miércoles, 21 de marzo de 2012

UN SUSURRO MUY ESPECIAL: "ENTRE PUTAS Y LADRONES"


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Febrero del 96, sol a pleno sobre las calles de Montevideo...
Voy vagando, tonteando por entre los puestos de la Feria de Tristán Narvaja, deteniéndome a cada paso para charlar con esa gente del paisito que tanto me gusta... ¡Pucha que está lindo el día!
De pronto, un susurro muy especial me conmina a posar mi mirada sobre uno de los discos compactos amuchados en el desorden "ordenadito" de un mesón donde cambalachean libros, esteras, lámparas y... un tintero, seguramente perdido en algún juzgado. "Entre putas y ladrones", reza el título chiquito debajo de la imagen del intérprete y de su nombre: José Carbajal. 
Instantáneamente, me vienen a la memoria "Chiquillada", "A mi gente", "Yacumenza" y tantas otras canciones del Sabalero, aquellas que entre trolis de tinto berreta, solíamos cantar en los fogones universitarios, y también en los otros, en esos que no eran precisamente universitarios...
Lo compro y... ahí queda, en algún bolso de esos que uno se lleva en las vacaciones. Y al regreso, va a parar con el resto de la música envasada que uno guarda para escuchar algún día... que por ahí, nunca llega. Y allí quedó el compacto, arrumbado, olvidado entre tantos otros olvidos, en el fárrago diario de esta vida que uno, en medio de sus obligaciones, se empeña en hacer un poco menos amarreta, un poco más digna de ser vivida.
Hasta que en el último trimestre de aquel 96... ¡zas!, otra mudanza pa'l Juank, una más de las tantas. Y después, bien entrado el 97 y ya instalado en el nuevo destino, un día pintó aquel disco hasta ahí inescuchado. Lo puse en el equipo y... ¡me voló el marote! Entré por la puerta grande a un mundo de marginales, de pequeños deshollinadores de la infancia convertidos en adultos laburantes algunos, en ladrones otros, y en putas otras; de quilombos de pueblo regidos por alguna madama, buenaza ella: la "Mama Juana", donde iban a culear los pobres; de pendejos que se ratean de la escuela sólo por mirar, tirados bajo la sombra mezquina de un álamo, cómo corre el río; de un tipo que es él solo, un circo: Solimán; del bailongo de un contrabandista: Alcasotro... Un mundo atrapante, de ficción; pero a la vez tan real, tan real que... que allí está el PUEBLO. Y la VIDA.
Mientras escuchaba una y otra vez ese racimo de canciones que me acariciaban y lastimaban a un mismo tiempo, conmoviéndome los sentidos, pegando bien en el centro de la psique; miraba eso que llaman "arte de tapa", que en este caso, es bastante simple y en el que, ¡oh, sorpresa!, no figuran los créditos por autoría, y que como me pareció más lógico, se los atribuí al Sabalero. Ignorante de mí...
Jodí y le rompí los huevos a medio mundo, hasta que conseguí contactarme con él, y cuando lo logré; me enteré de que se trataba (excepto dos de ellos) de unos temas que había compuesto un tal Higinio Mena, y que él, Carbajal, que había sido su amigo, llevó al disco. Afiebrado, entré a rastrear quién joraca era Higinio Mena, y hete aquí que el quía había sido un anarquista que por esas cosas raras del destino o lo que fuere, devino en guerrillero del ERP o del PRT, que había nacido en Ranchos, provincia de Buenos Aires, que en realidad no se llamaba Higinio Mena; sino Néstor Julio Argüelles Bruzzo, alias "El Loco Argüelles", que había vivido en La Plata, que los milicos le mataron la mujer, y que se había tenido que rajar a Holanda, para terminar muriendo en Francia, en España o en Dinamarca, no se sabe bien, en 1998.
Es un discazo, vayan corriendo a conseguirlo ¡carajo, he dicho! En serio, no se van a arrepentir, escúchenlo, que vale la pena; es de esa MÚSICA QUE HAY QUE TENER SÍ O SÍ.
Y como muestra, aquí les dejo tres de esas canciones de Higinio Mena que son puro pueblo, pura vida, puro dolor y también... algún ramalazo de dicha perdido por ahí: LA MAMA JUANA, BLUES DE LOS PEQUEÑOS DESHOLLINADORES, y LA PERRERA.
¡Que lo disfruten!

-Juan Carlos Serqueiros-

martes, 20 de marzo de 2012

MI MADRE ALEMANA























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

MI MADRE ALEMANA 
(Vivi Tellas)

No necesito tu amor
ni tu compasión,
si seguimos así
no habrá solución.
Te lo dije mil veces, ni una sola de más.
Si no me querés escuchar, andá a lo de tu mamá.
Quedate con tu mamá alemana.
Quedate con tu mamá.
Si es un problema de razas
yo no te puedo ayudar.
Si es un problema de amor
quizás podamos hablar.
Te lo dije mil veces...
Ya no somos chicos
hay mucho que aprender.
Mejor que dudes de tu vida
para mi amor tener.
Te lo dije mil veces...

Vamos a teñir la tarde de recuerdos y a rememorar aquella época en que Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota no era sólo una banda de rock; sino un espectáculo de vodevil o de burlesque.
Por esos tiempos, en un show de PR se conjugaban la música y expresiones teatrales y corporales: el ballet ricotero, el strip tease de Monona, los monólogos a cargo del Mufercho primero y de Enrique Symns después, y... Las Bay Biscuit.
Estas últimas habían nacido como grupo en 1981, en el patio de la casa de Daniel Melingo, en Chacarita. La convocante fue Viviana (Vivi) Tellas, quien sumó a Lisa Wakoluk, Diana Nylon, Casandra y Mayco Castro Volpe, Fabiana Cantilo, Isabel de Sebastian, Edith Kucher y Gachi Edelstein. Y precisamente, elegí un tema interpretado por ellas: "Mi madre alemana", cuya autoría le pertenece a Vivi.
La temática gira en torno a una pareja que atraviesa una etapa de conflictos, lo cual motiva que la mina le ponga los puntos al chabón -que por lo visto desciende de arios (o al menos, su madre es alemana), y que por lo que se infiere al analizar la letra; es un "nene de mamá", un miope (miopelotudo, digamos)-.
Ella es una mujer independiente, que no está con ese tipo por necesidad, sino simplemente porque lo quiere; pero está harta de algunas cosas y actitudes de él, y así se lo hace saber ("no necesito tu amor ni tu compasión, si seguimos así no habrá solución").
Y bueno, el chaboncito está emplazado: o se pone las pilas y atiende las demandas de la mina, o ésta le cuelga la galleta de una y lo manda de vuelta con su mamita ("Te lo dije mil veces, ni una sola de más. Si no me querés escuchar, andá a lo de tu mamá. Quedate con tu mamá alemana. Quedate con tu mamá").
Pareciera ser que el problema del tipito pasa por el engreimiento, por el "yo me las sé todas" y por no escuchar a su pareja; hay cosas que ella quiere modificar porque está cansada de ellas, y exige perentoriamente que él se defina: si esas características de su personalidad se deben a ese sentimiento de superioridad que algunos de nuestro imaginario popular les atribuyen a los alemanes, a eso que llaman la "raza aria" (hoy -felizmente- la antropología nos dice que no hay eso que se denominaba "razas"); ella nada podrá hacer porque esa es la índole del tipo y punto. Eso no tiene arreglo ("si es un problema de razas yo no te puedo ayudar"). Pero en cambio, si se trata de algo que pueda subsanarse a través del diálogo y el entendimiento recíproco; ella está dispuesta ("si es un problema de amor quizá podamos hablar").
Ella viene reiterándole el planteo y el pedido de cambios ("te lo dije mil veces..."); pero hasta ahora, él no le dio pelota y desoyó sus reclamos, persistiendo en una postura cuasi infantil que tiene mucho de estúpida. "Ya no somos chicos", le dice ella llamándolo a asumir una actitud adulta. Y agrega: "hay mucho que aprender", significándole que espera de él un signo de madurez, que por fin llegue a escucharla.
Y trascartón, le sacude un misil en forma de ultimátum: o él modifica su actitud pelotuda, o ella le da el espiante: "mejor que dudes de tu vida para mi amor tener", le dice tajantemente. O sea, "o cambiás, o chau picho".
Y ya no habrá más advertencias para el tipo en adelante, eh; guarda que esta fue la última ("te lo dije mil veces...").
¿Y ustedes, qué se imaginan: habrá cambiado el chabón o habrá persistido en su taradez y la mina lo habrá pateado? Chi lo sa...

viernes, 16 de marzo de 2012

CRUZ DIABLO!


