periódico semanal, independiente, satírico, burlesco y de caricatura.
Gálvez, Manuel. Vida de Sarmiento, el hombre de autoridad. Editorial Tor, Buenos Aires, 1957.
Román, Claudia A. Prensa, política y cultura visual. El Mosquito (Buenos Aires, 1863-1893). Editorial Ampersand, Buenos Aires, 2017.
Rosa, José María. Historia argentina t. 8. Editorial Oriente, Buenos Aires, 1974.
Suárez Danero, Eduardo M. El cumpleaños de El Mosquito. Eudeba, Buenos Aires, 1964.


martes, 28 de mayo de 2024

ABRO LAS VENTANAS


ABRO LAS VENTANAS
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Abro las ventanas,
Calzo el sol en mis pupilas
Y veo la luz que tu pecho
Al abrirse me regala.
Se me sale el corazón
Y se me enciende el alma,
Porque tu amor se hace plumas
Para llevarme en sus alas.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


viernes, 24 de mayo de 2024

LOS SEBRELIS: UNA BANDA DE CIPAYOS Y PERDUELLIS




















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Los Campeonatos Infantiles Evita constituyeron un intento de captación de la infancia, a la manera de los Balilla de Mussolini. Estos torneos dieron réditos políticos, pero no deportivos, ya que pocos jugadores surgieron de ellos. (Juan José Sebreli)

La verdad es que cuesta enormemente vencer la náusea y  reprimir el vómito al tener que ocuparse de refutar a la ameba estreñida llamada Sebreli.
Ese error de la naturaleza, esa falla en la cadena evolutiva, no es “sólo” un nominalmente argentino renegado y traidor (otro más entre una larga lista de etcéteras), un cipayo, un perduellis al servicio del Foreign Office británico; es algo peor aún que eso: es, en tanto agente de la intelligentzia disolutiva de la nacionalidad, un germen patógeno capaz de producir efectos letales.
Y su discurso no es meramente la consabida cadena de idioteces acuñada en los años 40 del pasado siglo por la oligarquía y repetida hasta el hartazgo por el medio pelo argento estulto, arribista, tilingo y turiferario hasta bordear el cretinismo (cuando no hasta superarlo, incluso); es algo infinitamente más grave en tanto “apóstol” de una prédica goebbelsiana que taladra las mentes tal como la gota de agua que termina por horadar la piedra.
Lo de identificar a Perón con el bonapartismo calificándolo de imitador-continuador de Luis Napoleón Bonaparte, y lo de asimilar a Evita con el fascismo mussoliniano y/o con el falangismo y el franquismo españoles, es la carátula del dossier que contiene un plan macabro contra la argentinidad.
La biología concluirá (es de esperar que en breve; no sea que tengamos la puta desgracia de la reiteración de un fenómeno de longevidad excesiva) con ese ser abyecto; pero guarda: hay más sebrelis; porque también están sus cómplices, que son de su misma calaña y tan miserables y repugnantes como él mismo: Luis Alberto Romero, Fernando Iglesias, Beatriz Sarlo, Jorge Lanata, Santiago Kovadloff, Martín Caparrós y Lucas Llach, entre otras tantas alimañas de similar laya.
Esa canalla inmunda e infame es el asqueroso detrito que deriva de la descomposición social y encarna EL mal en términos absolutos en tanto constituye la cabecera de playa para las fuerzas que propugnan la disgregación nacional.
Ojo al piojo con minimizar el peligro que representa toda esa escoria que es nada menos que el huevo de la serpiente, el caldo de cultivo del brebaje hechicero que condujo a que la mitad de un pueblo, embrutecida, colonizada, carente de valores, ignorante, oportunista, irresponsable, olvidada de sus patres y de sus pretéritas glorias, con una oquedad en el lugar del corazón y el alma enferma, impermeable a la solidaridad y que huye de la palabra patriotismo tal como huye Drácula de las flores de ajo; llevara a la presidencia de la República a un coprolálico psicótico incestuoso con delirio mesiánico y veleidades de tiranuelo como Javier Milei.

