Escribe: Juan
Carlos Serqueiros
Estoy un
cachitín podrido de la pseudo sanación psíquica de café y redes sociales, y del
pelotudaje que la “aconseja” y “practica”, no solamente sin estar debidamente capacitado,
profesionalmente certificado y legalmente habilitado para ello, sino además;
sin siquiera detenerse a reflexionar en las idioteces que repite como loro cual
si se tratara de recetas mágicas.
Leo y escucho
reiterar hasta el hartazgo eso de “tenés que aprender a soltar”, “tenés que dejar
ir” y estupideces por el estilo, vertidas alegremente a la que te criaste y
dirigidas a cualquier destinatario al que eligen como víctima propiciatoria so
pretexto de “ayudarlo”, cuando en realidad, los enfermos que precisan urgente atención…
son ellos. Enfermos de protagonismo, de soberbia e infectados por la compulsión a meterse
donde nadie los llamó. Y encima, se trata de gente que se da el lujo de hacer consideraciones acerca
del ego… Del prójimo, claro; nunca del propio por más exacerbado que lo tenga. Se arrogan el derecho a pontificar como si supieran y con una liviandad que espanta.
Por supuesto
que quien no se quiere a sí mismo, mal puede amar de verdad a otra persona. Y
es más que obvio que en determinadas situaciones y circunstancias es, no ya
necesario; sino imprescindible, poner punto final a un vínculo que se haya
tornado imposible de mantener sin afectar gravemente la salud psíquica de uno de
los integrantes de la pareja cuando no la de ambos.
Pero es esa una decisión a la
que se arriba después de haberse mirado profundamente hacia dentro de uno, y
que —en la mayoría de los casos (por no decir en todos)— requiere de consulta y
ayuda profesional, es decir, de terapia psicológica; no una que se adopta sin más ni más, obedeciendo a la "sugerencia" del primer metiche imbécil que aparezca.
Qué querés que
te diga… Salvedad hecha de lo que cité precedentemente; a mí, eso de “soltar” y
“dejar ir”, vomitado así a la ligera, a priori me suena más a
irresponsabilidad, a cagazo, a falta de compromiso, a cobardía, a ausencia de
amor verdadero, a —parafraseando a Discépolo— entregarse sin luchar y a no hacerse cargo; que a otra cosa.
Si querés y
tenés ganas, leé estos versos:
NUESTRO
BALANCE
(Tango, letra y
música de Chico Novarro)
Sentémonos un
rato en este bar
a conversar
serenamente.
Echemos un
vistazo desde aquí
a todo aquello
que pudimos rescatar.
Hagamos un
balance del pasado
como socios
arruinados
sin rencor,
hablemos sin
culparnos a los dos
porque al
final salvamos lo mejor.
Ha pasado sólo
un año
y el adiós
abrió su herida,
un año nada
más,
un año gris
que en nuestro
amor duró una vida.
Lentamente fue
creciendo
la visión de
la caída.
La sombra del
ayer
nos envolvió
y no atinamos
a luchar...
¡No ves!...
Estoy gritando
sin querer
porque no
puedo contener
esta amargura
que me ahoga.
Perdona, no lo
puedo remediar,
mi corazón se
abrió de par en par.
Y también escuchalo, magistralmente
interpretado, por el Polaco Goyeneche:
Realmente más que una genialidad esté escrito... más allá de ser psicóloga. Siempre pienso en cuánto o cuándo uno debe soltar y dejar ir. Después de cuántas luchas!?? Hace 2 años mi hermano se suicida...y siempre creí que había hecho mucho por él. Pero cuándo esto pasó...mi pregunta cambio, si faltaba un poco más!! Humana demasiado humana!!
ResponderEliminarQue fuerte, que fuerte... Excelente Juan Carlos, y lo que te pusieron en el comentario es muy fuerte, a veces no depende de uno, cuando hay una decision de fondo por mas que uno le ponga todo el fervor, lo que tiene que pasar va a pasar. Volviendo al texto, Juan Carlos, excelente. Seguimos muchos esperando aun mas interpretaciones de nuestro querido Indio en sus 2 etapas. Fuerte abrazo.
EliminarRealmente es así mí estimado,todo debe llevar a aligerar cargas y compartirlas .Gracias por este tema.
ResponderEliminarRealmente es así mí estimado,todo debe llevar a aligerar cargas y compartirlas .Gracias por este tema.
ResponderEliminarEs lo nuevo. Hay todo tipo de sanadores del alma con cursos fast. Cómo fast food. Un peligro. Pero no se puede hacer nada desde lo individual. A la psicología nunca se la tomó por ciencia porque el alma no se puede medir. Su campo se ve minado por "lectura chatarra". Pero es lo fácil y lo descartable lo que caracteriza el trato entre las personas y el que se les da. También, es el que muchos demandan, como se demandan las pastillas.
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