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

CRUZ DIABLO!
(Beilinson - Solari) 

Zippo, que estaba hecho migas
se mandó en una picada
chistando a su mala sombra
sin copiloto ni nada.
Zippo va camino del infierno cagando leches!
no supo repartir sus fichas
y su cielo ennegrece...
Nunca fué un listo de pesos
siempre un listo de centavos
Su boca arde en maldiciones
que se tragan mal.
Se vá gritando -cruz diablo!
por pura cortesía.
El Himno de Tangópolis le dice
(como al oído...)
que sus aventuras pegan mal
y anuncian poco.
El tipo maduró pronto
y se pudrió bien temprano
un barro que asfixia ésa anguila es la salvajada
Si el perro manso come la bazofia y no dice nada
le cuentan las costillas con un palo, a carcajadas
Demasiados los moretones
muy pocos los encantamientos
Son tantos los cocineros que joden la sopa
Su rocanrol sangra oídos
ya que Dios le truchó el boleto
Zippo, una risa de mil dientes
cargados de azufre.

Hay veces en las que uno debe recurrir al diccionario a fin de encontrar palabras que no haya usado antes para escribir alabanzas a la lírica solariana, y aún así; se hace difícil lograr ese propósito.
Esta letra es sublime, de una belleza descriptiva y una musicalidad propia increíbles. En suma, para mí, uno de los puntos más altos alcanzados por el Indio. Simplemente con leerla, uno ya vuela (bah, qué sé yo... a mí me pasa eso, por lo menos).



El protagonista es Zippo, el exégeta de Luzbelito. Pero ¿quién carajo es Zippo? Zippo sos vos, soy yo, es este, es aquel, es el Indio, es todos... Zippo (Solari lo "bautiza" así, en alusión a la marca de encendedores Zippo ¿se acuerdan de esos?, construyendo una metáfora en la forma de una analogía entre la llama del encendedor Zippo y las llamas que el imaginario colectivo le atribuye al infierno) es todos y cualquiera de nosotros; porque es nada más ni nada menos que... el Hombre; ese Hombre al que "Dios le truchó el boleto" al rajarlo del Paraíso Terrenal. Y ese dios que se inventó el mismo Zippo, o sea, la Humanidad, lo convirtió en algo que "estaba hecho migas", es decir, destrozado, desmenuzado. 
Zippo se morfó la galletita de ese dios supuestamente bueno, al cual atribuye ser EL Bien, y no se explica por qué Dios le otorgó el libre albedrío, si cuando lo utilizó; ese propio dios lo recontracagó expulsándolo del Edén ("su cielo ennegrece").
Y el problema está en que Zippo "no supo repartir sus fichas", es decir, tardó en darse cuenta de cómo era el fato; porque él "nunca fue un listo de pesos / siempre un listo de centavos", aludiendo a que jamás alcanzará la Gnosis, la Sabiduría Total y entonces recién se aviva  de que tanto ese Dios al que presupone el Bien; como ese Luzbelito que le contaron que es el Mal -y que a pesar suyo; le resulta más simpático y atrayente que Dios, y precisamente por eso es que "su boca arde en maldiciones que se tragan mal", y también por eso "va camino del infierno cagando leches", o sea, rápida, expeditivamente ("cagando leches" es una expresión popular que se usa en España para describir algo que se hace pronto, ligero, rápido; igual que como nosotros decimos "a los pedos")- conviven en él mismo.
Pero en Zippo, a pesar de que "maduró pronto y se pudrió bien temprano"; aún quedan residuos de lo que las religiones ("el Himno de Tangópolis") durante milenios y milenios le metieron en la sesera. Y debido a ello se empecina en querer que en él prime lo que le parece el Bien, por sobre lo que considera el Mal; por eso "se va gritando -cruz diablo! por pura cortesía". Las religiones son las que, cada vez que Zippo hace algo que le produce placer y bienestar; le cagan la vida amonestándolo con la sanata de que por ese camino se irá al infierno, y le machacan que eso que hace de gozar es efímero, que buscar el placer y el bienestar son "aventuras que pegan mal y anuncian poco", y que sólo lo arrastrarán a eso que llaman "condena eterna".
Ahora, Zippo podrá no ser "un listo de pesos / siempre un listo de centavos", pero ojo al piojo; eso no quiere decir que sea un pelotudo al que van a poder seguir jodiendo siempre con el mismo verso, eh, para nada. Por lo contrario; él se da cuenta cada vez más, de que lo que le inyectan en el marote es sólo blableta, voceo de otarios, y ya está hinchado las pelotas; así que termina por asumir que todo eso es "un barro que asfixia ésa anguila es la salvajada", y cae en la cuenta de que si se queda manso y tranquilo, sin rebelarse; van a hacer con él lo mismo que hacen con un perro al que alimentan con sobras nomás ("bazofia"), hasta que se muere y terminan por contarle "las costillas con un palo, a carcajadas". -Y eso, conmigo por lo menos, no -piensa Zippo; -me dieron una vida que no pedí, y que encima tiene pocos momentos de felicidad ("muy pocos los encantamientos") y muchos de desdicha y pesar ("demasiados los moretones"). Y entonces todo eso se le antoja mucha carga para soportar ("son tantos los cocineros que joden la sopa"); así que va a mandar a cagar a ese dios que "le truchó el boleto", se va a alejar de ese "dios bobeta" que le toca un "rocanrol lacrimógeno" -como lo dice el Indio en otro tema del mismo disco- y se va a hacer compinche de Luzbelito: se va para lo de Luzbelito mandándose "en una picada" y gritando su rebeldía en un rocanrol atronador ("su rocanrol sangra oídos"). 
Así, Zippo se va a dedicar a vivir lo mejor que pueda, a pasarla todo lo bomba que le sea posible, total, el final está cantado y todos vamos pa'l pozo... 
Y entonces ahí va Zippo, "una risa de mil dientes cargados de azufre", en pos de Luzbelito, que después de todo, che, no es tan malo como nos quieren hacer creer.

miércoles, 7 de marzo de 2012

LA MURGA DE LOS RENEGADOS























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

LA MURGA DE LOS RENEGADOS
(Beilinson - Solari) 

No da más! La Murga de los Renegados
No da más! la murga sin la bendición...
Entre sopores, modorras ciegas
y oscuridad de bodega sin luz
va esa murga desencantada
que lleva siglos así.
No da más! La Murga de los Renegados
No da más! la murga sin la bendición...
Putas serenas que son tan lindas
que dan miedo cuando las mirás
para vos, ellas son capaces
de herirte con su dolor.
No da más! La Murga de los Renegados
No da más! la murga sin la bendición...
Destino armado por Bingo Tongo
(tanta médula que envenenó!)
Un bobo lava y un tonto enjuaga
y la murga nos vuelve a gritar...
No da más! La Murga de los Renegados
Ya se vá... la murga sin la bendición.