-Juan Carlos Serqueiros-

miércoles, 22 de mayo de 2024

EL MUNDO DEL SENTIMIENTO EN EL RÍO DEL OLVIDO























Escribe: Gabriela Borraccetti *

En los 34 años que llevo ejerciendo mi profesión de psicóloga clínica, vengo observando que lo que llamamos cura va en un sentido sumamente peligroso. El ser humano es tratado psicológicamente como si fuera un papel en blanco al cual dirigir el dedo índice y señalar lo que está bien sentir, y si es lógico, ilógico, normal, productivo, sensato, improcedente, útil o inútil.
El daño que se inflige a las personas haciendo cirugía mayor en su alma, consiste actualmente en procurarle un reordenamiento de sentimientos en base a razones: lo que hay que olvidar, lo que hay que dejar de lado, lo que es importante y lo que no, lo que hay que superar, lo que es normal, lo que es conveniente, lo que hay que poner en primer plano, lo que hay que repetirse, en qué hay que concentrarse y en qué situaciones hay que hacer de cuenta que algo o alguien… ¡no existe!
Si a eso le sumamos las autoafirmaciones, los decretos, mantras y una cantidad de chips que evitan la reflexión; estamos condenados a caminar eternamente pisoteando nuestros problemas, lo cual es algo muy distinto a resolverlos.
El asunto es que la razón, los actos de voluntad y el deber, no pueden contra lo que se siente. Lo que sentimos pertenece al terreno de lo subjetivo, y querer curar algo que es natural tenerlo: subjetividad; es como querer operarnos de un brazo porque consideramos que sólo ese nos sirve y que con uno solo nos basta.
Por otro lado, querer dominar la vida en base a pura objetividad y amputando partes de nuestro ser (e incluso de nuestra historia, por considerarla un apéndice innecesario, un estorbo o algo que en teoría no se puede solucionar, como si no fuese posible leer un cuento por segunda, tercera o milésima vez y encontrar detalles que nos cambian la mirada), es como querer salir caminando sin piernas, sin saber de dónde venimos y por qué elegimos el camino de ir hacia dónde vamos.
La actual forma de tratar el dolor psíquico es hacer de cuenta que nacimos hoy y que tenemos una nueva vida. Y bajo ese principio se orienta a las personas a desconocer por qué son quienes son, cómo llegaron hasta aquí y cómo poder cambiar.
La razón y la fría lógica que se recibe como orientación y remedio en una terapia de este tipo, es además la razón de un otro que se coloca en una posición de poder y de sapiencia frente al paciente, ordenando en su mente lo que para él es prioritario, y desoyendo el dolor que, por supuesto, no siente en sí mismo ni padece. Esa forma de curar suena más a un padre que formatea la vida de su hijo, que a un terapeuta que sana.
Sanar no es ordenar ni señalar lo que se debe y lo que no. Tal como en la medicina, si uno no busca la raíz del mal; nos convertimos en consumidores de parches, en receptores de recetas, consejos o pastillas para tapar lo que nos pasa. Tapamos síntomas, tapamos recuerdos, dolores y tiempo; los borramos como se borran los errores ortográficos con una goma de borrar sobre el papel. Pero el magullón en la hoja, en el alma o en el cuerpo, queda, y la causa sigue viva escondida como la Hidra en el fondo de nuestra caverna psíquica.
Esa forma de sanar lo que fuere, cuerpo o alma (psique), es lo que causa los mayores problemas en esta humanidad que hace rato olvidó detenerse, observarse, pensarse, respetarse y concederse tiempo para comprender y saber de sí lo que cree saber de los demás.
Hoy no hay tiempo para los duelos, porque tal como lo indica la palabra duelo-dolor; esto lleva tiempo para tramitar y el tiempo es dinero. El dolor se ha catalogado como algo anormal, cuando en realidad; es la única forma de alarma que nos advierte que tenemos que parar y ocuparnos de nosotros.
La palabra superación pasó a ocupar el lugar del término elaboración y pasamos por encima todo lo que tendríamos que tratar con respeto. ¿No pasa eso, acaso, también con los viejos, los niños y en fin, con todo lo que demanda tiempo?
