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lunes, 30 de septiembre de 2024

UN SUEÑO DE ESPUMA Y AGUA





















UN SUEÑO DE ESPUMA Y AGUA
(Poema de Gabriela Borraccetti)*

Podría haber estado pensando
En dejar de soñar
O buscando algún consuelo
Entre hojas de poemas.

Quizá una triste canción
Me hubiese anidado el alma
Y ocupado palma a palma
Mis manos de lluvia y pena.,

Tal vez en el silencio
Me hubiese refugiado,
Buscando borrar del aire
El calor, el sol y el tiempo.

Sin embargo, suave,
El viento llevó las nubes
Y el mar soltó a mis pies
Una bella alfombra blanca.

La ausencia de tanta ausencia
Murió allá, en el horizonte,
Y sólo quedó en mí
Un sueño de espuma y agua.

-Gabriela Borraccetti-

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.


viernes, 27 de septiembre de 2024

DE AQUELLOS (ESTOS) POLVOS, FUTUROS LODOS (REPUBLICACIÓN)






















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

De aquellos (estos) polvos, futuros lodos 
(Beilinson-Solari)

El perro Bobi es un servicio de amor
a todo rock.
Canta como un león
pero es el más salmón de la ciudad.
Bailen lo que bailen los demás!
Bailen lo que bailen los demás!
Chunga combinación de polvos
que darán lodos después.
Mágico inter-terror
más arma blanca en cruda pasión.
Ladren lo que ladren los demás!
Ladren lo que ladren los demás!
Una papela por el walkman
que chorizó tu hermanito.
El perro cruzó los pies,
su sonrisa ofertó y la vendió.
Callen lo que callen los demás!
Callen lo que callen los demás!


Bueno, un inédito con una particularidad: iba a formar parte del disco Oktubre, pero a último momento, el Indio lo sacó de la lista. Tan a último momento, que hay en torno a eso una rareza sólo conocida por quienes somos viejos redondos y tuvimos en mano las ediciones en vinilo de los discos (acordarse que estamos refiriéndonos a Oktubre, que se lanzó en 1986): La edición en vinilo ya tenía listo el arte de tapa, la gráfica, todo; así que el sobre interior del disco… ¡traía la letra de la canción que Solari quitó! La cuestión es que finalmente, el tema quedó arafue y aún permanece inédito (si bien está debidamente registrado en SADAIC).
El título, el Indio lo ideó a partir de una frase muy vieja y archiconocida del refranero popular español: "de aquellos polvos vienen estos lodos" y que está referida a la causa que origina alguna consecuencia indeseable. Lo de "aquellos (estos)" el Indio lo pone para aludir a que lo que pasó antes con el ñato de la canción ("aquellos"), seguramente lo repetirá algún otro ("estos").
La letra nos habla de un rocker que durante años se atuvo fielmente a sus ideales, como el tan famoso perro Bobby ("el perro Bobi", escribe Solari) de aquella historia, que permaneció mucho tiempo junto a la tumba de su amo (es una muy conocida historia escocesa de Greyfriars, ver en este ENLACE mi artículo al respecto); pero un día se cansó, y terminó transando con el orden sistémico (“su sonrisa ofertó y la vendió"). Ahí mandó al carajo sus pruritos y su rebeldía, y escudado tras la personalidad arrolladora que aparenta poseer, de rocker contestatario y combativo ("canta como un león"); es, en realidad, uno de los tantos que terminó por transar, un tipo más de los que viven a la sombra del sistema y obedecen sus dictados, se las da de pulenta pero es un “salmón” (coloq. salmón: pelotudo, insignificante, poligrillo).
Hay en la letra, en la segunda estrofa, una referencia general al rock, pero no como género sino como cultura con pretensiones universalistas: “Chunga combinación de polvos (coloq. chunga: complicada, estropeada, difícil, en mal estado o que presenta mal aspecto), aludiendo a la diversidad que es característica de la cultura rock; “mágico inter-terror” (significando la universalización proclamada por los rockers); y más “arma blanca en cruda pasión” (o sea, las drogas, más precisamente, la cocaína).
Después, viene lo de “ladren lo que ladren los demás”, que es del refranero popular ruso (Oktubre es un disco conceptual, en homenaje a la revolución rusa de 1917, y se ve que posteriormente el Indio consideró que la simple adopción de un refrán ruso no justificaba la inclusión del tema en el disco, y por eso lo sacó), que dice: “En medio de una jauría, ladren lo que ladren los demás; por lo menos menea la cola”.
Y finalmente, incluye una viñeta más argenta de la cuestión: establece una analogía entre la transa de un ladrón de walkmans (“el walkman que chorizó tu hermanito”), que hace un trueque del producto de su robo, canjeándolo a un dealer por cocaína (“una papela”, o sea un papel, un raviol, un gramo de cocaína, o bien LSD absorbido en papel secante); y la transa entre el rocker originalmente rebelde y contestario, con el sistema. En fin…


-Juan Carlos Serqueiros-



martes, 24 de septiembre de 2024

UNIDAD CON EL COSMOS





























Escribe: Gabriela Borraccetti (*)