Tercer track de Momo Sampler, y dedicado a una murga muy particular: la sociedad argentina del 2000. Una sociedad donde lo único verdadero es, paradojalmente, la impostura: todos están travestidos, nadie es lo que parece ser y nadie quiere ser lo que en realidad es. 
Y precisamente por eso, los integrantes de esa murga son, para el Indio, "renegados"; porque reniegan de sí mismos, de sus índoles, de lo que son. Ellos conforman esa devaluada clase media argenta, hasta allí ("Pepeto de la Ruta", es decir, ese terrible hijo de puta llamado fernando de la rúa; "digno" sucesor de otro redomado chozno de puta: el califa de Anillaco, de triste memoria) tan "europea", tan "refinada", tan tilinga, tan pagada de sí misma y tan despectiva de todo lo que fuese expresivo de lo nacional.
Esa murga de los renegados "no da más", es decir, al vivir sin asumir su realidad, al creer que es como lo que jamás llegará a ser; está fatalmente condenada a estallar como una burbuja. Y debe ser nomás que el Indio tiene mucho de brujo, porque esa sociedad, esa "murga"; en efecto reventó... ¡y cómo reventó!
¿Y por qué ocurrió eso? La explicación nos la da Solari trascartón, al toque nomás: Al renegar de lo que es e impostarse en lo que no es, esa murga reniega también de sus orígenes, de su historia, rechaza su pasado en bloque y se empeña en asumirse como quiere ser en su deseo sectorial, que está sólo en esa nube de pedos que es su propio imaginario colectivo, tan artificial e inauténtico como el disfraz que usa para travestirse ("entre sopores, modorras ciegas / y oscuridad de bodega sin luz / va esa murga desencantada / que lleva siglos así.").
Las mujeres de la murga de los renegados son "putas serenas que son tan lindas / que dan miedo cuando las mirás / para vos, ellas son capaces / de herirte con su dolor". Y en efecto, es tal cual: ellas son como las paradigmáticas "Marita, la Virgencita", la "piba con la remera de Greenpeace"; o la señora gorda que revuelve la olla mientras le pide mano dura al "sheriff"; todas de un modo u otro, "putas serenas"...
Luego viene una sutil ironía, la de "destino armado por Bingo Tongo / (tanta médula que envenenó!) / Un bobo lava y un tonto enjuaga / y la murga nos vuelve a gritar", expresada en una metáfora de altísimo vuelo. 
El Indio menciona, con sorna, que esa murga, es decir, esa sociedad argentina del 2000; tiene un "destino armado por Bingo Tongo", o sea, atribuible al azar de una una lotería de cartones (bingo), pero amañada, truchada, trampeada (tongo). La frase lleva una enorme carga de ironía, porque lo que en realidad quiere significar, es que ¡minga! la culpa la tiene el destino. Esa murga, esa sociedad, está así como está, sencillamente por causas y culpas exclusivamente suyas y que esa historia de marchas, contramarchas y círculos viciosos, la viene reiterando en ciclos; y eso se da porque esa sociedad permite que un bobo lave, es decir, que un gobierno tape las cagadas del anterior; y un tonto enjuague, o sea, que el que lo suceda, hará lo mismo que ese que lo precedió. Y así una vez, y otra, y otra...; reiterando ese error, ese "pecado original" que la condena a repetir la historia en ciclos, y por ende, a quejarse siempre de lo mismo ("y la murga nos vuelve a gritar").
Y así va esa Murga de los Renegados, que "no da más", y que se va a retirar del corso "sin la bendición" ("bendición" esta que a la luz de lo que se ve -transcurridos ya once años desde que el Indio escribiera esta letra-, aún sigue sin recibir). 
Y bueh...

ENLACE A LA CANCIÓN EN YOU TUBE: http://www.youtube.com/watch?v=46gRu6nVsrU

-Juan Carlos Serqueiros-

miércoles, 29 de febrero de 2012

EL FOGÓN DE LOS ARRIEROS





















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Si en algún momento anda por Resistencia, la capital chaqueña, no deje de darse una vuelta por El Fogón de Los Arrieros, sito en el n° 350 de la calle Brown. ¡Después no diga que no le avisé, eh!
Está SIEMPRE abierto (excepto los 20 de agosto, fecha instaurada como Día del Fogón), por supuesto, de noche, a partir de las 21 hs., porque como todo el mundo sabe -todo el mundo inteligente, quiero decir-, el día -salvo el momento del crepúsculo, o a lo sumo una radiante aurora- está hecho (lastimosamente) para laburar y cumplir con lo de llevar la injusta condena de toda esa carga a que nos somete el estar en este universo cruel al que nadie pidió venir; mientras que la noche está creada pura y exclusivamente para VIVIR.
Pero no hay por qué desesperarse, ya que si usted, amigo, perteneciese por desgracia a la odiosa e insoportablemente maleducada comunidad de los que se empecinan en “vivir” (¿o malvivir?) de día; siempre le quedará la posibilidad de contactarse con algún llave, persona esta que vendría a ser, según la definición del diccionario Petit Fogonet Illustré: "Individua o individuo a quien por méritos misteriosos y siempre muy justos, se le ha otorgado la posesión de la Llave del Fogón", quien podrá abrirle la puerta y acompañarlo en su concurrencia fuera del horario habitual (y la próxima vez, trate de no ser tan descortés como para atreverse a visitar el Fogón en ese horario ridículo, carajo, ¿a quién se le ocurre? ¡Habráse visto!).
Es difícil, si no imposible, definir qué es el Fogón. Simplemente le diré que se trata de una institución cultural dedicada a las manifestaciones artísticas, la bohemia creativa y la amistad; museo, sala de exposiciones, auditorio musical, refugio de artistas plásticos, poetas y músicos, creada a partir de la iniciativa del dueño del solar donde funciona, una extraordinaria persona que se llamó Aldo Boglietti; y del gran escultor Juan de Dios Mena. Precisamente, este último fue quien le dio su nombre, al considerarlo un lugar “para hacer noche, pero no para aquerenciarse”.
En la vereda, frente a la entrada, se encontrará con la tumba de Fernando, el perro melómano, amigo e ícono de la Ciudad de los Esculturas, y al toque nomás, se topará con un molinete en el cual campea la primera advertencia: “PARA QUE NO PASEN LOS ANIMALES”, aviso este al que deberá darle la correspondiente pelota. Y si se considerase incluido en dicha categorización; sea honesto: dé la media vuelta y márchese por donde vino; no sea desconsiderado. Por favor, no joda.
Aparte de esta imprescindible advertencia, hay alguna que otra norma que obligatoriamente deberá atender (para lo cual es conveniente munirse de la Guía Fogonis), como por ejemplo, la de “PROHIBIDO ENTRAR CON RULEROS”. ¿Eh? ¿Cómo que “por qué no se puede entrar con ruleros”? No pregunte estupideces, caramba; hasta las obviedades tengo que andar explicando… A ver, como dice la gente del Fogón: “¿Cambia usted los pañales de su nene en el mostrador del banco? ¿Lleva la brocha para afeitarse mientras almuerza en un restaurante? ¿Sale a la calle con el cepillo de dientes en la boca? ¿Se imagina a Sophia Loren con ruleros y llena de crema? Cuando su esposa, novia, hija, amiga, maestra o secretaria salga con ruleros, llévela a algún lugar donde usted pueda entrar en camiseta, tiradores o pijama; ¡pero no venga al Fogón!”.
Tómense su tiempo para admirar la arquitectura del sitio, que como escribiera Hilda Torres Varela: (Aldo Boglietti) rompió con mitos y temores, y encontró en la sensibilidad y la inteligencia del arquitecto Horacio Mascheroni, a quien fue capaz de comprender y dar forma a su idea: una casa que fuese inusual y de su tiempo, donde se reacomodasen tantos mundos pequeños…”.
Bueno, ahora (y con las salvedades consignadas) ya está en condiciones de acceder al Fogón (no olvide dedicarle un emocionado recuerdo al perro Fernando; aunque no lo haya conocido, ¿o qué otra ciudad del mundo cree usted que se dio el lujo de tener un perro melómano que se hacía servir el desayuno en el despacho del mismísimo gerente del Banco Nación y que iba en taxi a cuanto acontecimiento musical hubiese? Piense: usted está ante su tumba), y los recibirá sobre la puerta de acceso, la siguiente leyenda: "SI HAS DE AGREGAR UNA SONRISA AL VINO / Y A LA SAL QUE TE OFRECE NUESTRA CASA, / DETÉN PASAJERO TU CAMINO, / ABRE LA PUERTA SIN LLAMAR Y PASA".
Adentro, se encontrará con obras de Pettoruti, Castagnino, Paéz Vilaró, Soldi, Mena, Mariscal, Quinquela Martín, Bonimi y muchos artistas más, conviviendo en cambalachesco y anárquico orden (si me es permitido el oxímoron, diría el inefable Georgie Borges); con un botón del corpiño de Rita Hayworth exquisitamente enmarcado, o un chaleco del penal de Ushuaia, o un par de medias de Ariel Ramírez antes de ser famoso, u objetos tales como la gallina de los huevos de oro (¡ah! ¿usted creía que era un mito?, pues lamento desengañarlo; no lo es), o la hélice del avión de Jean Mermoz.
También puede conocer su cementerio "Salsipuedes", en el cual verá “lápidas” con inscripciones como esta: “Aquí yace Boglietti Efraín / Dicen que Dios juntó / adoquín con adoquín”; su pulpería, o sublimarse ante la contemplación de su pista de aterrizaje de platos voladores.
Ah, y una pequeña, insignificante, acotación: es posible ¿por qué no? que sea usted una persona con una suerte increíble y acierte a visitar el Fogón casualmente en uno de esos rarísimos jueves en que yo haya recalado (seguramente, impelido por impostergables y urgentes obligaciones profesionales) en Resistencia y haya sido arrastrado (compulsivamente y contra mi voluntad, desde luego; porque no suelo frecuentar esa clase de sitios) por algún amigote a ese verdadero antro de perdición. Entonces, ¡gloria de titanes!, porque los jueves del Fogón están consagrados al tango y será usted bendecido por los dioses, que le otorgarán el privilegio de extasiarse y rendirse ante lo sublime de mi arrobadora, recia, varonil y a la vez tierna, voz. Si tal circunstancia no se da, paciencia, amigo, quelevachache, no es pa’ todos la bota ‘e potro... Puede usted suicidarse tranquilamente, sin remordimientos ni culpas, porque eso significa que su vida es absolutamente inútil y que está usted en este mundo, como quien dice, alpedamente.
Chau.