Hoy hay que erguirse enseguida ante cualquier caída, para seguir corriendo; aunque no sepamos hacia dónde ir. En el trabajo se te puede morir un hijo pero “tienes que superarlo”. Es mal mirado aquel que necesita reponerse de un problema, y es puesto en el lugar del "haber" contable cualquiera que esté pasando por una crisis o incluso por algo que lo convierta en un ser humano. Desde un embarazo hasta una preocupación familiar son tildados para el día de mañana saber a quién despedir primero.
El reino del pum para arriba y la cultura feliz se ha erigido en un modo de vida, en una moda a la que tememos desobedecer para no quedar "afuera". Hay que decir siempre y ante todo, que uno está “re bien, viste”, y no nos tomamos un minuto para llorar, porque eso es debilidad y además pone en fuga a todos los que nos rodean mientras somos máquinas de reír y sacarnos selfies.
Han amputado todas nuestras reacciones naturales, han enterrado nuestras dudas y han señalado al mundo emocional como si fuera una basura a descartar. La psicología se ha puesto más mágica y fast, y pululan los "consteladores", couchers (como si el alma fuese cuestión de entrenar), los neuro-psicólogos que nos toman como un amasijo de nervios y neuronas, y los chamanes que con dos simples pasos de baile te elevan a la categoría de ser metafísico. Algo genial para el ego, pero… letal para el alma.
Demonizaron al remedio más efectivo de la palabra para asegurar que la cura de Freud, de Jung y de los psicólogos profundos, no sirve. No sea cosa que pidas uno de esos por la obra social o la prepaga, y ellos tengan que costear por mucho tiempo un tratamiento que les lleva más dinero del que están dispuestos a invertir por tu alma.
La cultura, la ciencia y los que tienen el poder de decidir sobre el destino de todos, formatean el cerebro y las creencias, entronizando a los popes que llevan a consumir y a vivir superficialmente. Los "estudios" para sanar el alma son cursos de unos meses y las terapias son fastLustramos un poco, maquillamos otro tanto y listo, vete... para volver a enfermar, volver a pagar y volver a irnos, sólo un poco más ordenados de como vinimos. 
Así, seguro que  sentirás que es tu culpa. ¿Cómo no respondes a ningún tratamiento? ¿Qué clase de bicho raro eres? Mientras tanto, te vas convenciendo y haciendo a la creencia de que sin dudas, eres la rareza, el Quasimodo al que no le hacen efecto los mantras y las fórmulas que te dieron para remediar tu dolor, junto con las palabras del psicólogo, que te habla de lo que debes hacer o practicar en lugar de escucharte. Y después de todo, debe ser cierto que es tu cabeza la resistente a todo tratamiento, "porque a Fulanito se lo ve feliz, y yo aún (piensas para tus adentros) me siento mal". ¿No es cierto?  Pero claro, lo que te faltaría conocer, es que Fulanito, igual que tú; usa la misma máscara feliz para que no se le note la tristeza.
No es en vano que hoy se repita el lema que dice "como te ven te tratan; si te ven mal, te maltratan". Se ha tomado esto como sabia receta cuando lo único que hace es maquillar la apariencia, la superficie, porque adentro... ¡ah!, adentro puedes estar podrido, amargado, enojado, triste; pero eso sí: que no se note. Muy bueno para la televisión, muy malo para el alma.
Por lo general, la cura está donde nos dicen que no está. Hemos creído tanto que no tenemos que hablar del dolor, que hoy nos reunimos sólo si son festejos y hasta en los velorios hay menos gente. La cultura de la felicidad es en realidad un cáncer que pretende dejar en el tártaro las comunes penas, las dudas, las lágrimas, los traspiés, la historia dolorosa, los obstáculos, los miedos. Pero deja de lado todo eso, convéncete o déjate convencer de que eso es debilidad a superar y salta por encima de tus problemas. Del otro lado estará la muralla contra la que rebotarás.
El primer paso para sanar, es aprender a respetar lo que uno siente. Y lo que no resuelvas en tu interior, no se irá posando para la foto que publicas con tu mejor sonrisa. Eres un ser hecho de tiempo y palabras. Y el tiempo no es sólo pasado ni sólo presente ni sólo futuro. 
No lo olvides.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