Hay personas que dicen: "yo me haría una Carta Natal, pero tengo miedo de que salgan cosas feas"; y no es casual que estos comentarios se enuncien al intentar tomar contacto con una dimensión numinosa que pareciera contener los secretos más profundos de nuestra interioridad.
Ante la borra del café, las runas, pasando por los buzios, el I Ching y hasta el popular Tarot, no existe tanta preocupación por aquello que se nos pueda decir y develar como secreto, autoconocimiento o pronóstico; pero ante la perspectiva de observar los astros, pareciera aflorar la consciencia de una conexión que mantenemos hundida en nuestro psiquismo y que nos avisa de la inextricable unidad con el Universo que nos habita y al cual habitamos.
Ese temor no es tanto por lo que "los astros" puedan decir, sino por lo que puedan confirmar de lo que en un nivel inconsciente ya estamos convencidos: no somos exactitud, no somos sólo ciencia, ni puramente biología, ni tan sólo aquello que las autoridades dicen que somos; y desobedecer a la autoridad para buscar respuestas respecto de nosotros mismos es un desafío que cuestiona a todas las figuras a las que tenemos "respeto"; algo así como un acto de desobediencia a nuestros padres (autoridad primera), que seguramente nos castigarían si fuésemos más allá de los límites que "por nuestro bien" (o por temor a lo desconocido) se nos habían impuesto. 
En síntesis, nuestro miedo radica en una desobediencia que indica no sólo salir de los límites fijados para acceder al conocimiento; sino reconocer que en el fondo y tras los velos de lo inconsciente, percibimos nuestra unidad y relación con el Cosmos.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

domingo, 22 de septiembre de 2024

EL JUICIO DE PARIS Y LA POLÍTICA ENTRERRIANA EN 1881






























Escribe: Juan Carlos Serqueiros

Las parodias y las caricaturas son las críticas más penetrantes. (Aldous Huxley)

La imagen que en el presente opúsculo oficia de portada, corresponde a una litografía de Henri Stein publicada en su periódico El Mosquito, edición del domingo 11 de setiembre de 1881, bajo el título “MITOLOGÍA ENTRERIANA” (sic) y con un epígrafe que reza: “Paris-Antelo quiere dar la manzana a Juno-Febre. Hay gustos que merecen palos”.
La ilustración es alusiva a la situación política de Entre Ríos en 1881, en torno a la puja por la sucesión en el gobierno provincial para el período 1883-1887, y remite a la mitología griega, más precisamente, al Juicio de Paris: Eris (la diosa de la discordia), deja en la boda de Peleo y Tetis una manzana dorada para que sea entregada a “la más bella”. Hera (hermana y esposa de Zeus y diosa del matrimonio); Afrodita (diosa del amor sensual); y Atenea (diosa de la inteligencia y la guerra) se la disputan (de allí lo de manzana de la discordia). Ante esa pelea, Zeus, por conducto de Hermes, le encarga a Paris (príncipe troyano hijo del rey Príamo) dirimir la cuestión entregándola a quien juzgue la más bella de entre las tres diosas, y éste se decide por darla a Afrodita, porque ésta le había prometido el amor de la mujer más hermosa de la tierra: Helena (esposa de Menelao, rey de Esparta). Paris “rapta” a Helena (que muy gozosa y complaciente se deja “raptar”) haciendo cornudo a Menelao, y fue así que se desata la guerra de Troya que narra Homero en La Ilíada.