-Juan Carlos Serqueiros-

lunes, 27 de febrero de 2012

QUESO RUSO


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

QUESO RUSO
(Beilinson - Solari)  

Pasó de moda el Golfo
como todo, ¿viste vos?
como tanta otra tristeza
a la que te acostumbrás.
Ahora vas comprando perlas truchas sin chistar,
"calles inteligentes" alemanas para armar
y muchos marines de los mandarines
que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo.
El bronceador "Charlotte"
te cuida de la radiación,
rematan el electro de Elvis al morir.
Fijate de qué lado de la mecha te encontrás,
con tanto humo el bello fiero fuego no se ve
y hay algo en vos que está empezando a asustarte...
cosas de hechicería desafortunada.
Quedate con el vuelto, mula de la enfermedad,
pobrete que sos tropa de la guita y chimpancé,
quedate esa petaca con saliva y nada más,
mordiéndote la lengua por poco me engañás.
Sentís la mosca joder detrás de la oreja
y chupás la fruta sin poder morderla;
y hay muchos marines de los mandarines
que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo...

Tema Nº 10, y que cierra el disco (y por lo tanto, como ocurre en todo disco de PR; muy importante, al igual que el primero, el del inicio) La mosca y la sopa. Y hete aquí que el insecto en cuestión, también se menciona en la letra. ¿Casualidad? Yo diría más bien causalidad. Pero empecemos por el principio, dijo Perogrullo, ¿qué es el "queso ruso"? (por supuesto, con "¿qué es?" me refiero a qué cosa es además de lo obvio: un queso fabricado ya sea artesanal o industrialmente en Rusia). 
Se llama queso ruso a una bomba hecha con explosivo plástico de uso militar, utilizada habitualmente para atentar contra edificaciones, fortificaciones, etc., de fuerzas regulares que están por lo general al servicio de los imperialismos. Aquí, el Indio está "apelando" a ese tipo de bomba para "ponérsela" a algo fundamental en los intereses de los imperialismos (en este caso, el yanqui) cual son las cadenas de comunicación, como por ejemplo, la CNN y sus "sucursales" más o menos encubiertas en cada país.
Y Solari no da puntada sin hilo, pues la mención del queso ruso la hace también por el sistema defensivo iraquí, que había sido provisto precisamente por los rusos y que se demostró absolutamente impotente frente al demoledor ataque norteamericano. 
"Pasó de moda el Golfo / como todo, ¿viste vos? / como tanta otra tristeza / a la que te acostumbrás.": La llamada Guerra del Golfo fue la que en 1991 llevó Yanquilandia (disfrazada detrás del antifaz de un "mandato" de ese monumento a la hipocresía llamado ONU); contra su ex aliado Saddam Hussein que gobernaba Iraq, para obligar a las fuerzas de éste a abandonar Kuwait. Hasta donde sé (o creo o presumo que sé, porque en realidad, de guerras no entiendo un joraca), fue el primer conflicto bélico desarrollado de una manera no convencional, es decir, no enfrentándose abiertamente un ejército contra otro; sino a través de las formas de destrucción masiva que había desarrollado el imperio del norte con su tecnología. La frase es representativa de un imaginario diálogo en el cual una persona le dice a otra (que forma parte del cipayaje colonizado por el imperialismo y de los medios "argentinos" que reponden a las cadenas televisivas foráneas) que esa guerra que ayer nomás se nos mostraba como LA noticia; hoy ya ni siquiera es recuerdo ("pasó de moda"). Se olvidó como se olvida todo ("como todo, ¿viste vos?"), en esta cultura globalizada e influida por los medios que bombardean a la población con "primicias y sucesos" que se presentan como de ultra fundamental importancia y que a los pocos días, desaparecen de las imágenes televisivas. Y así, pretenden ir habituando a la gente a tomar una tragedia cual lo es una guerra desatada por el imperialismo; como si fuese algo a lo que lastimosamente se vio obligado a hacer ese imperialismo, disfrazado siempre bajo consignas pseudo humanitarias. Vendría a ser algo así como "pobres los iraquíes... la ONU tuvo que hacerles chas chas en la cola porque tienen gobernantes que los privan de la democracia y de la libertad"; cuando en realidad, a la ONU, a Yanquilandia y al resto del imperialismo les chupaba uno y la mitad del otro la "democracia" y la "libertad" de los iraquíes; lo que les interesaba era el petróleo iraquí y kuwaití ("como tanta otra tristeza a la que te acostumbrás).   
"Ahora vas comprando perlas truchas sin chistar, / "calles inteligentes" alemanas para armar / y muchos marines de los mandarines / que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo.": Y continúa ese diálogo, con una aseveración: la misma persona que le decía a la otra lo de "pasó de moda", etc.; ahora le enrostra lo que las cadenas televisivas le están "vendiendo" y la otra está "comprando" ("ahora vas comprando"): noticias falsas, inventadas, supuestas "perlitas", como les decimos los argentinos a las novedades que reputamos como primicias absolutas y exclusivas ("perlas truchas"). También, las cadenas te "venden" el verso de los "países superiores", de las "naciones superiores". ¿Cuántas veces escuchaste eso de "los alemanes sí que son genios", "los alemanes son un ejemplo", "los alemanes aman el orden, la eficiencia", y etcéteras por el estilo? Y así, te meten en el marulo lo de la "inteligencia alemana", lo de "la eficacia alemana" ("calles inteligentes alemanas para armar"). Y trascartón, el Indio mete una metáfora que sí es una perlita en serio, pero no trucha; sino verdadera: "y muchos marines de los mandarines que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo". Los marines son los infantes de la marina norteamericana, y los mandarines eran los funcionarios de la China antigua que administraban las ciudades en todos los ramos, es decir, detentaban el poder político, económico, militar y judicial; pero también mandarín se utiliza en el idioma español como sinónimo de mandón, de capanga digamos..., y esa es la acepción que el Indio le da en el contexto de la frase. Yanquilandia y sus poderes, son los "mandarines" mandones que envían a esos marines a "cuidar por vos las puertas del nuevo cielo"; o sea, a "cuidar" tu "democracia" y tu "libertad"; y so pretexto de eso, te invaden, te expolian y te explotan.