lunes, 20 de mayo de 2024

PAULINO ORIHUELA, EL HOMBRE DEL SILENCIO






































Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Son algunas de unas cuantas cuartetas más, que cada tanto me aparecen, recordando a los hombres que hicieron la época anterior a la que yo vivo… (José Larralde)

Le tengo rabia al silencio / por lo mucho que perdí, solía cantar Atahualpa Yupanqui. Y… ¿quiere que le diga? Yo, en cambio; lo amo. Amo ese silencio que es un cantor lleno de duendes en la voz, poéticamente enunciado por Pablo Raúl Trullenque. Pero al mismo tiempo; odio al silencio de la historia, vio... ese que se tiende en derredor de aquel a quien se busca condenar al olvido perpetuo, seguramente porque su recuerdo molesta como un jején, y porque evocarlo no les conviene a algunos que se han erigido en dueños absolutos de la memoria colectiva.
Paulino Orihuela y Rivero había nacido, en un día y un mes no precisados de 1772 (según algunos; de 1778, según otros), en Atiles, en los Llanos de La Rioja. Producida la Revolución de Mayo, la política riojana, enmarcada por el enfrentamiento interminable entre los clanes de los Dávila y de los Villafañe; hubo de engrosarse con los de los Quiroga, los Peñaloza, los Argañaraz, los Ocampo, los Brizuela y Doria, los del Moral y... los Orihuela.
Estrechamente vinculado a los Quiroga en tanto íntimo amigo y de toda la confianza de don José Prudencio (padre de Facundo, el Tigre de los Llanos), Paulino Orihuela era el conductor de los arreos de mulas y ganado con los que se contribuía desde La Rioja al Ejército Auxiliar del Perú al mando de Belgrano en Tucumán, y al de los Andes al mando de San Martín en Mendoza.
No escaparía Paulino, esforzado, infatigable, confiable, reservado, callado, dueño de profundos y elocuentes silencios, a la fascinación que provocaba el general San Martín, y así se sumó a la campaña a Chile primero y al Perú después. Ascendido a coronel por el mariscal Sucre, regresó a los Llanos cubierto con el mismo poncho de silencio con el que se había marchado diez años antes.
Hecho (por influencia de Juan Facundo Quiroga, que lo quería mucho) gobernador de La Rioja en marzo de 1831 en sustitución del zarco Brizuela (sí, el mismo que años después, estando nuestro país en pleno conflicto con Francia, se enredaría en aquella inicua Coalición del Norte, convertido en un patético cornudo borrachín que terminaría haciéndose matar sin pena ni gloria); volvería a detentar brevemente dicho cargo en 1841.
El 23 de agosto de 1831, el por entonces gobernador Paulino Orihuela le escribía al general Quiroga:
(...) saludarlo, y al mismo tiempo solicitar el consejo de V. para resolver en orden al nombramiento de la Junta Provincial de que hasta el presente carecemos: Yo ignoro de su conveniencia, o desconveniencia, por cuyo motivo hasta la fecha no he resuelto la correspondiente invitación, y lo haré o lo callaré según el parecer de V. (...)
Gozaba Orihuela de respeto, aprecio y consideración entre sus paisanos, sin que intervinieran en la opinión que de él se tenía, esas cuestiones de banderías políticas que suelen con tanta frecuencia dividirnos a los argentinos. El historiador nacido en Buenos Aires, pero por adopción y afincamiento tan riojano como el que más, teniente coronel Marcelino Reyes, nos dice de Paulino Orihuela que era éste un "ciudadano de antecedentes honorables que lo hacían estimar ante sus comprovincianos, no obstante de pertenecer á la 'Federación' de Quiroga, que si bien gobernó en una época nefasta no dejó tras de sí ningún recuerdo que empañase su buen nombre y su bien cimentada reputación" (sic).
Ducho y hábil a la hora de defender lo que consideraba suyo (sin ser ni por asomo doctor en leyes y ni siquiera poseer una esmerada educación) en argucias judiciales que le envidiaría hasta el más fogueado de los picapleitos, y con una notable cintura política, Orihuela (convertido ya en el indiscutido referente de los Llanos) fue, durante la presidencia de Sarmiento, el beneficiario de importantes contratos del gobierno para la construcción de represas y caminos.
Hay quienes afirman que murió el 3 de noviembre de ese año de 1887; y también los hay quienes sostienen que fue en 1892, ya cumplidos los 114 años.
¿Era federal? ¿Era unitario? ¿O quizá no era ni lo uno ni lo otro y tenía la habilidad de pasar alternativa y sucesivamente por ambas condiciones ubicándose en cualquiera de ellas según lo demandara el alineamiento con el orden imperante a nivel nacional? En definitiva, poco importa, pues Paulino Orihuela era ante todo; argentino, y podrían aplicársele estos versos de José Larralde en su "Fragmento de Catalino Paredes": Él sabía darle una mano a cualquiera / cualquiera fuera la divisa del que pedía / la suya, era la única que sirve: la de gaucho argentino.
Quienes escribimos sobre historia deberíamos ser un poco (o mucho) más humildes y dejar de lado la pretensión de juzgar; porque al fin de cuentas, como escribió Jorge Luis Borges en su "Jacinto Chiclana": Sólo Dios puede saber / la laya fiel de aquel hombre. / Señores, yo estoy cantando / lo que se cifra en el nombre.
Y si alguien preguntara por su tumba, le respondería, desde el fondo mismo de la historia, desde un ignoto sepulcro perdido para siempre en la noche de los tiempos… la voz del silencio.
El mismo obstinado, reconcentrado, silencio que amó durante los 114 años de su vida aquel coronel Paulino Orihuela a quien se me antojó hoy despojar de ese manto de injusto olvido que sobre él se echó.