Stein establece un alegoría con el Juicio de Paris asignando el rol de tal al por entonces gobernador de Entre Ríos: el coronel José Francisco Antelo, al que nos lo muestra como entregando la manzana dorada (el próximo gobierno provincial) a Ramón Febre, quien aparece caracterizado como la diosa Juno (en la mitología romana, equivalente a Hera). Detrás de Paris-Antelo y de Juno-Febre, se sitúan, de izquierda a derecha, los otros dos aspirantes al gobierno: Eduardo Racedo y Diógenes de Urquiza, caracterizados respectivamente como Afrodita y Atenea.
Pero… ¿qué ocurría para que Antelo (federal, autonomista y adherido a la liga de gobernadores que había levantado y apoyado la candidatura del general Julio A. Roca) mirara con simpatía para sucederlo en el gobierno de Entre Ríos, nada menos que al unitario y liberal Ramón Febre? Es que había entrambos una muy cordial relación surgida a partir de uno de esos raros avatares de la política vernácula en que terminan confluyendo dos hombres a priori situados en las antípodas ideológicas: Febre había sido el gobernador anterior a Antelo, y estando próximo a concluir su mandato sorprendió a propios y extraños apoyando la candidatura de éste para sucederlo en el cargo. Y no se quedó sólo en eso, sino que además; usó sin disimular toda su influencia haciendo que el Club Libertad la proclamase, y hasta hizo que el periódico El Liberal se constituyera en su órgano propagandístico. ¡Inaudito: un acérrimo unitario, liberal, y por añadidura; muy amigo de Sarmiento, llevando del brazo al gobierno a un urquicista y federal a machamartillo! Es que más allá de pensamientos diferentes, aquellos dos hombres coincidían en privilegiar lo que consideraban las conveniencias de la provincia. Fue Febre quien en agosto de 1878 expresó en carta a Antonio del Viso (por entonces gobernador de Córdoba) su intención de integrarse a una liga de gobernadores para actuar de consuno en las cuestiones electorales, y también fue él quien en 1879, presidió en Concepción del Uruguay el acto de proclamación de la candidatura de Julio A. Roca a la presidencia de la República. Así las cosas, elegidos Antelo gobernador para el período 1879-1883 y Febre senador nacional (que lo sería desde 1880 hasta 1889), el primero, agradecido, se propuso a sí mismo que llegado el momento, devolvería gentilezas propiciando y auspiciando el retorno del segundo al gobierno provincial.
Y tal como a su turno lo había hecho Febre, Antelo se sumó a la liga de gobernadores que sostenían la candidatura de Roca; si bien es menester citar que tuvo en eso un “pequeño desliz”: la feroz oposición al Zorro en Buenos Aires, movió al presidente Nicolás Avellaneda a designar, el 28 de agosto de 1879, ministro del Interior a Sarmiento —lo cual en la práctica implicaba oficializar la postulación de éste a la presidencia en tanto se lo convertía en amo y señor de las situaciones provinciales—, y ante esa circunstancia Antelo, empeñado en identificarse con el gobierno nacional a como diera lugar, se apresuró a enviar al sanjuanino un telegrama de felicitaciones en el cual consignaba que adhería complacidísimo (sic) a su candidatura. No obstante, convengamos en que ello no significaba una defección de Antelo, ya que por esos días hasta Roca dudaba seriamente de sus posibilidades reales de presidir la República (y así lo entendió él mismo, porque superados todos los escollos y una vez en el poder luego de la guerra civil de 1880, nada hizo contra Antelo —a quien dicho sea de paso, le cupo una destacadísima participación en lo militar a favor de la Nación—, sino que por lo contrario; siguió brindándole su apoyo —y de hecho, los electores de Entre Ríos, a instancias del gobierno provincial, habían votado por él—).
En cuanto a los otros dos postulantes a la gobernación, es decir Diógenes de Urquiza y Eduardo Racedo, el primero no tenía mayores méritos que exhibir y no contaba más que con la portación de un apellido notable, y encima; su candidatura iba a contrapelo de los tiempos político-sociales que corrían en la provincia, ya que tanto Febre como Antelo habían harto evidenciado su voluntad de favorecer la conciliación y pacificar los espíritus; mientras que él, para los sectores del jordanismo que aún pervivían, representaba poco más o menos que una ofensa intolerable.
Muy distinto era el caso de Racedo, quien contaba con simpatías y muy sólidos apoyos en el autonomismo cordobés en tanto era amigo y socio comercial del gobernador Miguel Juárez Celman, y mantenía estrechos vínculos con el ministro del Interior del gobierno nacional: Antonio del Viso. Así, en esa partida era Racedo quien parecía tener los mejores naipes, pero… parecía, nomás; porque hasta allí, le faltaba contar con el elector principalísimo: el presidente Julio A. Roca, quien a pesar de que Racedo había sido uno de sus altos oficiales en la Expedición al Río Negro, y de haberlo ascendido al grado de coronel mayor (equivalente al de general de brigada); no lo consideraba amigo.


De mantenerse ese statu quo, el triunfo de la candidatura de Febre (quien era el preferido por Roca) estaba asegurado; pero sabido es que a seguro lo llevaron preso y ocurrió algo que vino a dar por tierra con esa expectativa: su voto ( el de Febre quiero decir) en el senado de la Nación (como consigné precedentemente, era senador por Entre Ríos) contrarió la política presidencial en la cuestión intervención federal a Santiago del Estero, y entonces al desconfiado Zorro, los rumores que circulaban insistentemente vinculando a Febre con Dardo Rocha (y que hasta entonces había desdeñado), se le convirtieron en certezas.
Súbitamente todo mudó de color: el órgano periodístico “oficial” del roquismo, es decir, el diario La Tribuna Nacional, que venía ninguneando a Racedo y ensalzando a Febre, dio un giro de 180° tanto en la opinión que sustentaba, como así también en el favorecido por su propaganda proselitista: en sus páginas los denuestos para el uno se transformaron en elogios y las alabanzas para el otro se tornaron acerbas críticas. Ante semejante andanada, el ahora cascoteado y muy dolorido Febre renunció su candidatura; Antelo, que era quien la venía sosteniendo, se vio obligado, por expresas y precisas instrucciones de Roca, a favorecer la de Racedo; y este último terminó siendo elegido y proclamado gobernador. Eso sí: hasta donde me es dable saber, Afrodita-Racedo no le concedió a Paris-Antelo el amor de ninguna Helena para sobornarlo a fin de que le diera la manzana dorada de la gobernación (la que dicho sea de paso, desempeñaría de un modo excelente). Ah, y Juno-Febre no mereció del Zorro ni siquiera que éste, antes de matar su candidatura, le dijese: “nada personal, sólo son negocios”: la amistad entre ellos se quebró, y en 1889, tras cumplir su período como senador, hubo de abandonar definitivamente la política.
Y para concluir, permítame usted, querido lector, que abuse un tanto de su tiempo poniendo la lupa sobre el extraordinario talento periodístico y la agudísima percepción de Stein, cuyo vaticinio expresado en ese elocuente “hay gustos que merecen palos” del epígrafe, resultaría a la postre certero en tanto predijo más de un año y medio antes del desenlace de los sucesos lo que con exactitud ocurriría en torno a la cuestión gobierno de Entre Ríos. ¿Información privilegiada, sesudo análisis, asombrosa intuición? ¿Cuál de todos esos factores habrá sido el que mayor peso tuvo al momento de conducirlo a profetizar con precisión lo que iba a acontecer? Chi lo sa… pero tengo para mí que fueron todos ellos; más el plus que otorgan la objetividad y el desprejuicio: lo que Olegario V. Andrade no atinó a ver y expresar en La Tribuna Nacional (diario roquista enragé); sí fue clara y perspicazmente captado y señalado por Stein en El Mosquito (periódico que si bien por entonces navegaba plácidamente en las aguas del roquismo; también lo haría después con igual comodidad en las del juarismo).
Stein tenía la posta. ¡Y vaya si la tenía!