"El bronceador 'Charlotte' / te cuida de la radiación, / rematan el electro de Elvis al morir.": Una gran proporción de esos marines que los "mandarines" envían a "cuidar por vos las puertas del nuevo cielo", son negros (el "bronceador 'Charlotte' te cuida de la radiación", asimilando metafóricamente el recubierto de chocolate derretido para helados llamado "Charlotte"; con la piel negra de esos marines que te van a "proteger" de la radiación emanada de las cluster bombs que supuestamente lanzaban los iraquíes). Lo de "rematan el electro de Elvis al morir" es una alusión a la hipocresía yanqui. No es que efectivamente (por lo menos hasta donde yo sé, por ahí ocurrió en los hechos; si es así, lo ignoro) se haya subastado un electrocardiograma de Elvis Presley luego de su muerte; sino que se trata de una insinuación, como que serían capaces de hacerlo. Está mencionando las controversias que se suscitaron luego de la muerte del cantante, durante las cuales en los estrados judiciales se debatió acerca de las supuestas cardiopatías que sufría; ejemplificando con ello la hipocresía norteamericana. En ese orden de ideas, la frase tiene una significación similar a la que el Indio le daría a otra que acuñó para la letra de To beef or not to beef: "Leen el evangelio según Hitler a la hora de almorzar", ¿se acuerdan? Bueno, algo así...
"Fijate de qué lado de la mecha te encontrás, / con tanto humo el bello fiero fuego no se ve / y hay algo en vos que está empezando a asustarte... / cosas de hechicería desafortunada.":  Y... dada la época y lo que estaba pasando; era inevitable que se viniera el sablazo solariano al ladri de Anillaco y la caterva de pseudo periodistas que hacían su panegírico (obviamente, alineados, como buenos cipayos, con el imperialismo). Vaya uno a saber por qué, me vienen a la memoria los Neustadt, los Grondona, los Morales Solá y demás escoria por el estilo... Recordemos que por "decreto divino" del inmundo califa riojano, fuimos el único país iberoamericano en mandar tropas a la Guerra del Golfo, convenientemente encubiertas bajo el disfraz de la "ayuda humanitaria". La frase es lisa y llanamente una advertencia, una especie de "ojo al piojo, pensá bien de qué lado te alineás; porque después las consecuencias pueden ser funestas". Y hubo algo de premonitorio en la frase del Indio, porque en efecto, después hubimos los argentinos de sufrir las consecuencias de la demencial hijaputez de la "política exterior" menemista (bah, en realidad no sólo de la exterior; sino de TODA la "política" de ese chozno de puta); en la forma de los atentados a la AMIA, a la embajada de Israel, y a la más que sospechosa muerte de uno de sus propios hijos.
"Quedate con el vuelto, mula de la enfermedad, / pobrete que sos tropa de la guita y chimpancé, / quedate esa petaca con saliva y nada más,  / mordiéndote la lengua por poco me engañás.": Tremenda, demoledora frase, y toda la bronca del Indio vomitada en ella. El menemismo (y cuando digo menemismo me refiero no sólo al ladri de Anillaco y los politicastros de cuarta que lo secundaban; sino también a las ratas pseudo periodistas enfiladas en ese rumbo, como si estuvieran siguiendo al flautista de Hamelin), el menemismo, decía; fue "mula de la enfermedad", en alusión al alineamiento detrás del genocida Bush ("mi amigo George, con el que juego al golf", "las relaciones carnales con los EE.UU." del payaso Di Tella, etc.; ¿se acuerdan?) y Yanquilandia, presentando al imperialismo como la mayor enfermedad del mundo. Esa inmundicia de Menem y sus secuaces y todo lo que significó y representó, embarcando a la Argentina en esa guerra inicua enviando tropas al Golfo, es el "pobrete que sos tropa de la guita y chimpancé", etc. El Indio, perspicazmente, lo tilda de "pobrete", porque Menem, a pesar de ser rico en guita (en guita que embolsaba con sus transas y traiciones, por eso lo de "quedate con el vuelto"); es pobre de mente y de espíritu, pobre de alma digamos, de allí lo de "pobrete".
"Sentís la mosca joder detrás de la oreja / y chupás la fruta sin poder morderla; / y hay muchos marines de los mandarines / que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo...": La "mosca" que jode "detrás de la oreja", son las distintas vehiculizaciones del imperialismo en los países mentalmente colonizados como el nuestro. Para los pseudo periodistas al servicio de los intereses foráneos, vendrían a ser las cadenas televisivas como la CNN, que les marcan el "rumbo" a seguir, y para los payasescos "líderes" como la laucha infecta esa Menem que se alinean con el imperialismo, vendría a ser la "voz del amo del norte" bajándoles línea. Todos ellos, van a "disfrutar" solamente de las migas del banquete (si bien para muchos de esos reverendos hijos de la gran puta, esas "migas" representan millones de dólares), porque eso tan pantagruélico está reservado exclusivamente a los "mandarines" que mandan "marines" a "cuidar por vos las puertas del nuevo cielo". Son ellos quienes "cosecharán los beneficios" que persigue toda guerra imperialista; dejándoles a los vendepatrias (como por ejemplo los idiotas que creyeron que la "política exterior" menemista, al mandar tropas al Golfo, iba a posibilitar para empresas "argentinas" la participación en la reconstrucción de Kuwait luego de guerra) la ilusión de asistir al festín ("y chupás la fruta sin poder morderla").


