Escribe:
Juan Carlos Serqueiros
Voy
por la página 406 de Recuerdos que
mienten un poco (lo cual representa un muy buen promedio de lectura, si se
tiene en cuenta que la empecé ayer por la tarde, hasta la noche, y la retomé
hoy a partir de maso las 15 hs., y con las interrupciones obligadas de todo
tipo que son de esperar).
Me
pasan dos cosas con el broli (obviamente, me refiero a cosas...
"extras", digamos; más allá del placer siempre renovado de leer al
Indio -e implícitamente, por supuesto, también a Marcelo Figueras, que es un
escritor de puta madre- quiero significar).
Una
de ellas es que por primera vez desde que tenía 12 años y en un concurso televisivo de
preguntas y respuestas sobre la vida y epopeya de San Martín gané un Método de
Lectura Veloz ILVEM, logré quitarme el hábito de aplicarlo.
Y
no vayan a creer que se trata de una cuestión menor, eh; una vez adquirido, es
un vicio muy difícil de erradicar, lo cual, de suyo; lleva a que uno tenga que
leer tres, cuatro y hasta cinco veces una obra literaria, debido a las páginas
que fue salteando por "culpa" de ese re puto método que uno tiene
incorporado como si se tratara de una compulsión innata, de una marca que se lleva en el orillo como una suerte de estigma.
Por
supuesto, no abrigo esperanza alguna de que esa... enmienda, digamos, que hago
de mí mismo, vaya a prolongarse más allá de finalizada la lectura de Recuerdos que mienten un poco, porque al fin de cuentas, biografía oficial del Indio va a haber esa sola, así que seguramente, no tardaré en volver a caer
en el pecado capital de Lectura Veloz. De hecho, tuve que apelar a castigos auto
infligidos cada vez que estuve a punto de sucumbir a la tentación de saltear
párrafos; porque abstenerse de aplicar el ILVEM, equivale a privarse del tinto
o del pucho: un mono muy difícil de sobrellevar. Y lo estoy logrando (de modo
que pueden aplaudirme, si quieren).
Y
la otra cosa "extra", es por demás alentadora (para mí), porque voy pasando las páginas y observo que, en líneas generales, las interpretaciones
que en su momento había hecho yo de la lírica solariana vienen a resultar, con asombrosa
frecuencia, acertadas. Un ejemplo chiquito, nomás (que por suerte, no es el
único; es simplemente por citar uno solo para no aburrirlos): al referirse a Mi perro dinamita, el Indio dice:
"Cuando se me ocurrió la letra, lo del perro que es un desobediente que ni
siquiera hace el muertito, me causó gracia. Por supuesto, ese tipo de 'ropes',
de perros, somos nosotros" (donde "nosotros" es la banda, los
Redondos, claro). O sea, tal como lo interpretó este servidor de ustedes (así
que acá también están autorizados a aplaudirme e incluso ovacionarme).
Perdón
por la inmodestia, pero bueno, yo también puedo permitirme de vez en cuando una
caricia a mi ego, ¿no? Después de todo, un "certificado" expedido por
las palabras del propio Indio no es, en modo alguno, un premio menor.
Chin
chin por la dupla Carlos Solari - Marcelo Figueras y EL broli. Bebamos de las copas
más lindas. À votre santé!