-Juan Carlos Serqueiros-
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REFERENCIAS DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS

AGN. Biblioteca Ernesto Celesia. Tomo I: Libros y publicaciones periódicas. AGN 17376.
Alonso, Paula. En la primavera de la historia. El discurso político del roquismo a través de su prensa en los años 80 (en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, 3° serie, n°15, 1° semestre 1997, págs. 35-70).
BNMM. Hemeroteca. Periódicos. El Mosquito, año XIX, ed. n° 975, 11.09.1881.
Diario La Prensa. Buenos Aires, ed. 25.10.1882.
Diario La Tribuna Nacional. Buenos Aires, eds. 14.07.1881, 26.04.1882 y 03.11.1882.
Duarte, María Amalia. Roca y la Liga de gobernadores en el Litoral (en Investigaciones y Ensayos n° 37 en/jun. 1988 págs. 265-290. Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1988).
Reula, Filiberto. Historia de Entre Ríos. Política, étnica, económica, social, cultural y moral t. 2. Editorial Castellví, Santa Fe, 1971.
Rivero Astengo, Agustín. Juárez Celman. 1844-1909. Estudio histórico y documental de una época argentina. G. Kraft, Buenos Aires, 1944.
Rosa, José María. Historia argentina t. 8. Editorial Oriente, Buenos Aires, 1974.
Urquiza Almandoz, Oscar F. Historia de Concepción del Uruguay 1783-1890. Editorial Entre Ríos, Paraná, 2002.

sábado, 21 de septiembre de 2024

CONSECUENCIAS DE DESCONOCER EL ENOJO




















Escribe: Gabriela Borraccetti *

Puedo ser desmesurada a la hora del enojo al punto de no medir distancias, extender un brazo, tirar un jarrón, meter una uña o rasgar una hoja de papel. Puedo gritar del dolor y de la desesperación si me siento herida, y de golpe; parar y no volver a hablarte jamás. Podría ser bruta, atropellada, impulsiva; pero sé que no podría salirme de cauce sin motivo.
De seguro, la sensibilidad ayuda mucho a percibir en todo más causas e implicancias que las que percibe quien está frente a mí o en contra de mí. Y por desgracia, el tiempo suele demostrar que estaba en lo cierto; aunque eso no me beneficie ni me deje en un sitio de mayor sabiduría ni nada que se le parezca.
Puedo ser y hacer cosas de las que muchos se esconderían antes de tener que confesarlas, pero la vergüenza sólo invade a quien es hipócrita y se ve compelido a guardar una imagen que lo deja habitar en la mentira de una calma aparente y un orgullo tonto que se vanagloria al dárselas de "pacífico y racional" a la hora del conflicto. Quien se enoja de verdad, no puede esconder que la sangre le hierve; salvo que esté totalmente desconectado de su ira, caso en el cual, también abruptamente, veremos cómo la rabia le llega desde el exterior, cosa que pueda enfrentarse como en espejo a su verdadera, completa y dual naturaleza. Enojarse debería ser algo más que como caminar o comer, y sólo a partir de reconocernos irascibles podemos comenzar a observar otras formas de manejar el impulso.
No obstante (y por desgracia); la asertividad, la furia y la cólera son la parte denostada de nuestra unicidad que extirpamos por ser motivo de escarnio, apareciendo luego por esta causa desde el exterior.
Por supuesto, puede parecer exagerado lo que digo, sin embargo; deberíamos comenzar por admitir que vivimos en extremos emocionales: o reprimimos el enojo totalmente o le damos un cauce mortal, sin remedio y sin retorno. Nos reconocemos una sociedad muy agresiva, pero no sabemos de dónde proviene ese impulso tan destructivo y devastador. Aún así, a nadie se le ocurriría pensar que todas las veces que debió encolerizarse y no lo hizo, ese nudo de ira se guardó en un sitio en el cual se acumula la memoria que alimenta al colectivo en el que vivimos, y aunque queramos declararnos inocentes de culpa y cargo; somos tan culpables como quien lanzó el primer tiro o asestó la primera puñalada que vimos en el noticiero.
Es preferible un gran enojo a tiempo, aunque nos llamen locos o nos señalen; antes que seguir empachados de esa violencia indirecta, pasiva, anodina y traicionera a espaldas de todos que lleva en el murmullo de oreja a oreja el veneno de no poder estar envenenados, a la vez que siembra día a día una bomba que al explotar, no puede ser menor que la arrojada sobre Hiroshima.
Respeta a tu enojo tanto como respetas a tu bondad, a tu humanidad, y a tu paciencia. No existe ningún dios que no se cobre represalia cuando no se le rinden los debidos honores. Y esos dioses viven contigo y en ti; no fuera del mundo que has decidido crear para vivir.
Lo que no aceptamos como parte de nuestro ser, aparecerá como destino dándonos una bofetada desde el exterior.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