ENLACE A LA CANCIÓN EN YOU TUBE: http://www.youtube.com/watch?v=FVX5NfPZrqc

-Juan Carlos Serqueiros-

MUJERES EN PUGNA: LA RUBIA MORENO Y LA TIGRA















Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Doña Santos Moreno, apodada La Rubia Moreno; y doña Dolores Díaz, a quien llamaban La Tigra, militaban en bandos tan opuestos –en el partido liberal (ex unitario) una; y en el partido federal la otra-; como disímiles habían sido los orígenes de ambas –nacida en la opulencia de la clase acomodada, una; en la pobreza y de padres desconocidos, la otra-.
Santos –nombre nada frecuente en una niña- Moreno, nacida en 1840 en fecha y mes no determinados, en Santiago del Estero, había quedado huérfana de madre en su temprana juventud. Ante esa circunstancia, su padre, dedicado al comercio de ramos generales –es decir, por ese entonces, una pulpería-, situada a orillas del río Dulce, en la bajada del camino de El Polear, que iba desde Santiago hacia San Isidro en dirección al río Salado, (justo frente al hoy populoso barrio Mishqui Mayu, y si mal no me ubico en la geografía santiagueña, al costado de la autopista que une Santiago y La Banda); decidió, alrededor de 1860, que su hija lo ayudase en el negocio familiar (muy próspero, por otra parte; ya que estaba ubicado estratégicamente en un camino muy transitado). Para entonces, la joven Santos Moreno se había convertido en una bellísima mujer rubia y de ojos verdes, cuya hermosura era muy mentada por el lugar, de carácter recio, duro y habituado a mandar,  seguramente adquirido al adaptarse al ambiente de la pulpería, frecuentada por soldados, troperos, etc. A tal punto se había mimetizado con el entorno en el que se desenvolvía, que había trocado las ropas femeninas usuales en la época; en una falda roja, ceñido sus blondos cabellos con una vincha, y hasta exhibía puñal en la cintura.
La actividad política no le era ajena, por lo contrario; era una resuelta y exaltada adherente al partido liberal encabezado en Santiago del Estero por los mitristas Antonino y Manuel Taboada -que eran (extrañas vueltas de la vida), nada menos que sobrinos del mismísimo caudillo y gobernador federal Juan Felipe Ibarra, el Saladino, fallecido en 1851-. En ese contexto, la Rubia Moreno había persuadido a su padre de destinar una gran parte del patrimonio familiar, al partido liderado por los Taboada.
Y si escasas son las certezas de lo que se conoce acerca de la Rubia Moreno; las que hay respecto de Dolores Díaz, lo son aún más. Se ignoran tanto la fecha, mes y año de su nacimiento, como así también quiénes fueron sus padres, y por añadidura; se desconoce el lugar en que ocurrió. Generalmente, se acepta que era riojana; aunque hay quienes la suponen paisana de Felipe Varela, es decir, catamarqueña. Sí se sabe que era una federal a machamartillo y que en cuanto el ya veterano caudillo lanzó desde su exilio en Chile su proclama llamando a la Guerra de la Unión Americana; la Tigra se dirigió inmediatamente a incorporarse a la montonera.
Se acercaba el día en que ambas mujeres, tan opuestas y a la vez tan parecidas en cuanto a coraje y decisión, se encontrarían (se “encontrarían” figurativamente, digo; ya que hasta donde se sabe, nunca se conocieron personalmente la una con la otra) enfrentadas en un campo de batalla.
La fecha sería el 10 de abril de 1867, en el Pozo de Vargas, ubicado a 2 kilómetros de la ciudad de La Rioja, en la batalla más cruenta, encarnizada y extensa (cerca de 8 horas duró la lid, desde el mediodía hasta el anochecer) de nuestras luchas intestinas. El Pozo de Vargas no era, como se cree vulgarmente, un jagüel natural; sino un espejo de agua formado en un socavón, de resultas de la extracción de tierra para la elaboración de adobes y ladrillos. Allí había situado Antonino Taboada sus tropas del ejército nacional (lo de “nacional” era porque se trataba de la división norte del ejército de línea, y gobernaba el país Bartolomé Mitre, a quien adhería Taboada). El ejército federal era más numeroso que su oponente, pero había una sustancial diferencia: los nacionales estaban perfectamente armados con fusiles, mientras que los federales sólo tenían lanzas (hechas con media tijera de afilar encastrada en la punta de una tacuara). Desesperados por la sed, los montoneros federales llevaron adelante una carga arrolladora, pero la superioridad de las armas de fuego fue decisiva y al anochecer, el triunfo (una victoria pírrica) quedó para los mitristas, que después del mismo, saquearon La Rioja durante tres días.
Ambas mujeres tuvieron activa participación en la batalla, pero mientras la Rubia Moreno se ubicaba junto a Antonino Taboada, que dirigía a su ejército desde la retaguardia, al lado de la banda de música; la Tigra combatía en la vanguardia, en las primeras filas y salvó de la muerte a Felipe Varela, que conducía personalmente la carga encabezando sus tropas, y había caído al borde del jagüel con el caballo muerto. Al ver en el suelo a su jefe, Dolores Díaz dirigió su propio caballo hasta el sitio, extendió un brazo, y asido al mismo, Varela subió también al de la Tigra, justo cuando los nacionales venían a ultimarlo. “En ancas de La Tigra, el caudillo escapó a la muerte”, escribiría el historiador José María Rosa.
La acción militar de Pozo de Vargas, marcaría para Santos Moreno y Dolores Díaz, el inicio de sus dramas personales: el padre de la Rubia Moreno murió en la batalla; mientras que la Tigra quedó prisionera de Taboada.
Doña Santos Moreno regresó a Santiago, donde vivió dedicada a su pulpería y a amadrinar niños pobres y desamparados. Se dice que los avatares políticos de la sucesión presidencial de Mitre a Sarmiento, y como derivación de esa circunstancia, la caída en desgracia de los Taboada; condujeron a que la Rubia Moreno resultara económicamente damnificada. Sarmiento en efecto, estaba dispuesto a eliminar a los Taboada (“voy a reventar a los Taboada”, fueron sus propias palabras); con lo cual es posible y hasta muy probable, que doña Santos Moreno, identificada plenamente con los Taboada, se haya visto perjudicada como resultado de su pérdida de influencia. Murió en Santiago del Estero, y sus restos descansan en el cementerio de La Misericordia, de dicha capital provincial. Perdura su recuerdo en la hermosa zamba La Rubia Moreno, con versos de Cristóforo Juárez los cuales musicalizó Agustín Carabajal:

Rubia Moreno, pulpera gaucha
de falda roja, vincha y puñal.
No había viajero que no te nombre
por el antiguo camino real
Hecha entre el bronco bramar del Dulce
solo sabía tu voz mandar.
Eran tus ojos dos nazarenas
bravas espuelas en el mirar.
Rubia Moreno guarda mi pueblo
a orillas del río natal.
Tu nombre heroico como figura,
como figura de cuño real.

Juntito al vado, tu rancho amigo
alzaba al cielo su banderín.
Por los carriles de cuatro vientos
venía el alerta de algún clarín.
¿Tuviste amores?..., ¿tuviste celos?...
Rubia pulpera sin corazón.
Eras más brava que las leonas
de los juncales del Albardón


En cuanto a doña Dolores Díaz, lo último que se supo de ella fue su destierro a la prisión militar de El Bracho, en la frontera con los indios. Eso está perfectamente documentado en una carta dirigida por Antonino Taboada a un tal doctor Natanael Morcillo, juez de La Rioja, en respuesta a un requerimiento que éste le hacía de la persona de Dolores Díaz. Dicha nota decía: 
General en jefe del Ejército del Norte – Cuartel General Catamarca, febrero 7 de 1868. 
Al señor juez de sección de La Rioja, doctor Natanael Morcillo: Contesto a la nota fecha 26 del ppdo., que V. S. se ha servido dirigirme, reclamando a Dolores Díaz (a) ‘La tigra’, que fue confinada por disposición del Cuartel general, a la frontera de Santiago, por el tiempo suficiente para que su presencia en La Rioja no fuese peligrosa al orden nacional … La mencionada Dolores Díaz y cinco mujeres más, fueron confinadas a Santiago del Estero, no han sido sujetas a juicio, ni han sufrido la aplicación mínima de pena, pues solo a V. S. corresponde esta atribución; ellas han sido simplemente trasladadas de un punto a otro de la República, en obsequio de la tranquilidad y del orden de una de sus provincias más azotadas por el vandalaje, a cuyo frente ha figurado más de una vez esa mujer, en los robos y salteos que han tenido lugar en la ciudad de La Rioja.Sabedor de que Dolores Díaz y sus compañeras de la hez de la población de La Rioja, a la que pertenecía la primera, eran, puede decirse, el alma de la montonera, con cuyos robos y saqueos traficaban, contribuyendo con su consejo y su palabra a fomentar los hábitos perversos de los gauchos que formaban la montonera de Varela, resolví extrañarla del teatro de sus excesos por un tiempo determinado, hasta que, como hemos dicho antes, el orden y la tranquilidad se afianzara sólidamente en La Rioja… he dispuesto anteriormente que todas ellas pueden regresar libremente a esa provincia, donde V.S. puede proceder al enjuiciamiento y castigo de los delitos porque hay proceso.General Antonino Taboada
Y allí se pierde el rastro de la Tigra, ignorándose dónde, cómo y cuándo falleció, y mucho menos, dónde están sepultados sus restos. Por lo demás, Dolores Díaz no ha tenido, como sí la tuvo la Rubia Moreno, zamba alguna que evoque su memoria. 
Particularmente, me gusta pensar que quizá, en la dimensión en que se encuentren doña Santos Moreno y doña Dolores Díaz, habrán sabido sintetizar un pasado histórico que a nosotros, en esta nuestra bendita patria, nos sigue conmoviendo. y al cual todavía no le encontramos la vuelta.