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS 

Bazán, Armando R. Historia de La Rioja. Plus Ultra, Buenos Aires, 1991.
De la Fuente, Ariel. Los hijos de Facundo. Caudillos y montoneras en la provincia de La Rioja durante el proceso de formación del Estado Nacional Argentino (1853-1870). Prometeo Libros, Buenos Aires, 2007.
Reyes, Marcelino. Bosquejo histórico de la provincia de La Rioja 1543-1867. Talleres Gráficos H. Cattáneo, Buenos Aires, 1913.
Robledo, Víctor Hugo. Los Generales de Quiroga. Nexo, Buenos Aires, 2004.
Zinny, Antonio A. Historia de los gobernadores de las provincias argentinas. Hyspamérica, Buenos Aires, 1987.


viernes, 17 de mayo de 2024

DESDE LAS VENTANAS DE LA TIERRA























DESDE LAS VENTANAS DE LA TIERRA
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Se van apagando lentas
Las luces de la Tierra,
Y se aclaran y murmuran
En el cielo las estrellas.
Farolitos tenues, tintineantes,
Que acompañan a la Luna
En su camino eterno, circular;
Y junto a ella pronuncian
Cantos de plata y de brillo
Esparcidos con el aliento
De los vientos celestiales.
En tanto giran las aspas
De la inmensa Vía Láctea,
Tímidamente se asoman
Por las ventanas de la Tierra
Los anhelos del mundo…
Y hasta un hombre de piedra
Ablanda su corazón,
Pidiendo con confianza
Un deseo al firmamento.
Pide, pues, el tuyo;
Que el cielo te envuelve
Sin dar jamás la espalda
A nadie.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.