SHE'S GONE
















Escribe: Juan Carlos Serqueiros

—Ella se ha ido —le cuenta a Cleo. Feliz Navidad, amigo.
Se sienta en el escritorio, se envuelve el cuello en el echarpe nuevo y bebe, con la sensación deprimente de que algo le falta. (Lawrence Sanders, "Los archivos de Timothy")

—Me acuerdo, ¡claro que me acuerdo! Y además; vívidamente –espeta evocador el tipito para sí.
Corría 1976 cuando los Black Sabbath lanzaron Technical Ecstasy. Tenía por entonces 20 años y hacía algo más de dos había dejado la casa de sus viejos para irse a vivir solo, yendo a parar a una pieza mugrosa situada en una pensión de mala muerte regentada por una vieja paraguaya que, para él, era la encarnación misma de la hijaputez. Hasta allí, ya había pasado por tres trabajos, todos de mierda, retribuidos miserablemente. Y dos de ellos en pueblitos perdidos, de esos en los que toda la diversión consistía en un rato de charla en el Club Social con el farmacéutico o con el médico o con el gerente del Banco Nación —al otro personaje (el comisario), lo esquivaba cuidadosamente, porque el tipito no la iba con la yuta—. 
Ahora andaba por el cuarto laburo y la guita continuaba sin alcanzarle (ganaba un sueldito exiguo, como peón industrial en una fábrica de ladrillos cerámicos, con turnos rotativos), y para peor; se había enroscado mal con la timba, de modo que nunca le quedaba una moneda como para morfar más o menos digna y decentemente. Comía toneladas de caramelos Media Hora para engañar al estómago, llegó a pesar 90 kilos y estaba flaco como una alfajía.
Así las cosas, en la universidad (como no podía ser de otra manera), le iba como el orto: con el asunto de los turnos rotativos en el trabajo, eran más los días que faltaba que los que asistía. Y para colmo, con la mil veces funesta y terrible tiranía militar que azotaba al país, cuando él llegaba al comedor universitario a las doce y pico de la noche después de salir de clases; ya lo único que quedaba en la olla del guiso eran unos pocos fideos o granos de arroz pegados en el fondo, los que devoraba hambriento e invariablemente trasegaba con una jarra de vino tinto Toro, Talacasto o algún otro querosén por el estilo. Ciertamente, no se lo podía acusar de bon vivant.
Y para completar el cuadro de esa etapa de su vida tan exitosa en fracasos, a pesar de que siempre las minas lo habían encontrado atractivo al punto de que se las hacía al brochette garchando con la que raye; en lo sentimental él parecía no durarle a nadie y nadie le duraba a él. Si de dramones y romances turbulentos y efímeros se trataba, él estaba hecho a medida, o más bien se diría… customizado.
También recuerda que en general, ese disco no le había parecido gran cosa, ni siquiera “Gypsy” —canción con la cual cabría inferir a priori que él debió haberse identificado un cachito, porque en ese tiempo se había encamotado con una gitana que hacía variedades en un parque de diversiones de esos bien pobretes, y alucinaba con que juntos se irían muy lejos de este mundo abandonado (Litto Nebbia dixit)—. Pero eso sí: un tema en especial, una balada, le había volado la marota: “She's Gone”, cuya temática giraba en torno a la devastación experimentada por un hombre abandonado por la mujer a la que creyó el amor de su vida.
Y claro, una canción que al tipito le caía como el consabido anillo al dedo: triste, melancólica, densa, bien darkita, depre a full, y de yapa; la magistral guitarra acústica de Tony Iommi desgranando notas desgarradoras, más la voz atormentada de Ozzy Osbourne, que tal parecía que más que cantar; lo estuvieran eviscerando arrancándole las tripas con tenazas al rojo vivo.
Ahora, ya muy lejos de todo aquello, mientras afuera bate la lluvia y arrecia el viento, se sorprende sintiendo a menudo que es feliz, por más que aún en esos breves instantes de felicidad; él perciba que subyace un dejo de tristeza que quizá —sólo quizá— sea congénita... 
Bruscamente se levanta del sillón, escancia más ron en su vaso y mueve la cabeza de arriba hacia abajo como asintiendo a sus propios pensamientos. —Fiero de atravesar el duelo por desamor... —musita de súbito y para sus adentros. 
Y de pie frente al espejo, el tipito brinda: —Por vos, dolor, porque fuiste lo que me salvó de la locura… o de la muerte.