-Juan Carlos Serqueiros-

sábado, 25 de febrero de 2012

LO SALVABA LA HERMOSA CONDICIÓN DE LA AUSTERIDAD


Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Periodista: -Señor presidente: ¿La declaración del estado de sitio se tomó por decisión unánime del gabinete de ministros?
Presidente Ramón Castillo: -Sí, señor; por supuesto, por unanimidad... de uno, que es el presidente, o sea; yo. (Ramón Castillo en rueda de prensa, el 17 de diciembre de 1941)

El secreto de mi longevidad es haber largado los vicios a tiempo: Desde que cumplí 75 años que no fumo; desde los 80 que no me emborracho; y a los 85 largué las putas para siempre ¡Palabra de honor! (Miguel Culaciati, ministro del interior del presidente Ramón Castillo)

La denominada década infame (José Luis Torres dixit), fue en realidad una “década” rara, no convencional, ya que en lugar de diez; la componen casi trece años: específicamente desde el 6 de setiembre de 1930 hasta el 4 de junio de 1943.
Ejerce la presidencia de la nación el doctor Ramón Antonio Castillo (quien sería luego clasificado en la historiografía como “Ramón S. Castillo”, cuando su segundo nombre era Antonio y no ningún otro que empezara con “S”). Pero veamos ¿quién era Castillo y qué representaba?
En lo esencial, y sintéticamente, un político conservador que detentaba la primera magistratura del país como consecuencia de haber integrado, junto al radical antipersonalista Roberto Marcelino Ortiz -otra rara avis, dicho sea de paso- en calidad de candidato a vicepresidente, la fórmula triunfante (en comicios escandalosamente amañados y fraudulentos) en las elecciones de 1938. Dado que Ortiz era diabético, en 1940 se vio obligado por su enfermedad a delegar -bien que a pesar suyo y después de un sinnúmero de idas, vueltas, marchas, contramarchas y cabildeos- el poder en su vicepresidente Ramón Castillo -reitero, por si las moscas: Ramón ANTONIO Castillo (o Ramón A. Castillo, como prefieran) y no "Ramón S. Castillo"-; y como de resultas de la misma enfermedad, se había quedado ciego, debió renunciar efectivamente, con lo cual Castillo pasó en ese momento (1942) a detentar formalmente una presidencia que ya en los hechos venía ejerciendo desde 1940.
Campeaba en el gobierno de Castillo -que en lo personal era de una insobornable honestidad-, un altísimo índice de corrupción. En efecto, y a pesar de la estricta honradez del presidente; muchos de sus funcionarios (y en especial un tal Miguel Culaciati, ministro del Interior, de filiación radical el hombre) estaban acusados y sindicados como responsables de trapisondas, negociados, coimas, abusos de autoridad y envilecimientos tales como, por ejemplo, el llamado “escándalo de los Niños Cantores de la Lotería Nacional”. Y al citado personaje Culaciati se lo vinculaba además con las transnacionales que ejercían el monopolio del comercio de granos. Esa corruptela generalizada en el gobierno de Castillo generaría, además de la lógica repulsa popular; despertó en determinados círculos militares la inquietud de que el Ejército Nacional se hiciera con el poder, de modo de “llevar a cabo una acción moralizadora para terminar con esas prácticas”.
Esa era, en apretada síntesis, la situación interna en los niveles del poder por entonces.
Pero resta aún considerar un elemento que suscitaría no pocos enconos entre los distintos factores en pugna: el orden global. En 1939 se había desatado la Segunda Guerra Mundial, en la cual combatían entre sí el llamado Eje, que conformaban la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini y el Japón imperial; y la Entente o los Aliados: Los EE.UU. de Roosevelt, la Inglaterra de Churchill y la Rusia de Stalin.
Mayoritariamente la prensa, dominada por los dos principales diarios: La Nación, de los Mitre; y La Prensa, de los Paz, era abiertamente aliadófila (como igualmente aliadófilo era Crítica, de Botana). También lo eran los poderes económicos (la Bolsa, el comercio, los monopolios que fijaban el precio de las cosechas, etc.), como asimismo aliadófilos eran la mayoría de los generales del ejército que departían amigable e ineficazmente en los cómodos sillones del Círculo Militar, y los almirantes de la Marina. Por último, aliadófilos también eran –¡y cómo no habrían de serlo!- los cenáculos de señorones de la oligarquía que “arreglaban el mundo” en los exclusivos y suntuosos salones del Jockey Club.
En cambio, eran germanófilos algunos diarios y revistas de escasa tirada, como por ejemplo, El Pampero y Cabildo, que se atribuían la representatividad del “nacionalismo” vernáculo.
Así las cosas, parecía que el presidente Castillo, en consonancia con la “opinión generalizada de los argentinos” (es decir, los aliadófilos precedentemente citados, que presumían de ser todos los argentinos), alinearía al país con los EE.UU. Al fin de cuentas el "Viejo” (como lo llamaban, por su apariencia) Castillo era un hombre del Régimen, de modo que ¿cómo dudar de hacia dónde se inclinaría? No, impensable…
Pero… ocurrió un imponderable, uno de esos que suelen acaecer en un país tan profundamente contradictorio como el nuestro: resultó que Castillo... ¡no se revelaría aliadófilo como se lo suponía a priori