-Juan Carlos Serqueiros-




domingo, 15 de septiembre de 2024

TAREA FINA (REPUBLICACIÓN)























Escribe: Juan Carlos Serqueiros


Tarea fina
(Beilinson-Solari)

Quemando la turbina te escapás
vas a volver a herirme otra vez?
en tu ternura está acechándome
una buena traición de mujer
que echa hielo y brasas en mi corazón
(fumando en la oscuridad)
Sobrio no te puedo ni hablar
estoy perdido sin mi estupidez
un auto guapo va a venir por vos
y nada va a cambiar
vas a vivir
en el delta en un lanchón
buscando de qué reír
Le das la copa al fin, al vencedor
tarea fina, perdida en mi soledad
no sé si no me gusta más que el rock
(nunca lo vi llorar)
si no va sin freno no anda bien
ni me encadena a su show
Con las piernas más bonitas
las más lindas piernas que vi
y un juego rico de amores
caída libre para dos.

No pienses que te han abandonado; entiende que dentro tuyo existían objeciones a seguir en esa situación, aunque no te hayas escuchado. El dolor no es porque nos dejan; es porque no nos hemos animado a pensar que merecemos el amor sin tener que ganarlo ni aceptar lo que nos dan, aunque sea, a cuentagotas. Quien se ha ido es tu espejo. No seas vos quien abandone a su corazón. (Lic. Gabriela Borraccetti)

Utilicé estas frases de Gabriela, mi esposa, porque me vinieron de perlas para ilustrar una situación que se pinta a través de una letra solariana de gran dramatismo y sufrimiento; pese a la intención festiva, de "descomprimir", del autor.
El título alude a un chabón de condición humilde, que está enamorado de una mina finoli, de las "caras" (la letra la pinta no como una aristócrata de nacimiento o formación; sino como alguien que busca estar en ese segmento de la sociedad que tiene acceso a lujos y caprichos). Él ve como algo inaccesible lograr su amor perdurable y sincero; por eso define como una "tarea fina" el haber conseguido que ella, aunque sea transitoriamente, le dé pelota (insoportable situación y más nefasta decisión).
“Quemando la turbina te escapás / vas a volver a herirme otra vez?”: La mina estuvo un rato con el chabón, pero para él, eso es efímero, no lo conforma. Ella se va a alejar enseguida ("quemando la turbina te escapás"). Por su parte, él sabe que no la tiene permanentemente, que ella privilegia otras cosas y que en función de eso, se va a ir a los pedos en busca de esas otras cosas (lujos que el pobre tipito no puede darle). Y cuando ella se le piante, él va a quedar profundamente herido ("vas a volver a herirme otra vez?", escribe Solari apelando -adrede, por supuesto; no se trata de un error- a una licencia poética en forma de redundancia).
“En tu ternura está acechándome / una buena traición de mujer”: La mina ahora está con él, pero es sólo un momento, algo que va a terminar rápidamente. Él lo sabe, y sabe también que ella se va a ir en pos de lo que ambiciona. Ella se lo puso clarito de entrada y él entiende de antemano que la mina va a transar con otro tipo (alguien con guita, que le va a dar las cosas que desea). La minita no lo engaña ni le miente, y él sabe que las cosas son así y así las aceptó, pero a pesar de que lo sabe; no puede evitar sentir que ella lo "traiciona". Es todo un juego perverso de la piba (con el consentimiento de él, que se presta a ello); pero también es "culpa" del chabón que se banca esa situación...
“Que echa hielo y brasas en mi corazón / (fumando en la oscuridad)”: Está hecho pelota, fumándose un faso y cavilando sobre lo que le pasa con la mina ("fumando en la oscuridad"), esa que arroja sobre su corazón "hielo y brasas". Es excelente la metáfora, porque alude a que ella le "enciende" el corazón, lo apasiona ("brasas"), pero a la vez; es tan fría en su objetivo de conseguir las cosas que desea y que el pobre tipito no puede darle, que le "echa hielo" en el corazón...
“Sobrio no te puedo ni hablar / estoy perdido sin mi estupidez”: Se refiere a que solamente estando en curda él se pudo haber animado a encararla (“sobrio no te puedo ni hablar”). 
Él considera a esa mina como una diosa inalcanzable, que no es para él. Y "sabe" que enamorarse de ella sólo le va a acarrear dolor y sufrimiento, sin embargo; hay como un lado masoquista en el chabón: incurre en la "estupidez" de sufrir por ese "amor" inalcanzable. Pero además la metáfora encierra otra significación: con lo de “estoy perdido sin mi estupidez”, el Indio se refiere a que el tipito actúa el juego ese de “hacerse el boludo para pasarla bien” digamos: el chabón es consciente de que la mina lo tiene de las bolas, que lo trata como a un pelotudito y que hace con él lo que se le da la gana; pero transa con esa situación porque no le queda otra que hacerse el gil e inspirar lástima; ya que en cuanto se rebele contra eso o haga siquiera un amague de no tolerarlo, la mina se le pianta; entonces no tiene otra alternativa que seguir aparentando esa “estupidez” sin la cual estaría “perdido”. Una situación horrible…
“Un auto guapo va a venir por vos / y nada va a cambiar / vas a vivir en el delta en un lanchón / buscando de qué reír”: Bueno, una obviedad: un chabón con guita la va a venir a buscar a la mina en un auto glamoroso para llevársela con él. Ese tipo le va a dar una vida lujosa, rumbosa como la que ella quiere, por ejemplo, viviendo en un yate en el delta... "Y nada va a cambiar", es decir, no hay ninguna posibilidad de que ella postergue sus ambiciones para quedarse con el pobre tipito que la ama (o cree amarla); ella tiene otros objetivos, persigue otras cosas. No obstante, el chabón se hace la película pensando que la mina, en realidad, no va a ser feliz con el tipo de guita que se la lleva; cree que ella va a sentir sólo la alegría ficticia de disfrutar de las cosas materiales que el ricachón puede darle ("buscando de qué reír"); pero que le va a faltar el amor sincero de él. Una lectura errónea de la situación la suya, digna de un imbécil obnubilado; porque se niega a aceptar lo que es evidente, lo que sus propios sentidos perciben: la minita es una turra, re guacha, que sabe perfectamente lo que quiere y cómo conseguirlo. Y él es un pobre infeliz que resigna hasta su dignidad, sólo por no aceptar lo que sabe que es de una manera determinada.
“Le das la copa al fin, al vencedor / tarea fina, perdida en mi soledad”: Listo, ya está, perdió: la mina se va con el tipo de guita ("le das la copa al fin, al vencedor"). Asimila eso con la imagen de alguien entregando un trofeo al ganador de una competencia, por ejemplo, una carrera.
“No sé si no me gusta más que el rock / (nunca lo vi llorar)”: El tipo es un cultor fana del rock y compara a la mina con eso, afirmando que "nunca lo vio llorar" (al rock). Asume una engañosa actitud de curtido, duro, y trata de auto convencerse de que no debe llorar por la pérdida de la mina, porque después de todo; él ya sabía que la cosa iba a ser así. Y sin embargo, detrás de esa “derrota” que acepta resignado (porque otra no le queda); en realidad está rumiando su despecho, su dolor y su rabia al verse abandonado.
“Si no va sin freno no anda bien / ni me encadena a su show”: Un "consuelo" forzado y tonto. Está diciendo que las minas de ese estilo, al igual que el rock, si se topan con alguien que "les ponga un freno", la cosa con ese alguien no va. Admite que la minita, en caso de no haber consentido él en perder su dignidad y dejar que ella haga lo que se le canta, incluso yéndose a curtir con chabones de guita para satisfacer sus ambiciones de lujos; lo hubiera rajado (que de todas maneras, lo termina rajando), o quizá ni siquiera la habría tenido un rato. Y hay como una resignación suya de "encadenarse" al "show" que ella monta. En síntesis, sigue contemplando de manera incorrecta y desacertada todo el contexto.
“Con las piernas más bonitas / las más lindas piernas que vi / y un juego rico de amores / caída libre para dos”: Comienza aludiendo a la manera en que la mina lo atrajo, focalizando su belleza en las piernas, la parte que más lo impactó, y termina diciendo que en un "juego rico de amores" -refiriéndose con lo de "rico" por partida doble a lo inagotable, rico, sincero de su propio amor por la mina, y a lo "rico" del chabón que termina quedándosela- perdieron los dos, tanto él como ella ("caída libre para dos"). En definitiva, el Indio está remarcando que el chabón sigue teniendo una idea equivocada respecto de la lectura que hace de la situación: sigue convencido de que si bien él perdió (porque no se pudo quedar con la mina), ella también "perdió" -refiriéndose a que la mina "se perdió" un amor sincero y puro como él presume al suyo-; cuando en la realidad queda claro que ella ni remotamente lo amaba, o que en todo caso, si lo “amaba”, se trataba de un “amor” bastante mal entendido; ya que lo desecha y prefiere quedarse con sus propias ambiciones de guita y lujos. El pobre tipito no repara en que quien lo abandonó no merece su sufrimiento y que en definitiva, no es la mina quien lo está abandonando; sino que es él quien está abandonando a su propio corazón al no quererse a sí mismo.
En suma, una tristísima historia, desgarradora; por más que tenga música de rocanrol e intencionalidad festiva…


-Juan Carlos Serqueiros-


viernes, 13 de septiembre de 2024

POR ESTE TIEMPO



























POR ESTE TIEMPO
(Poema de Gabriela Borraccetti) *

Por este tiempo en que vos y yo
Compartimos luces y sombras;
Por este trayecto en que aprendimos
(Y seguimos aprendiendo)
A poner alas a nuestras luciérnagas
Y a volverlas más luminosas,
Para tener así la claridad,
La libertad y la alegría,
Esas que flotan en el aire
Aún en medio de las tormentas;
Por este tiempo que comenzó en otoño
Trayéndome mil mariposas,
Y que aún con primaveras antes perdidas,
Me ha llenado el jardín de flores.
Por todo eso estoy aquí,
Sabiendo que junto a vos me quedo
Por el resto de las estaciones
Que mi vida tenga.