¿Eh? ¡¿Te volviste loco Serqueiros?! ¿Acaso no era conservador Castillo? Sí señor, lo era, y además; muy… ¿Y entonces? Ah, bueno, pasa que los argentinos tendemos a veces a tener una visión maniquea de las cosas, y en razón de ello, en ocasiones simplificamos todo racionalizando (erróneamente) los términos de la ecuación. 
No te entiendo, Serqueiros, ¿no podrías, aunque sea por una vez, ser un poco más explícito? Cómo no, con mucho gusto: hemos creído (o lo que es aún peor: nos han hecho creer) que todos los conservadores eran corruptos y vendepatrias, entonces, cuando nos topamos con hechos históricos que se dan de patadas con esa tesis, nos sorprendemos y no acertamos a interpretar adecuadamente las causas por las cuales se producen y las consecuencias que se derivan de; esos sucesos.
Castillo era, efectivamente, un político conservador, con una concepción jerárquica de la sociedad, amante del “orden” y reacio a los cambios bruscos; pero también era un criollo de tierra adentro (catamarqueño de Ancasti, el hombre), afable, sentencioso, simple y llano en el trato personal, con una sana desconfianza hacia los gringos y sobre todo hacia las “cosas de gringos”. Tenía asimismo un alto grado de patriotismo, perfectamente definido su sentido del deber (había sido un irreprochable juez y un gran jurista) y bien clara la pertenencia a una nacionalidad (aunque fuese una nacionalidad en ciernes, no importa). Una cosa era alguna que otra camándula para “arreglar” elecciones (el tristemente célebre fraude patriótico, viste), hacer, en pos del necesario equilibrio en la Concordancia, la vista gorda ante algún negociado poco transparente de un ministro (remember el personaje ese que mencioné, Culaciati), o alguna pequeña travesura a la hora de tener que apelar a una policía brava para prevenir ulterioridades; ya que todo eso no repugnaba mayormente a su conciencia republicana ("después de todo, gobernar la Argentina no es tarea sencillita, che", pensaría Castillo; "hay ocasiones en que se hace imprescindible meter la mano en la mierda para destrancar la cloaca"), y otra cosa muy distinta entregarle el país atado de pies y manos a los yanquis ¡Y eso no, señores! Con Castillo, por lo menos, no. Resumiendo: Castillo era un aristócrata, sin ninguna duda; pero no un oligarca. Entonces no estaba dispuesto a someterse a los caprichitos e imposiciones del imperio del norte. Además, el Viejo no era ningún zonzo a la hora de entender el país, y sabía perfectamente cuál era el significado de la palabra “libertad” en el concepto de la élite que manejaba la Argentina mentalmente colonizada de las vacas, el trigo, el Jockey Club, La Nación, La Prensa, la Bolsa y el Círculo Militar (¡si lo sabría Castillo!, cuántas veces habría usado y abusado del término “libertad” en sus bien cortados discursos conservadores…). En nombre de esa “libertad”, los oligarcas se embarcarían ardorosa y alegremente en el buque aliadófilo anglo-yanqui; y Castillo no iba a convalidar, y mucho menos a permitir- eso.
No le faltaba a ese presidente una buena dosis de olfato político y de cintura para salir airoso en situaciones desventajosas y comprometidas. Lo segundo le sirvió para sortear las distintas conspiraciones militares que lo amenazaban. Y lo primero lo usó para comprender que más allá de aliadófilos y germanófilos; la inmensa mayoría de los argentinos permanecía al margen de tal disyuntiva, e intuía que nada suyo se jugaba en una guerra europea. Es decir, esa mayoría era partidaria de la observancia de una neutralidad a todo trance. Un viejo zorro como Castillo, no iba desperdiciar semejante oportunidad de codearse con la popularidad, compañera de baile esta que les era esquiva a los conservadores desde siempre.
Por supuesto, sabía también que una golondrina no hace verano, y que bailarse un tango con la popularidad, no necesariamente significaba que de la noche a la mañana fuera a convertirse en un líder popular. Nada de eso; él mejor que nadie era consciente de que no se le perdonarían el origen fraudulento de su gobierno, las trenzas de comité, los comicios amañados, la policía brava y las mil agachadas de las que era capaz todo conservador que se precie de tal; pero ya el sentirse, si no aclamado y legitimado, por lo menos sí tolerado y asentido; era para él un triunfo completo, sobre todo, entrado en la etapa final de su mandato.
Y de todas maneras, Castillo no iba a abjurar de sus convicciones conservadoras; aspiraba solamente a concluir aceptablemente su gobierno para retirarse al seno de su hogar con la satisfacción íntima de quien sabe que ha cumplido con su deber, honrada y patrióticamente.
Para cuando Castillo asumió la presidencia de la nación por delegación del presidente titular, Ortiz; en el ejército se habían producido grandes mutaciones como consecuencia del recambio generacional. Los oficiales que comandaban efectivamente los distintos regimientos (tenientes coroneles) eran decididamente partidarios de sostener a rajatabla la posición de neutralidad con respecto a la guerra europea (posición diametralmente opuesta a la mantenida por los generales, que se pronunciaban mayoritariamente por el alineamiento con los EE.UU.). Aquellos tenientes coroneles veían en la neutralidad una clara manifestación de soberanía y no estaban dispuestos a ceder ni un tranco de pollo en eso.
Por otra parte, les chocaba la corrupción existente en el gobierno nacional -de la cual excluían expresamente al presidente Castillo (lo que estrictamente correspondía, ya que se trataba como dije, de una persona de intachable honradez); responsabilizando principalmente a su ministro del interior, Miguel Culaciati, y también a otros ministros y funcionarios, entre los que se encontraban los integrantes del Concejo Deliberante de Buenos Aires (recordar que por esas épocas, no existía la figura de ciudad autónoma para Buenos Aires)-.
Así las cosas, la cintura política de Castillo, su fina percepción y acendrado patriotismo, lo llevaron a entenderse perfectamente con la oficialidad del Ejército precedentemente mencionada (la que detentaba el mando real de las tropas; que no los generales, como consigné antes). Hablaron largo y tendido, se pusieron de acuerdo en algunos puntos que ambas partes entendían como básicos (mantener la neutralidad argentina en la guerra a todo trance, cerrar el Concejo Deliberante de Buenos Aires e implantar el estado de sitio, eran los más importantes), y entonces parecía que todo iba a andar bien.
Pero... el diablo metió la cola, y a metros nomás del disco, el caballo se mancó. Y se mancó por dos motivos. El primero fue que (como ocurría y sigue ocurriendo con los presidentes argentinos, que habitualmente se arrogan el "derecho" a designar al candidato que habrá de encabezar la fórmula partidaria para las elecciones siguientes) Castillo no se privaría de intervenir decisivamente en la nominación de quien se presentaría en los comicios para sucederlo en el gobierno, y eligió mal: a Robustiano Patrón Costas, cuya postulación significaba en concreto la continuación del fraude electoral y, casi con total certeza, el abandono de la posición de neutralismo; lo cual de ninguna manera habría de ser aceptado por los oficiales que formaban el GOU (Grupo Obra Unificación o Grupo Oficiales Unidos).
Y el segundo motivo fue que, desplazado el ministro de Guerra, Tonazzi; Castillo designó en carácter de tal al general Pedro Pablo Ramírez, quien contaba con el apoyo del GOU. Pero resultó que Ramírez -que era una completa nulidad y tenía una marcha gambetera (tal como después lo evidenciaría al asumir la presidencia de la nación, cometiendo una macana tras otra, lo que llevó a que lo reemplazaran por el general Farrell)-, como ministro de Guerra quiso dárselas de árbitro de la situación y creyó que podría ser candidato de la mano de los radicales (¡cuándo no!, los radicales armando lío y haciendo lo único que saben hacer: cagadas). Ramírez, pues, no acertó a comprender al presidente Castillo y traicionó la confianza que éste le había otorgado, hubo una serie de malos entendidos, ambos motivos: la designación de Patrón Costas y la creencia errónea (empezando el error por él mismo) de que Ramírez sería removido, confluyeron, y... ¡zas!, vino la Revolución del 4 de junio de 1943, que derrocaría a Castillo y que inició el proceso que desembocaría finalmente en las elecciones del 24 de febrero de 1946, que consagraron el triunfo de la fórmula encabezada por Juan Domingo Perón.
Producida la revolución, al día siguiente, 5 de junio, Castillo fue obligado a renunciar. Éste, una vez que hubo entregado su dimisión a los militares les dijo, tranquila y reposadamente: "Al fin voy a poder descansar, hace 13 años que no tengo un día de descanso", y se fue a la residencia presidencial a buscar a su familia y a retirar sus efectos personales.



De él diría José Luis Torres (que hasta sufrió persecuciones y cárcel durante su mandato), que “lo salvaba la hermosa condición de la austeridad”. 
El doctor Ramón Castillo murió poco después de esos sucesos, el 12 de octubre de 1944, a los 70 años. Al fallecer, su cuenta bancaria arrojaba como saldo, la "escalofriante fortuna" de... 70 pesos, lo cual fue una especie de certificado post mortem que establecía sin lugar a dudas para la posteridad, la escrupulosa honradez que durante toda su vida lo caracterizó.

-Juan Carlos Serqueiros-