-Gabriela Borraccetti-

(*) Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.



martes, 10 de septiembre de 2024

HACER LO CONTRARIO: UN REMEDIO QUE ENFERMA

























Escribe: Gabriela Borraccetti *

La mayoría de nosotros, al sentirnos frustrados, heridos, abandonados o puestos a soportar cualquier situación que cause dolor psíquico o padecimiento, tomamos una posición que reza: "pues entonces, si esto no funciona; haré lo contrario".
Es así como de ser amables y presentes todo el tiempo, practicamos una actitud indiferente y de "a mí no me importa", esperando en secreto que alguien note nuestra ausencia.
También podemos pasar de demostrar nuestros sentimientos a enterrarlos en la primera maceta de tierra, creyendo que ahí abajo desaparecerán y que nos haremos fuertes e invulnerables.
Si en una sociedad nos dicen que para ser felices tenemos que tomar drogas e ir a torturarnos el cerebro con luces y una música que daña los tímpanos, allá vamos; aunque el resto del tiempo seamos bastante silenciosos, nos gusten los ambientes intimistas y aborrezcamos los ruidos.
Si uno tiene un sentimiento de libertad y una consciencia de aburrimiento de la rutina, lo guarda en el subsuelo, empeñándose en encontrar al candidato para toda la vida porque pareciera que si no te casaste aún, no sos normal.
Si nos han abandonado, no abandonamos ni a palos, incluso; aunque no abandonar implique morir de bronca.
En síntesis, hacer lo contrario es como nacer rubio y teñirse de negro creyendo que con eso uno pasó a ser otra persona.
El camino opcional, es aceptar primero que somos muy parecidos a lo que rechazamos y nos hace doler. Que tenemos formas de reaccionar condicionadas por ese dolor y que el modo de resolverlo no es pasar a la vereda de enfrente ya que eso es simplemente otro extremo de la misma cuerda, sino reconocer que ambos extremos (como podrían ser la cabeza versus los pies) son parte de un mismo cuerpo. No por ir haciendo la vertical en la vida, las cosas van a cambiar, ¿no es cierto?
La única forma de dejar de sostener padecimientos proviene de vernos en el espejo que menos nos gusta y tomar consciencia de ello. Una vez ahí, conscientes de lo que estamos haciendo y para qué, ya no es necesario disfrazarnos de lo que no somos, sino encontrar cómo hemos hecho para anudar ese dolor a nuestra identidad.
Si digo, por ejemplo, "baja autoestima", "desamor", "inseguridad", algunos lo asociarán a pérdidas, otros a abandono, otros a celos, otros a competencia, otros a... cualquier cosa que hayan vivenciado como la causa del sentimiento. Entonces no existe una receta posible para todos, no es factible solucionarla con pintar de blanco lo negro o seguir recetas de libros de autoayuda, ya que cambiar no es hacer lo contrario o lo que nos dicen, sino hallar una forma diferente de leer nuestra experiencia pasada; hallar la conexión entre lo que nos duele y sus causas, para ver cómo se hizo posible el rechazar nuestra naturaleza.
No es, pues, cambiar de apariencia lo que nos devolverá el atractivo, no es adelgazando que veremos la vida rosa, ni casándonos, ni teniendo diez hijos, ni siendo exitosos, ni aplaudidos por un millones, ya que todas, absolutamente todas las personas, desde las más famosas, bellas y poderosas hasta las más ignotas, pueden sentirse infelices cuando se encuentras solas en casa.
Recuerda: la transformación jamás es ser lo contrario, puesto que de tener corazón a arrancárselo, se pasa de estar vivo a estar muerto en lugar de pasar a ser otro.
Donde hay una pose, hay un dolor. Ser lo contrario es ser lo mismo, pero de apariencia distinta; mientras que desaprender es la cura.

Lic. Gabriela Borraccetti
Psicóloga Clínica
M. P. 16814

* Gabriela Borraccetti (n. 1965, Vicente López, Buenos Aires), es licenciada en Psicología por la Universidad Argentina John F. Kennedy. De extensa trayectoria profesional, ejerce como psicóloga clínica especializada en el diagnóstico y tratamiento de la angustia, el estrés, los temas de la sexualidad y los conflictos derivados de situaciones familiares, de pareja y laborales. Es, además; poetisa, cuentista, artista plástica y astróloga. Para contactar con ella por consulta o terapia, enviar e-Mail a licgabrielaborraccetti@gmail.com o Whatsapp al +54 9 11 7629-9160.